Oí al Mensajero de Dios -la paz y las bendiciones de Dios sean con él-, diciendo:

«Quien de vosotros vea una mala acción, que la cambie con su mano, si no pudiera con su lengua, y si no pudiera, entonces en su corazón, y esto es lo más débil de la fe».

Lo transmitió Muslim.

Teléfono: 005068493-6876

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miércoles, 16 de diciembre de 2009

Historias de los Grandes Genocidios

Herencia Cristiana

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La Guerra Sucia
Soldados de Cristo en el Siglo XX
por Elias Bernard


En esta página recibimos comentarios muy a menudo diciéndonos que el odio y el crimen cristiano son cosas del pasado y que los cristianos han cambiado. Otros dicen que son los hombres los malos o que lo dijo un Papa hace mucho tiempo. Estas personas parecen solamente leer nuestros capítulos de historia antigua y aparentemente deciden saltar la historia moderna. Parecen no leer sobre la Segunda Guerra Mundial ni sobre el genocidio de Ruanda ni el de Argentina. Es por eso que herencia Cristiana les trae Crónicas de la Guerra Sucia - Soldados de Cristo en el Siglo XX en nuestra sección de Historia de los Grandes Genocidios. Este breve viaje a través de la pesadilla Argentina demostrara que la Iglesia Católica y el presente Papa tienen la misma ideología y modo de operación de exterminio contra sus oponentes que todos los cristianos de toda la historia. Le pedimos que compare estos hechos recientes con los hechos históricos relatados en Herencia Cristiana y el final de evaluar toda la información y las referencias pregúntese ¿Existe alguna diferencia ideológica entre los cristianos de todas las épocas?

Para este país sud americano Católico por ley, la pesadilla del ultimo genocidio en su territorio comienza el 24 de marzo de 1976. Este país habiendo engendrado grandes genocidas y déspotas de talla mundial como Rosas, Roca y Perón poco se hubiera creído que los mas grades monstruos de la historia Argentina estaban aun por venir. Ese día los comandantes de las tres fuerzas armadas derrocan al gobierno legalmente elegido de Isabel Perón. Videla, Massera y Agosti inauguran así su reich de terror, sin precedentes en la historia Argentina. Antes de terminar esta historia su estela de muerte seria 30,000 desaparecidos, miles de encarcelados, exiliados, destrucción de la educación publica y de los hospitales y para coronar sus crímenes una invasión extranjera a un territorio de un país democrático. Tal fue la desfachatez de estos criminales que para esta ultima agresión injustificada mandan como lideres a los más grandes genocidas domésticos, Astiz y Menendez, ya hartos de la sangre de sus victimas locales ampliaban sus horizontes hacia victimas de ultramar.

Ceremonia de la usurpación del poder

Seis meses antes del golpe de estado el Vicario General del Ejercito Monseñor Victorio Bonamin en su Homilía ante el Ejercito del día 23 de Septiembre de1975 ya dejaba vislumbrar el futuro miserable de esta nación. Él dice:

"¿No querrá Cristo que algún día las FF.AA. estén más allá de su función? El Ejército está expiando la impureza de nuestro país... los militares han sido purificados en el Jordán de la sangre para ponerse al frente de todo el país..."

Sus plegarias al Señor, llegaron. Cristo si quiso que las Fuerzas Armadas estuvieran mas allá de su funcion.

Pasarían solo tres meses y el 29 de diciembre de 1975 para que Monseñor Tortolo, Presidente C. E. A. Vicario FF.AA. en un almuerzo en el Plaza Hotel ante la Cámara Argentina de Anunciantes profetizara:

"... se avecina un proceso de purificación... "

(la palabra holocausto significa purificacion)

Una semana después...

Monseñor Bonamin en su homilía del 5 de enero de 1976 en la Iglesia Stella Maris alienta a los soldados del Señor de esta manera:
"La Patria rescató en Tucumán su grandeza mancillada en otros ambientes, renegada en muchos sitiales, y la grandeza se salvó en Tucumán por el Ejército Argentino. Estaba escrito, estaba en los planes de Dios que la Argentina no podía perder su grandeza y la salvó su natural custodio: el Ejército..."

El día del golpe Monseñor Tortolo declara después de entrevistarse con el General Videla y el Almirante Massera la participación directa de la Iglesia Católica de esta forma:

"... si bien la Iglesia tiene una misión específica, hay circunstancias en las cuales no puede dejar de participar así cuando se trate de problemas que hacen al orden específico del Estado..."

Con estas palabras deja cementada la complicidad entre Iglesia y Gobierno De Facto. Sacerdotes que desobedecieron las ordenen de sus superiores fueron ejecutados por traición de la misma manera que un soldado regular del ejercito es fusilado por cometer el mismo acto. Es por esto que es incorrecto hablar de Iglesia de los Opresores e Iglesia de los Oprimidos. La primera tenia su postura bien establecida y la prueba es que ni los sacerdotes traidores se salvaron. La segunda fueron simplemente sacerdotes que traicionaron a su institución y fueron prontamente ejecutados.

Una vez consolidada la alianza, el Coronel Juan Bautista Sassian declara orgullosamente el día 10 de abril de 1976

"... el Ejército valora al hombre como tal porque el Ejército es cristiano..."

El 11 de Mayo de 1976, Monseñor Bonamin bendice las armas en el acto de ascenso a generales de brigada de Arturo Corbetta, Rodolfo Reinoso y Juan Bautista Sassiain, en presencia del Gral. Videla Dice:

" Señor Dios de los ejércitos en cuyas manos está el destino de los pueblos: escucha la oración que te dirigimos implorando Tú bendición sobre estos sables y estas insignias y, en especial, sobre los nuevos generales del Ejército que las reciben como signo de la función y el poder que hoy asumen. Saben que su vida de soldado en cumplimiento de sus funciones específicas no está ni debe estar separada de Tu Santa Religión. Estos hombres comparten la misma fe de Tu Iglesia y la quieren vivir a través de la actividad y el servicio propio de la vocación militar que les enseñaste. Como soldados del Evangelio están dispuestos a sacrificarse dando la vida por los hermanos a ejemplo de Cristo, están de parte de la justicia y de la paz, comprometidos por Tu gracia y Tu fuerza a restablecer la armonía del amor, esa armonía quebrantada en nuestro suelo patrio por quienes, según lamentaba el salmista, gritan 'guerra' cuando todos decimos 'paz' ..."

Estas declaraciones no dejan ni una sola duda sobre la alianza entre iglesia y estado. Noten el espíritu que demuestra un fin común y el doble discurso al final.

El 1 de mayo de 1976 el Documento de la Conferencia Episcopal Argentina trata de justificar el proceso contra el pueblo como así también la eliminación de sacerdotes traidores. El asesinato de ciudadanos y la instalación de campos de concentración la denomina “cortes drásticos que la situación exige” y califica a los curas traidores como aquellos que “buscara con pretendidas razones evangélicas implantar soluciones marxistas..."

El párrafo completo dice:

"... hay que recordar que sería fácil errar con buena voluntad entre el bien común si se pretendiera que los organismos de seguridad actuaran con pureza química de tiempos de paz, mientras corre sangre cada día, que se arreglaran desórdenes, cuya profundidad todos conocemos, sin aceptar los cortes drásticos que la situación exige; o no aceptar el sacrificio, en aras del bien común, de aquella cuota de libertad que la coyuntura pide, o que se buscara con pretendidas razones evangélicas implantar soluciones marxistas..."

