Oí al Mensajero de Dios -la paz y las bendiciones de Dios sean con él-, diciendo:

«Quien de vosotros vea una mala acción, que la cambie con su mano, si no pudiera con su lengua, y si no pudiera, entonces en su corazón, y esto es lo más débil de la fe».

Lo transmitió Muslim.

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sábado, 16 de enero de 2010

Muros derribados y muros por derribar.

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Reconozco que el muro de Berlín da para mucha conversación y exige una reflexión actualizada.¿Cómo podría ser, si no, con tarta carga emotiva, ideológica, histórica, estratégica, bajo el signo de la esquizofrenia permanente? La bicéfala Alemania con su identidad medio siglo prohibida, intentó, tras la caída de ese muro de la ignominia, la reconciliación consigo misma negada tanto tiempo…

Con la caída del muro se intentó hacer reversible la Historia, pero ¿acaso es eso posible si no existe la misma reversibilidad en las actitudes, en las conductas, en las ideas, en los sentimientos, en la injusticia para convertirse en justicia y la desigualdad en la igualdad que ni siquiera poseen los del “lado de acá”? Pues haciendo un poco de memoria resulta que lo que cayó“en el lado de allá” fue una casta política llamada “Partido Comunista” convertida en dueña real de los medios de producción y en dueña real del aparato del Estado. Escudada en la “irrefutable Biblia Marxista” supuestamente al servicio del proletariado fue capaz de privarle sin pestañear de voz, voto, poder político y control sobre los medios de producción y distribución durante más de setenta años. ¿Cómo puede llamarse socialista o comunista a algo así? Capitalismo de Estado Burocrático” o “Socialismo de Estado” parecieron siempre términos más precisos para defender a ese híbrido que tanto nos recuerda a la China de hoy en lo que se refiere al cinismo semántico, a la realidad de la explotación de los trabajadores al doble servicio del Estado y del gran capital, a la configuración de Estado policiaco intolerante, siempre a la caza del disidente y otros rasgos que la hacen abominable.

Pero en el lado de acá del muro, ¿qué aguardaba a los alemanes del Este? Pues lo que tenemos, es decir, esta democracia formal y no real típica de Europa y de los EEUU basada en el progresivo deterioro de los Parlamentos a cuenta del poder que sobre ellos ejercen los intereses de las grandes empresas y grupos financieros transnacionales mientras crecen al mismo ritmo las desigualdades sociales y decrecen las libertades con tanto dolor conseguidas.

Llamar socialismo a lo que había al otro lado del muro y democracia a lo de acá es un acto de cinismo o de ignorancia.

Aquí no hay más que dos imposturas históricas que sojuzgan a los pueblos, y no sólo a los propios, sino al mundo entero previamente repartido en áreas de influencia acordadas más o menos.

Por lo que respecta al muro berlinés, bien derribado que fue, y ojalá que sirviese para pensar en otras formas de hallar el equilibrio entre el comunismo y la democracia nunca permitidos a nadie. Hasta el mismo Lenin tuvo que reconocer, con la NEP, y hacia el final de su vida, el fracaso del “comunismo de diseño”. Pero hubiera sido hermoso que el sueño de la humanidad en busca de justicia, libertad, igualdad y hermandad hubiese sido posible. Hubiese sido hermoso ver que no fueron en vano los infinitos muertos y la infinidad de dolor y sacrificios por construir un mundo nuevo con una nueva moral y un nuevo hombre a lo que aspiraba el “Che” (aunque no esté de acuerdo con sus métodos), y antes muchos