A esta altura de lectura recibimos quejas como: “pero estos Monseñores y Obispos podrían haber actuado independientemente del Papa y de la Organización Católica”

Felizmente el Nuncio Papal, Monseñor Pío Laghi nos clarifica la historia el día 17 de junio de 1976 declarando las metas en común entre el genocida General Videla y el Santo Padre Juan Pablo II de esta manera:

"... Hay una coincidencia muy singular y alentadora entre lo que dice el Gral. Videla de ganar la paz y el deseo del Santo Padre para que la Argentina viva y gane la paz..."

Por supuesto ganar la paz significaba eliminar a toda competencia ideológica.

Diez días mas tarde el Nuncio declara en Tucumán provincia al norte del país:


"... el país tiene una ideología tradicional y cuando alguien pretende imponer otro ideario diferente y extraño, la nación reacciona como un organismo con anticuerpos frente a los gérmenes, generándose así la violencia... en este caso habrá de respetarse el derecho hasta donde se pueda..."

"... los valores cristianos están amenazados por la agresión de una ideología que es rechazada por el pueblo. Por eso cada uno tiene su cuota de responsabilidad, la Iglesia y las FF.AA.; la primera está insertada en el Proceso y acompaña a la segunda, no solamente con sus oraciones, sino con acciones en defensa y promoción de los derechos humanos y la patria..."

El Nuncio como representante de un Estado extranjero habla de su aliado, las fuerzas Armadas Argentinas y la guerra contra el enemigo común . Por otra parte el Nuncio Papal en su doble discurso se “olvida” que el Vaticano había condenado a los derechos humanos 91 años antes como un principio anticristiano. Mas adelante los discursos eclesiásticos nos demostraran que la ideología que realmente querían combatir era la democracia y los derechos humanos y no necesariamente el comunismo como se dice.

Diez años después de los hechos descubrimos a quienes realmente se combatía, durante una misa de Córdoba dijo:

"... los seudo héroes que encarnan la revolución francesa en nuestra patria desintegran la tradición hispanoamericana; la trilogía francesa de igualdad, libertad, fraternidad es totalmente subversiva..."

Aquí podemos ver que lo que realmente se combatía era la democracia, la libertad de expresión y los derechos humanos. En esta pagina muchas veces nos han dicho que lo que dijo el Papa León XIII en sus encíclicas eran cosas del pasado, pero no es así. Compare lo anterior con lo siguiente:

"la libertad irrestricta del pensamiento (!) y el hacer saber sus pensamientos no es un derecho del ciudadano" [Leo XIII, Immortale Dei, 1885]

"es ilegal demandar, defender u otorgar incondicionalmente la libertad de pensamiento, la libertad de hablar y la libertad de religión como si estos fueran derechos dados por la naturaleza al hombre." [Leo XIII, Sapientiæ Cristianæ, 1885]

"La libertad de culto es la peor de la libertades, no puede ser suficientemente maldecida o aborrecida, liberty of the Press," [MC151, emph. orig.]

Aquí podemos ver que la denuncia y combate contra la democracia por parte de la Iglesia Católica no es cosa del pasado sino esta mas vigente que nunca. Como hemos visto a través de las eras y como vamos a poder reafirmar mas adelante el antisemitismo, la discriminación y el autoritarismo son parte intrínseca de la filosofía cristiana.

La Aprobación y Conducción del Vaticano

El apoyo no fue solamente moral sino también directo y participativo. La Embajada del Vaticano en Argentina mantenia las listas de las miles de personas que fueron torturadas y desaparecidas durante la Guerra Sucia.
El Cardenal Italiano Pio Laghi, quien respondia directamente al Papa Juan Pablo II en aquel momento, admitio abiertamente a la prensa Argentina que tenia conocimiento directo de casi 6000 casos de personas desaparecidas. Mas tarde en 1995 se conocio que su propia oficina, la Iglesia Catolica Argentina y el Papado mantuvieron listas secretas de muchas de las 30,000 personas que murieron en los campos de concentración argentinos.
Durante estos años un sacerdote de nombre Richards, un argentino irlandés de tercera generación quien editaba un periodico catolico para la comunidad irlandesa recuerda dos veces haber consultado las famosas listas del Embajador del Papa y las de la Iglesia Argentina. El Padre Richards relata su descubriento del macabro sistema en el cual el Ejercito Argentino obedientemente reportaba constantemente toda la información tan rápido como ocurría a la Embajada del Vaticano. La oficina de Pio Laghi sabia exactamente quien estaba vivo y quien estaba muerto.
Otras listas secretas fueron compiladas por Adolfo Tortolo, como asi tambien por Monseñor Grasselli quien confeccionaba las listas como Vicario del Ejercito. En estas listas mantenia alrededor de 2000 nombres los cuales marcaba con una cruz cuando los infelices morian. El mismo Gracelli cuenta el caso de un joven quien servia en el ejercito como soldado reclutado y quien pensaba casarce tan pronto lo liberaran de sus obligaciones. Él desapareció siendo tadavia un soldado y su novia desesperada visito a Grasselli en su carácter de Vicario del Ejercito. Grasselli toma toda la información necesaria para su ubicación y diez dias mas tarde llama a la joven dándole la buena noticia que su prometido se encontraba con vida en un campo de concentración de la ciudad de La Plata. Cinco dias mas tarde Grisselli pone una cruz junto a su nombre y llama a la desafortunada novia.

La Guerra Sucia y los Valores Cristianos

Todo estratega sabe que un soldado con un propósito divino vale por diez, es por esto que los soldados mas efectivos generalmente son indoctrinados en forma religiosa. Un propósito divino alienta también enormemente a aquel que esta por entregar su vida a beneficio de las ideologías de otros. El propósito divino no solamente le da un sentido al soldado sino que le da también la esperanza de una ganancia propia de ultratumba. La demonización del enemigo es también un elemento básico en la preparación de un soldado.

Las declaraciones de Monseñor Tortolo el 25 de Abril de 1976 nos muestran la habilidad y el fervor con que las tropas de represión fueron instruidas. En esta ocasión él dice:

"... ruego a Dios que infunda a los integrantes del Arma de Caballería pasión por el bien y odio por el mal... "

El proceso de demonización del enemigo continua aun más, en relación directa con la escalada de violencia. Como esto fue una guerra civil, la demonizacion no solo sirvió para darle coraje a los soldados sino también para anestesiar moralmente a la población. El 9 de septiembre de 1976, Monseñor Olimpo Maresma de Mendoza en el Acto por el 65 Aniversario de la coronación pontificia de la Virgen del Carmen de Cuyo dice:

"... el enemigo vive en nuestro interior y lo que es más grave, está alojado en el interior de muchos argentinos. Por eso nuestro trabajo debe ser total: debe abarcar el cuerpo y el espíritu... estamos en una guerra casi civil que no hemos declarado y que nos han declarado..."

Es importante aclarar que nadie puede justificar a aquellos que habían usado la violencia para atentar contra el orden democrático y legal. Hasta con esos criminales no se justifica la tortura y campos de concentracion, pero un estudio a fondo de la guerra sucia nos muestra que aunque estos fueron eliminados por las acciones militares al cabo de pocos meses, los represores continuaron las matanzas contra los verdaderos enemigos del Gobierno De Facto y la Iglesia. Estos verdaderos enemigos de la dictadura y de Dios eran aquellos que pensaban y avocaban el orden democrático y los ideales constitucionales. Un par de años después de la vuelta al orden constitucional el Padre Manuel Beltrán durante la Misa de FAMUS dice:

"... con la democracia llegó el destape anticlerical, el auge de la droga, la delincuencia y la pornografía..."

Las fuerzas Militares y el Poder Religioso realmente detestaba mas a la democracia que a cualquier grupo armado terrorista. La destrucción de los grupos armados realmente tomo poco tiempo después del Golpe de Estado, el grueso de las victimas fueron opositores políticos y religiosos.

En el libro Nunca Mas, informe de la CONADEP sobre la acción represiva y los desaparecidos durante la dictadura militar en Argentina desde 1976 a 1983, se puede ver que en muchos casos el crimen era solo pensar. También se puede comprender el verdadero sentido religioso de esta barbarie. Nunca Mas dice:

“La defensa de Dios y los valores cristianos fue una motivación ideológica simple para que pueda ser entendida por los represores, hasta en sus más bajos niveles organizativos y culturales. Esta necesaria identificación se hacía para forjar en todo el personal represivo «una moral de combate» y un objetivo tranquilizador de sus conciencias, sin tener la obligación de profundizar las causas y los fines reales por los cuales se perseguía y castigaba, no solo a una minoría terrorista, sino también a las distintas expresiones políticas, sociales, religiosas, económicas y culturales con tan horrenda metodología.”

¿Ha cambiado algo el cristianismo en 1700 años? ¿Ha cambiado algo desde que Constantino comenzó su carrera de exterminio contra la competencia filosófica del cristianismo?


Videla es un verdadero soldado cristiano


Videla actuó dentro de las normas de la religión cristiana.

Él mismo dice:

Los que dicen que soy hipócrita, que cómo puede comulgar, y esas cosas... No hay contradicción en mí. No hay dualidad en absoluto. Esto daría para hablar toda una tarde, es una cuestión filosófica. Yo digo que soy religioso y no creo ser hipócrita. No es contradictorio lo que la religión me impone y el deber que el Estado me imponía.

Videla no solament fue un ser guiado por Dios, sino también todos los genocidas de la época, como nos recuerda el Monseñor Bonamin el 10 de Octubre de 1976 cuando en Tucumán y junto al General Bussi dice:

"... La Providencia puso a disposición del Ejército el deber de gobernar, desde la presidencia hasta la intervención de un sindicato..."

¿Se necesita mas bendición que esto?

Solo una semana después, el 17 de Octubre de 1976, Monseñor Tortolo en sus palabras de clausura de la "Semana de religión y moral", donde se otorgaron premios a la "virtud militar" define claramente los tintes religiosos del conflicto de esta forma:

"... soldados, hay dos alterativas: ser fieles o traidores a Dios y a la Patria. Los paños tibios o los medios términos no corren en esta hora del mundo..."

Solo habían dos alternativas ser soldado del Señor o traidores al Señor. ¿Después de esto pueden negar su posición la Iglesia Genocida?

Para reafirmar la posición, pocos días después, el 29 de Octubre de 1976 Monseñor Tortolo Declara que el soldado de la guerra sucia es un soldado cristiano de esta forma:

"... hay gente católica que ha recibido la confirmación, que se alza contra la Nación Argentina, destruyéndola. Cuando quienes la defienden reaccionan contra esa actitud destructiva, dicen que ellos son los perseguidos, tergiversan el espíritu y la mentalidad de Cristo.... Dios habita el alma del soldado que va con Cristo y por Cristo a cumplir con su deber, rechazando a quienes se alzan contra el país..."

Hasta años después en diciembre del 82 el General Cristino Nicolaides en el discurso de despedida ante el pase a retiro de Mons. Bonamín. Dijo:

"... Cuadros y tropas lo recibían sedientos de su prédica, sustento imprescindible para afrontar los esfuerzos y superar las incomprensiones... su consejo aseguraba definitivamente el buen rumbo de la espada... es un auténtico soldado de Cristo y de la Patria..."

El General sabia muy bien a quien servia. Si General, eran soldados de Cristo.

El Antisemitismo: Ingrediente Fundamental en Cualquier Inquisición

Como en todas las inquisiciones anteriores, los filósofos, librepensadores, dueños de libros, amantes de la libertad y científicos fueron las victimas de los soldados de Dios. También es obligatorio incluir entre las victimas a los judíos, porque sin judíos muertos una matanza no es digna de llamarse una batalla para el Señor.

Como es de esperar en la Guerra Sucia hay ejemplos de sobra. Aquí citamos algunos casos como fueron investigados y presentados en el libro Nunca Más.

Según el testimonio de R. Peregrino Fernández, oficial de la Policía Federal y miembro del grupo de colaboradores del Ministro Harguindeguy, se conoce que:

«Villar (Alberto, luego Jefe de la Policía Federal) y Veyra Jorge Mario, Principal de la Policía Federal) cumplían las funciones de ideólogos: indicaban literatura y comentaban obras de Adolfo Hitler y otros autores nazis y fascistas» .

Esta ideología llevó a una especial brutalidad en el trato de los prisioneros de origen judío. En el C.C.D. La Perla, Liliana Callizo (Legajo N° 4413) «escuchaba los gritos de Levin cuando lo golpeaban e insultaban por ser judío...» ; Alejandra Ungaro (Legajo N° 2213) relata que luego de ser golpeada, sobre todo en la espalda y la cabeza «me pintaron el cuerpo con svásticas en marcador muy fuerte» . En el C.C.D. El Atlético «represor que se hacía llamar "el gran führer" hacía gritar a los prisioneros: "¡Heil Hitler!" y durante la noche era normal escuchar grabaciones de sus discursos» (D. Barrera y Ferrando&emdash;Legajo N° 6904).

En el reconocimiento realizado por esta Comisión el 24-5-84 en el centro clandestino OLIMPO, el testigo Mario Villami (Legajo N° 6821) señaló el lugar donde estaba la sala de situación y dijo:

«Vi una cruz svástica puesta sobre una pared y hecha en papel pintado» .

De otros testimonios surge también la admiración e identificación con el nazismo,

«Cuando nos golpeaban nos decían: "¡somos la Gestapo!» (Reyes, Jorge -Legajo N° 2563, C.C.D. Regimiento 1° Patricios).

Esta admiración podría ser una causa para aumentar el castigo, como describe Elena Alfaro (Legajo N° 3048), detenida en el Centro Clandestino de Detención EL VESUBIO:

«Si la vida en el campo era pesadilla para cualquier detenido, la situación se agravaba para los judíos, que eran objeto de palizas permanentes y otras agresiones, a tal punto que muchos preferían ocultar su origen, diciendo por ejemplo que eran polacos católicos» .

O bien, podía ser también motivo para aliviar los sufrimientos de las víctimas. Como ocurrió con Ruben Schell (Legajo N° 2825), quien estuvo prisionero en el Centro Clandestino de Detención Pozo de Quilmes y que por su ascendente alemán corroborado por su fisonomía, vio mejorado su trato. Después de una larga sesión de tortura, «Coco» o «El Coronel» al interrogarlo le dijo textualmente: «escuchame Flaco, ¿qué hacés vos entre esta manga de negros?, si con esa pinta tendrías que ser un S.S. (haciendo referencia a los servicios de inteligencia del nazismo) y me muestra una cruz svástica que tenía tatuada en el brazo» , ordenando que desde ese momento le dieran bien de comer, como efectivamente ocurrió. «A partir de ahí no soy más torturado» , agrega Schell.

En el allanamiento realizado en la casa de Eduardo Alberto Cora (Legajo N° 1955), secuestrado junto con su esposa, «después de destruir todo lo que encontraron, los represores escribieron en la pared la leyenda "Viva Cristo Rey" y "Cristo salva". Algunos allanamientos y operativos se hicieron al grito de "¡Por Dios y por la Patria!" » .

Los represores se sentían dueños de la vida y de la muerte de cada prisionero: «Cuando las víctimas imploraban por Dios» , los guardias repetían con un mesianismo irracional «acá Dios somos nosotros » (Reyes, Jorge Legjo N° 2535).

A la detenida Nora Iadarola (Legajo N° 1471) le hicieron repetir quinientas veces «Viva Videla, Massera y Agosti ¡Dios, Patria y Hogar!»

El antisemitismo vino a ser una manifestación más de los grupos represores, dentro de toda una visión totalitaria que el régimen imperante tenía respecto de la sociedad. Nora Stejilevich (Legajo N° 2535) estaba terminando de preparar su equipaje para el viaje que debía emprender a Israel, cuando un grupo de personas penetró en su domicilio buscando a su hermano Gerardo. Ella debía viajar en compañía de algunos profesionales para trabajar en un proyecto de su especialidad. Ese día, el 16 de julio de 1977, luego de revisar toda la casa, secuestrar algunos libros y papeles y comprobar la ausencia de la persona a la que iban a buscar, se llevan a Nora.

«Me amenazaron por haber dicho palabras en judío en la calle (mi apellido) y por ser una moishe de mierda, con que harían jabón...

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Directamente me llevaron a la sala de tonuras donde me sometieron con la picana eléctrica.

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Me preguntaban los nombres de las personas que iban a viajar a Israel conmigo... el interrogatorio lo centraron en cuestiones judías. Uno de ellos sabía hebreo, o al menos algunas palabras que ubicaba adecuadamente en la oración. Procuraba saber si había entrenamiento militar en los Kibutz (granjas comunitarias), pedían descripción física de los organizadores de los planes de estudios, como aquel en el que yo estaba (Sherut Laam), descripción del edificio de la Agencia Judía (que conocía a la perfección), etc. Me aseguraron que el "problema de la subversión" era el que más les preocupaba, pero el "problema judío" le seguía en importancia y estaban archivando información.

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Durante el interrogatorio pude escuchar los grit os de mi hermano y su novia, Grasiela Barroca, cuyas voces pude distinguir perfectamente. Además los torturadores se refirieron a una cicatriz que ambos - mi hermano y yo - tenemos en la espalda, lo que ratificó su presencia en ese lugar. Nunca más tuve noticias de él.

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Días más tarde - concluye Nora - me hicieron saber que mi detención había sido un error, pero que recordara que yo había estado allí» .

Juan Ramón Nazar (Legajo N° 1557) ex director del diario «La Opinión» de Trenque Lauquen, declara sobre uno de los interrogatorios a que fue sometido:

«Los individuos mostraban una actitud fuertemente antisemita. Me preguntaron si conocía el "Plan Andinia”, por el cual Israel se quedaría con una parte de la Patagonia» .

Miriam Lewin de García (Legajo N° 2365), quien estuvo detenida clandestinamente en dependencias de la Fuerza Aérea, relató que:

«La actitud general era un profundo antisemitismo. En una oportunidad me preguntaron si entendía idisch, contesté que no, que só1o sabía pocas palabras. No obstante me hicieron escuchar un cassette obtenido en la intervención de un teléfono. Los interlocutores eran aparentemente empresarios argentinos de origen judío, que hablaban idisch. Mis captores estaban sumamente interesados en conocer el significado de la conversación.

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Con las informaciones obtenidas, confeccionaban archivos, donde incluían nombres y direcciones de ciudadanos de ese origen, planos de sinagogas, de clubes deportivos, de comercios, etc.

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El único judío bueno es el judío muerto, decían los guardianes» .

Daniel Eduardo Fernández (Legajo N° 1131) era un joven de 19 años en agosto de 1977 y tiene el extraño privilegio de haber salido vivo del Centro Clandestino de Detención Club Atlético. De esta imborrable experiencia recuerda que en los interrogatorios:

«Me insistían permanentemente si conocía personas judías, amigos, comerciantes, o cualquier persona, bastando que fuera de religión judía.

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Allí había un torturador al que llamaban Kung-Fu, que practicaba arte marcial con tres o cuatro personas a la vez - siempre eran detenidos de origen judío - a quienes les daba patadas y trompadas.

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A los judíos se los castigaba sólo por el hecho de ser judíos y les decían que a la subversión la subvencionaba la D.A.I.A. y el sionismo internacional y a la organización de los "pozos" (centros de detención clandestinos) los bancaba ODESA (organización internacional para apoyo del nazismo).

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Contra los judíos se aplicaba todo tipo de torturas pero en especial una sumamente sádica y cruel: "el rectoscopio" que consistía en un tubo que se introducía en el ano de la víctima, o en la vagina de las mujeres, y dentro del tubo se largaba una rata. El roedor buscaba la salida y trataba de meterse mordiendo los organos internos de la víctima» .

En ese mismo lugar de tormento y exterminio, Pedro Miguel Vanrell (Legajo N° 1132) confirma que a los judíos les obligaban a levantar la mano y gritar «¡yo amo a Hitler!» .

«Los represores se reían y les sacaban la ropa a los prisioneros y les pintaban en las espaldas cruces svásticas con pintura en aerosol. Después los demás detenidos los veían en las duchas, oportunidad en que los guardias - identificándolos - volvían a golpearlos y maltratarlos» .

Vanrell recuerda el caso de un judío al que apodaban «Chango» , al que el guardia lo sacaba de su calabozo y lo hacía salir al patio.

«lo hacían mover la cola, que ladrara como un perro, que le chupara las botas. Era impresionante lo bien que lo hacía, imitaba al perro igual que si lo fuera, porque si no satisfacía al guardia, éste le seguía pegando.

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Después cambió y le hacía hacer de gato.

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En este lugar "el turco Julián" llevaba siempre un llavero con la cruz svástica y una cruz cristiana en el pecho. Este individuo le sacaba dinero a los familiares de los detenidos judíos» .

Su crimen fue Pensar

«Si al salir del cautiverio me hubieran preguntado: ¿te torturaron mucho?, les habría contestado: Sí, los tres meses sin parar.»

«Si esa pregunta me la formulan hoy les puedo decir que pronto cumplo siete años de tortura» (Miguel D'Agostino - Legajo N° 3901).


En la casi totalidad de las denuncias recibidas por esta Comisión se mencionan actos de tortura. No es casual. La tortura fue un elemento relevante en la metodología empleada. Los Centros Clandestinos de Detención fueron concebidos, entre otras cosas, para poder practicarla impunemente.

La existencia y generalización de las prácticas de tortura sobrecoge por la imaginación puesta en juego, por la personalidad de sus ejecutores y de quienes la avalaron y emplearon como medio.

Al redactarse este informe existieron dudas en cuanto a la adopción del sistema de exposición más adecuado para este tema con el objeto de evitar que este capítulo se convirtiera en una enciclopedia del horror. No encontramos sin embargo la forma de eludir esta estructura del relato. Porque en definitiva ¿qué otra cosa sino un inmenso muestrario de las más graves e incalificables perversiones han sido estos actos, sobre los que gobiernos carentes de legitimidad basaron gran parte de su dominio sobre toda una nación?

Transcribimos el primero de los casos en toda su extensión, por ser prototípico; en él encontramos reflejados los terribles padecimientos físicos y psíquicos de quienes atravesaron este periplo. Lo relatamos de principio a fin, con todas sus implicancias en la personalidad de la víctima a la que se quería destruir. En el resto de los casos mencionados, hemos extraído solamente lo relativo a la modalidad del tormento que se aplicó.

Por último, no ignoramos-y nos conduele-la desgarradora impresión que la cruda exposición que aquí hacemos, producirá en las víctimas y sus familiares, a su vez damnificados. Sabemos del dolor que causa el acabado conocimiento de esta barbarie.

El Dr. Norberto Liwsky (Legajo N° 7397) es médico, casado con Hilda Norma Ereñú y padre de dos hijas menores.

En 1976, vivía en un Complejo Habitacional del partido de La Matanza, y trabajaba en el dispensario médico allí existente.

A raiz de reclamos y movilizaciones de los ocupantes de distintas unidades por la regularización jurídica y constructiva del Complejo Habitacional, el 25 de marzo de 1976 en un operativo nocturno, detienen a la esposa del presidente de la Junta Vecinal. Al día siguiente, fuerzas uniformadas desvalijaron varios domicilios, entre ellos el dispensario del Dr. Liwsky, secuestrando a Mario Portela, delegado de la Junta Vecinal, quien aparece muerto doce horas más tarde.

Dos años después, con motivo de realizarse una misa por la libertad de la Sra. Cirila Benitez, esposa del presidente de la Junta Vecinal, fueron secuestradas varias personas.

El 5 de abril de 1978, aproximadamente a las 22 horas, el Dr. Liwsky entraba a su casa en el barrio de Flores, en la Capital Federal:

«En cuanto empecé a introducir la llave en la cerradura de mi departamento me di cuenta de lo que estaba pasando, porque tiraron bruscamente de la puerta hacia adentro y me hicieron trastabillar.

Salté hacia atrás, como para poder empezar a escapar.

Dos balazos (uno en cada pierna) hicieron abortar mi intento. Sin embargo todavía resistí, violentamente y con todas mis fuerzas, para evitar ser esposado y encapuchado, durante varios minutos. Al mismo tiempo gritaba a voz en cuello que eso era un secuestro y exhortaba a mis vecinos para que avisaran a mi familia. Y también para que impidieran que me llevaran.

Ya reducido y tabicado, el que parecía actuar como jefe me informó que mi esposa y mis dos hijas ya habían sido capturadas y «chupadas».

Cuando, llevado por las extremidades, porque no podía desplazarme por las heridas en las piernas, atravesaba la puerta de entrada del edificio, alcancé a apreciar una luz roja intermitente que venía de la calle. Por las voces y órdenes y los ruidos de las puertas del coche, en medio de los gritos de reclamo de mis vecinos, podría afirmar que se trataba de un coche patrullero.

Luego de unos minutos, y a posteriori de una discusión acalorada, el patrullero se retiró.

Entonces me llevaron a la fuerza y me tiraron en el piso de un auto, posiblemente un Ford Falcon, y comenzó el viaje.

Me bajaron del coche en la misma forma en que me habían subido, entre cuatro y, caminando un corto trecho (4 ó 5 metros) por un espacio que, por el ruido, era un patio de pedregullo, me arrojaron sobre una mesa. Me ataron de pies y manos a los cuatro angulos.

Ya atado, la primera vez que oí fue la de alguien que dijo ser médico y me informó de la gravedad de las hemorragias en las piernas y que, por eso, no intentara ninguna resistencia.

Luego se presentó otra voz. Dijo ser EL CORONEL. Manifestó que ellos sabían que mi actividad no se vinculaba con el terrorismo o la guerrilla, pero que me iban a torturar por opositor. Porque: «no había entendido que en el país no existía espacio político para oponerse al gobierno del Proceso de Reorganización Nacional». Luego agregó: «¡Lo vas a pagar caro... !¡ Se acabaron los padrecitos de los pobres!»

Todo fue vertiginoso. Desde que me bajaron del coche hasta que comenzó la primera sesión de «picana» pasó menos tiempo que el que estoy tardando en contarlo.

Durante días fui sometido a la picana eléctrica aplicada en encías, tetillas, genital, abdomen y oídos. Conseguí sin proponérmelo, hacerlos enojar, porque, no sé por qué causa, con la «picana», aunque me hacían gritar, saltar y estremecerme, no consiguieron que me desmayara.

Comenzaron entonces un apaleamiento sistemático y rítmico con varillas de madera en la espalda, los gluteos, las pantorrillas y las plantas de los pies. Al principio el dolor era intenso. Después se hacía insoportable. Por fin se perdía la sensación corporal y se insensibilizaba totalmente la zona apaleada. El dolor, incontenible, reaparecía al rato de cesar con el castigo. Y se acrecentaba al arrancarme la camisa que se había pegado a las llagas, para llevarme a una nueva «sesión».

Esto continuaron haciéndolo por varios días, alternándolo con sesiones de picana. Algunas veces fue simultaneo.

Esta combinación puede ser mortal porque, mientras la «picana» produce contracciones musculares, el apaleamiento provoca relajación (para defenderse del golpe) del músculo. Y el corazón no siempre resiste el tratamiento.

En los intervalos entre sesiones de tortura me dejaban colgado por los brazos de ganchos fijos en la pared del calabozo en que me tiraban.

Algunas veces me arrojaron sobre la mesa de tortura y me estiraron atando pies y manos a algún instrumento que no puedo describir porque no lo vi pero que me producía la sensación de que me iban a arrancar cualquier parte del cuerpo.

En algún momento estando boca abajo en la mesa de tortura, sosteniéndome la cabeza fijamente, me sacaron la venda de los ojos y me mostraron un trapo manchado de sangre. Me preguntaron si lo reconocía y, sin esperar mucho la respuesta, que no tenía porque era irreconocible (además de tener muy afectada la vista) me dijeron que era una bombacha de mi mujer. Y nada más. Como para que sufriera... Me volvieron a vendar y siguieron apaleándome.

A los diez días del ingreso a ese «chupadero» llevaron a mi mujer, Hilda Nora Ereñú, donde yo estaba tirado. La vi muy mal. Su estado físico era deplorable. Sólo nos dejaron dos o tres minutos juntos. En presencia de un torturador. Cuando se la llevaron pensé (después supe que ambos pensamos) que esa era la última vez que nos veíamos. Que era el fin para ambos. A pesar de que me informaron que había sido liberada junto con otras personas, sólo volví a saber de ella cuando, legalizado en la Comisaría de Gregorio de Laferrère, se presentó en la primera visita junto a mis hijas.

También me quemaron, en dos o tres oportunidades, con algún instrumento metálico. Tampoco lo vi, pero la sensación era de que me apoyaban algo duro. No un cigarrillo que se aplasta, sino algo parecido a un clavo calentado al rojo.

Un día me tiraron boca abajo sobre la mesa, me ataron (como siempre) y con toda paciencia comenzaron a despellejarme las plantas de los pies. Supongo, no lo vi porque estaba «tabicado», que lo hacían con una hojita de afeitar o un bisturí. A veces sentía que rasgaban como si tiraran de la piel (desde el borde de la llaga) con .una pinza. Esa vez me desmayé. Y de ahí en más fue muy extraño porque el desmayo se convirtió en algo que me ocurría con pasmosa facilidad. Incluso la vez que, mostrándome otros trapos ensangrentados, me digeron que eran las bombachitas de mis hijas. Y me preguntaron si quería que las torturaran conmigo o separado.

Desde entonces empecé a sentir que convivía con la muerte.

Cuando no estaba en sesión de tortura alucinaba con ella. A veces despierto y otras en sueños.

Cuando me venían a buscar para una nueva «sesión» lo hacían gritando y entraban a la celda pateando la puerta y golpeando lo que encontraran. Violentamente.

Por eso, antes de que se acercaran a mí, ya sabía que me tocaba. Por eso, también, vivía pendiente del momento en que se iban a acercar para buscarme.

De todo ese tiempo, el recuerdo más vivido, más aterrorizante, era ese de estar conviviendo con la muerte. Sentía que no podía pensar. Buscaba, desesperadamente, un pensamiento para poder darme cuenta de que estaba vivo. De que no estaba loco. Y, al mismo tiempo, deseaba con todas mis fuerzas que me mataran cuanto antes.

La lucha en mi cerebro era constante. Por un lado: «recobrar la lucidez y que no me desestructuraran las ideas», y por el otro: «Qué acabaran conmigo de una vez»

La sensación era la de que giraba hacia el vacío en un gran cilindro viscoso por el cual me deslizaba sin poder aferrarme a nada.

Y que un pensamiento, uno solo, sería algo sólido que me permitiría afirmarme y detener la caída hacia la nada.

El recuerdo de todo este tiempo es tan concreto y a la vez tan íntimo que lo siento como si fuera una víscera que existe realmente.

En medio de todo este terror, no sé bien cuando, un día me llevaron al «quirófano» y, nuevamente, como siempre, después de atarme, empezaron a retorcerme los testículos. No sé si era manualmente o por medio de algún aparato. Nunca sentí un dolor semejante. Era como si me desgarraran todo desde la garganta y el cerebro hacia abajo. Como si garganta, cerebro, estómago y testículos estuvieran unidos por un hilo de nylon y tiraran de él al mismo tiempo que aplastaban todo.

El deseo era que consiguieran arrancarmelo todo y quedar definitivamente vacío.

Y me desmayaba.

Y sin saber cuándo ni cómo, recuperaba el conocimiento y ya me estaban arrancando de nuevo. Y nuevamente me estaba desmayando.

Para esta época, desde los 15 ó 18 días a partir de mi secuestro, sufría una insuficiencía renal con retención de orina. Tres meses y medio después, preso en el Penal de Villa-Devoto, los médicos de la Cruz Roja Internacional diagnostican una insuficiencia renal aguda grave de origen traumático, que podríamos rastrear en las palizas.

Aproximadamente 25 días después de mi secuestro, por primera vez, después del más absoluto aislamiento, me arrojan en un calabozo en que se encuentra otra persona. Se trataba de un amigo mío, comparñero de trabajo en el Dispensario del Complejo Habitacional: el Dr. Francisco García Fernandez.

Yo estaba muy estropeado. El me hizo las primeras y precarísimas curaciones, porque yo, en todo este tiempo, no tenía ni noción ni capacidad para procurarme ningún tipo de cuidado ni limpieza.

Recién unos días después, corriéndome el «tabique» de los ojos, pude apreciar el daño que me habían causado. Antes me había sido imposible, no porque no intentara «destabicarme» y mirar, sino porque, hasta entonces, tenía la vista muy deteriorada.

Entonces pude apreciarme los testículos...

Recordé que, cuando estudiaba medicina, en el libro de texto, el famosísimo Housay, había una fotografla en la cual un hombre, por el enorme tamaño que habían adquirido sus testículos, los llevaba cargados en una carretilla. El tamaño de los míos era similar a aquel y su color de un azul negruzco intenso.

Otro día me llevaron y, a pesar del tamaño de los testículos, me acostaron una vez más boca abajo. Me ataron y, sin apuro,.desgarrando conscientemente, me violaron introduciendome en el ano un objeto metálico. Después me aplicaron electricidad por medio de ese objeto, introducido como estaba. No sé describir la sensación de cómo se me quemaba todo por dentro.

La inmersión en la tortura cedió. Aisladamente, dos o tres veces por semana, me daban alguna paliza. Pero ya no con instrumentos sino, generalmente, puñetazos y patadas.

Con este nuevo régimen, comparativamente terapéutico, empecé a recuperarme físicamente. Había perdido más de 25 kilos de peso y padecía la insuficiencía renal ya mencionada.

Dos meses antes del secuestro, es decir, por febrero de ese año, padecí un rebrote de una antigua simonelosis (fiebre tifoidea).

Entre el 20 y 25 de mayo, es decir unos 45 ó 60 días después del secuestro, tuve una recidiva de la salmonelosis asociada a mi quebrantamiento físico.»

A la tortura física que se aplicaba desde el primer momento, se agregaba la psicológica (ya mencionada en parte) que continuaba a lo largo de todo el tiempo de cautiverio, aun después de haber cesado los interrogatorios y tormentos corporales. A esto sumaban vejaciones y degradaciones ilimitadas.

«El trato habitual de los torturadores y guardias con nosotros era el de considerarnos menos que siervos. Eramos como cosas. Además cosas inútiles. Y molestas. Sus expresiones: «vos sos bosta». Desde que te «chupamos» no sos nada. «Además ya nadie se acuerda de vos». «No existís». «Si alguien te buscara (que no te busca) ¿vos crees que te iban a buscar aquí?«»Nosotros somos todo para vos». «La justicia somos nosotros». «Somos Dios».

Esto dicho machaconamente. Por todos. Todo el tiempo, muchas veces acompañado de un manotazo, zancadilla, trompada o patada. O mojarnos la celda, el colchón y la ropa a las 2 de la madrugada. Era invierno. Sin embargo, con el correr de las semanas, había comenzado a identificar voces, nombres (entre ellos: Tiburón, Víbora, Rubio, Panza, Luz, Tete). También movimientos que me fueron afirmando (conjuntamente con la presunción previa por la ruta que podría asegurar que recorrimos) en la opinión de que el sitio de detención tenía las características de una dependencia policial. Sumando los datos (a los que podemos agregar la vecindad de una comisaría, una escuela-se oían cantos de niñas-también vecina, la proximidad-campanas-de una iglesia) se puede inferir que se trató de la Brigada de Investigaciones de San Justo.

Entre las personas con las que comparti el cautiverio, lo sé porque oí sus voces y me dijeron sus nombres, aunque en calabozos separados estaban: Aureliano Araujo, Olga Araujo, Abel de León, Amalía Marrone, Atilio Barberan, Jorge Heuman, Raúl Petruch, Norma Erenú.

El 1° de junio, día de comienzo del Mundial de fûtbol, junto con otros seis cautivos detenidos-desaparecidos, fui trsladado en un vehîculo tipo camioneta (apilqdos como bolsas unos arriba de otros) con los ojos vendados a lo que resultó ser la Comisaría de Gregorio de Lafèrrere.

Actuó en el traslado uno de los más activos torturadores. También puedo afirrnar que fue el que me disparó cuando me secuestraron.

El trayecto y tiempo empleado corrobora la hipótesis anterior con respecto al Centro Clandestino.

Un dato previo, de suma importancia, después, es el de mi participación profesional a partir de 1971, en la Escuela Piloto de Integración Social de Niños Discapacitados, que había sido creada en 1963. Funcionaba en Hurlingham, partido de Morón.

Después de permanecer dos meses en un calabozo de esa Comisaría (una noche me hicieron firmar un papel-con los ojos vendados-que después utilizaron como primera declaración ante el Consejo de Guerra Estable 1/1) el 18 de agosto me llevaron al Regimiento de Palermo, donde el Juez de Instrucción me hace conocer los cargos. Entre ellos figuraba el mencionado anteriormente de mi participación en la Escuela Piloto de Hurlingham.

Allí denuncié todas las violaciones, incluyendo las torturas, el saqueo de mi hogar y la firma del escrito bajo apremio y sin conocerlo».

El Dr. Norberto Liwsky fue conducido al Tribunal Militar-Consejo de Guerra Estable N° l/l.-Este se declaró incompetente por no tener acusación que dirigirle. Giradas las actuaciones a la Justicia Federal se dicta inmediatamente el sobreseimiento definitivo. Todo el martirio relatado fue soportado por una persona contra la que nadie formuló cargo alguno.

Apoyo Total al Régimen

Ya para finales del 76 la Iglesia podía estar segura que los Represores ganarían, es por esto que dieron su abierto apoyo al Gobierno De Facto. Las plegarias de los Obispos se alzarían al Señor para pedir la seguridad y bienestar de los genocidas.

Navidad 1976

Carta de Navidad de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) al General Videla

"... con motivo de las próximas fiestas navideñas y para expresar nuestros férvidos y cordiales votos de una feliásima Navidad... unidos pues a su Excelencia y a quienes le acompañan en la dura y riesgosa tarea de servir a la patria aun a costa de la propia vida, esta Comisión Permanente saluda a su Excelencia con la más distinguida consideración y la promesa de humildes y diarias oraciones al Señor.."

Ya para el año 1977 la cooperación era mutua. En mayo de ese año Monseñor Ildefonso Sansserra de San Juan por iniciativa del presidente Videla, la C. E. A recibió a los generales Viola jefe de Estado Mayor del Ejército, Jáuregui y Martínez (responsables de los servicios de inteligencia). Al finalizar la reunión Monseñor informó a la prensa.

"... los señores militares nos informaron con amplitud sobre la situación actual del país en el marco de la actividad defensiva y ofensiva contra la guerrilla subversiva que se nos ha impuesto desde adentro y afuera de nuestro territorio... al término de la exposición de los generales hubo un intercambio de ideas en un clima verdaderamente cristiano y patriótico..."
Como demuestra la cita anterior todo era considerado en un clima cristiano y patriótico. Existía una verdadera alianza y hasta se podría decir que los genocidas eran defensores de la fe de igual modo que eran defensores de la patria. En diciembre del 77 Monseñor Bonamin en una conferencia en la Universidad Nacional del Litoral dice:

"es una lucha por la República Argentina, por su integridad, pero también por sus altares... esta lucha es una lucha en defensa de la moral, de la dignidad del hombre, es una lucha en defensa de Dios... por ello pido la protección divina en esta guerra sucia en que estamos empeñados..."
¿Podría tomarse la declaración anterior como una prueba que fue una Guerra Santa?
Durante el próximo año se sentirían tan triunfantes que hasta el Monseñor Sansierra se daba el lujo de bromear. El 31 de enero del 78 dijo:

"... yo voy a la cárcel y me dejan salir siempre. Nunca me quedo adentro..."

Las Investigaciones

Durante el año 77 se sintieron fuertes y triunfantes y la Iglesia tenia razón de gozo...
El 20 de Noviembre de 1977, Monseñor Bonamin Declaraba como partidario del gobierno de esta forma:

"... si pudiera hablar con el gobierno le diría que debemos permanecer firmes en las posiciones que estamos tomando: hay que desestimar las denuncias extranjeras sobre desapariciones..."
El 26 de mayo de 1978 Monseñor Romulo Garcia de Mar del Plata defendía a la represión de una manera cristiana orwelliana:

"... las denuncias sobre violaciones a los derechos humanos son campañas improvisadas y organizadas por quienes niegan la libertad..."

¿Quién le negaba la libertad a quien?

En el año 1979 comenzada a sentirse la presión extranjera debido a las violaciones de los derechos humanos. Investigaciones internacionales estaban descubriendo el reino del terror.
El 11 de septiembre de 1979, el Monseñor Octavio N. Densi, Obispo auxiliar La Plata y Rector Universidad Católica Argentina, se siente personalmente afectado por las actividades de las investigaciones internacionales y dice:

"... la CIDH no debería haber venido, el gobierno con gran generosidad la ha aceptado... una comisión extranjera no debería venir a tomarnos examen...”
"... la Argentina es uno de los países donde hay más tranquilidad y donde los derechos humanos están más respetados. No veo que en este momento en la Argentina se encarcele, se mate, se atropellen los derechos humanos... "

¿ Monseñor no era pecado mentir tan descaradamente? Bueno, si apañaron asesinatos en masa, mentir seria poco ¿no?

Monseñor Guillermo Bolaffl de Rosario es más agresivo el día 13 de septiembre de 1979 al decir:

"... cada país debe regular los derechos humanos, no deben ser los extranjeros (la CIDH) los que nos vengan a indicar lo que tenemos que hacer..."

¿Por qué se sentiría tan ofendido el Monseñor si no tenia nada que ocultar? Note como el Monseñor habla como gobierno.

Para mostrar el apoyo del Vaticano a los impostores en el gobierno Monseñor Parodio destinado en el Vaticano en su visita a Mar del Plata declara:

"... ahora se comprende mejor a la Argentina... en Europa hay quienes siempre buscan lo negativo... aquí el rostro de la Argentina se ve más positivamente..."

Las Justificaciones y los Elogios entre Aliados

Ya para diciembre de 1979 los crimines eran muy grandes para ocultar y empezaban a reconocerlos y justificarlos. Monseñor Antonio Quarradno de Avellaneda, futuro presidente CEA y cardenal de Bs. As dice:

"... en una situación de guerra, los argumentos y los límites éticos entran en un cono de sombra y oscuridad..."

En marzo de 1981 Monseñor Banamin en la Casa Rosada y junto a Videla dice:

"... los miembros de la Junta Militar serán glorificados por las generaciones futuras..."

Sin Palabras.

En abril de 1982 Monseñor Miguel Medina, vicario General de las FF.AA. declara:

"... Algunas veces la represión física es necesaria, es obligatoria y como tal, lícita..."
Si Monseñor sabemos que la guerra, la tortura y el genocidio son parte necesaria, obligatoria y licita para mantener la supremacía de Iglesia y eliminar toda competencia como se ha demostrado a través de los siglos.
Ya justificado el genocidio domestica los represores se embarcarían en planes más ambiciosos como la invasión de colonias extranjeras.
Y la payasada entre militares y curas lego al punto de que en el 11 de agosto de 1982 después de haber sufrido las humillantes y justas derrotas en el Atlántico Sur, Monseñor Medina declara:

"... es un honor para la Argentina tener la calidad de estas FF.AA...."

Payaso. (perdón a los payasos es una forma de decir)

Llamado a la Impunidad

El 19 de noviembre de 1982 Monseñor Juan Carlos Aramburu, Arzobispo de Buenos Aires cardenal declara al "Il Messagero" de Roma.

"... en Argentina no hay fosas comunes y a cada cadáver le corresponde un ataúd. Todo se registró regularmente en los correspondientes libros..."

Si Monseñor Aramburu, los Nazis de Alemania también sacaban fotos y mantenían meticulosos registros de sus victimas. Hasta el ultimo diente que le sacaban a sus victimas quedaba ampliamente documentado.

Ya para abril del 83, con el país en crisis y con la justicia a la vista Monseñor Quarradno declara.

"... es necesaria una ley que yo llamo de olvido, porque sino, no le veo solución. Si no es así, se envenenará más la sociedad Argentina..."

¡Que fácil! ¡Cuantas veces he escuchado personalmente en ese país decir a los buenos cristianos –que los muertos entierren sus muertos- como forma de dejar en la impunidad a muchos crímenes mediante el olvido! El pueblo que no tiene memoria merece sufrir una y otra vez las mismas atrocidades.

EL 15 de abril podemos ver una especie de revisionismo cuando Monseñor Quarradno declara:

"... no hay que dejarse engañar, hay supuestos desaparecidos que están fuera del país.... hay gente que no figura en las listas, que están en otros lugares de América Latina indocumentados y pasan para mucha gente como si fueran desaparecidos... si son indocumentados y están fuera del país, por algo será, pero me consta que los hay.."

¿Eso justifica a todos los muertos y torturados? Me recuerda a los Nazis que dicen que los judíos muertos durante la Segunda Guerra Mundial no fueron 6 millones sino muchos menos. Un torturado o un hombre tirado desde un avión en movimiento al Río de la Plata fueron muchos. Que curiosos el doble estándar cristiano que solo valora la vida de los suyos.

El 2 de mayo Moyo Monseñor Quarradno declara ante la ley autoadmistia:

"... es valiente y está bien hecha... las protestas individuales de algunos obispos argentinos sobre el contenido del documento son individuales y en consecuencia no pueden ser tomadas en cuenta como la opinión de la CEA..."

Esto pone bien en claro que los sacerdote que se opusieron a la masacre y el crimen actuaban personalmente y no por orden de la organización. La organización Católica era parte de la represión. Ya habíamos visto como estos traidores habían sido eliminados.

Al asumir como presidente constitucional el Doctor Raúl Alfonsin, el Documento de la C. E. A. "Democracia, responsabilidad y esperanza" dice:

"... el episcopado argentino pudo no acertar todo lo que dijo e hizo. Los obispos somos hombres limitados; pero podemos afirmar que siempre procuramos obrar y hablar de acuerdo a los dictados de nuestra conciencia de pastores..."

HIPÓCRITAS!!! Mentirosos

Prudentes como Serpientes

Muchos sacerdotes se quedaron con sed de sangre y guerra. Se sentían frustrados al no haber podido aniquilar a todos sus opositores como en las inquisiciones y genocidios de antaño.

El 23 de enero de 1984 el Monseñor Carlos Mariano Pérez de Salta dijo:

"... hay que erradicar a las Madres de Plaza de Mayo y a los organismos de derechos humanos que pertenecen a una organización internacional, lo mismo hay que terminar con la exhumación de cadáveres NN que es una infamia para la sociedad..."

Monseñor Ud. ya tuvo la oportunidad de aniquilar, matar y robar niños. Usted y todos los cristianos como Ud. son la infamia de la sociedad.

Pero la infamia no termina allí, el 30 de julio de 1984 el racista e infame represente de Cristo P. Christian Von Wernich, capellán de la Policía de Bs. As y actual párroco en Bragado declara a la revista "Siete Días".

"... que me digan que Camps torturó a un negrito que nadie conoce, vaya y pase, pero cómo iba a torturar a Jacobo Timerman, un periodista sobre el cual hubo una constante y decisiva presión mundial... que si no fuera por eso!..."
Ud. capellán es un asco y me siento avergonzado que pertenezca a la raza humana. ¿Pertenecerá?

Monseñor Plaza fue siempre fiel a sus principios. El 21 de mayo de 1985 declara sobre el juicio a los excomandantes asi:

"... es una revancha de la subversión y una porquería. Se trata de un Nuremberg al revés, en el cual los criminales están juzgando a los que vencieron al terrorismo..."

Este carácter murió en 1989.

Mentira e Hipocresía

El 23 de Octubre de 1991 "La Nación" informa:

"Todos se sintieron llamados por el Papa. Festejo en la Nunciatura."

"El presidente Menem y el nuncio apostólico Ubaldo Calabresi brindaron con champaña por los trece años del papado de Karol Wojtyla. A cincuenta metros del sillón Luis XV en el que hablaban los dos, los ex presidentes Videla y Viola mantenían un diálogo junto a los ventanales de la Nunciatura. En el mismo salón conversaban Leopoldo Galtieri, Basilio Lami Dozo y Emilio Massera. La senadora Saadi conversaba con el obispo Jorge Casaretto y después con Gerardo Sofovich..."

El Papa apoyo todas las actitudes criminales de todos los Obispos, Monseñores y otros curas varios en la Argentina. Cuando un grupo de familiares viajo al Vaticano pidiendo ayuda para encontrar a sus seres queridos el Papa no los atendió.

Hay gente que merece ser cristiana.

Durante el resto del año 1995 adoptaron una posición de astucia y negación. Son buenos apóstoles de Jesús, porque Jesús mismo les enseño

Mateo 10:16
He aquí, yo os envío como á ovejas en medio de lobos: sed pues prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.

El 7 de marzo de 1995, Monseñor Emilio Bianchi di Cárcano y Vicepresidente CEA declara:

"... si algún capellán aprobó la desaparición física de personas o sostuvo que la Iglesia la apoyaba, pecó gravemente..."

Al otro día, la CEA declara:

"... si algún miembro de la Iglesia hubiera avalado con su recomendación o alguno de esos hechos, habría actuado bajo su responsabilidad personal, errando o pecando gravemente contra Dios, la humanidad y su conciencia..."

¡Que fácil lavarse las manos! Afortunadamente en este mundo globalizado tenemos memoria, documentación y acceso a información. Miramos y no olvidamos, no somos los súbditos y creyentes ignorante y empobrecidos con los cuales ustedes están acostumbrados a tratar.

La lista de letanías continua así:

25 de abril de 1995
Mons. Carmelo Giaquinta (Resistencia)

"Cuando ni una mosca se movía en la Argentina y los partidos políticos estaban todos silenciados, la Iglesia tuvo documentos vehementes... aunque faltaron gestos concretos que acompañaran esas palabras..."

27 de abril de 1995
Mons. Pío Laghi

Declaraciones desde EE.UU.


¿Cómo iba a suponer que estaba tratando con monstruos, capaces de arrojar personas desde los aviones y otras atrocidades semejantes? Se me acusa de delitos espantosos por omisión de ayuda y de denuncia cuando mi único pecado era la ignorancia de lo que realmente sucedía..."

"...Cuando la muerte del obispo Angelelli, le hablé al general Suárez Mason pidiendo un avión para ir a La Rioja, diciéndole que quería saber la verdad, si eran ellos los que lo habían matado. Me dijo que no, que era un accidente y lo mismo me repitió el cardenal Primatesta, que fue conmigo a La Rioja..."

Pero realmente la Iglesia Católica no se arrepiente de sus actos criminales, además ¿Porque habría de arrepentirse si actúa dentro de la moral de su organización?

El 2 de mayo de 1995 Monseñor Edgardo Storni de Santa Fe declara:

"... La Iglesia no necesita hacer ningún examen de conciencia y mucho menos pedir perdón a la sociedad Argentina..."

TODOS ESTOS CRÍMENES SIGUEN IMPUNES EN LA ARGENTINA HOY

Referencias:

Nunca Mas, Informe de la Comicion Nacional Sobre la Desaparición de Personas. Capitulos El antisemitismo: Ingrediente Fundamental en Cualquier Inquisición basado y La Lucha contra los que piensan http://www.desaparecidos.org/arg/conadep/nuncamas/indice.html

La Iglesia cómplice y la Iglesia del Pueblo, folleto editado en Buenos Aires en 1996 por organismos de Derechos. Citas

The Silence of the Bishops, Uki Goñi, Capitulo La Aprobación y Conducción del Vaticano

Clarín - Cultura y Nación, Domingo 25 de febrero de 2001

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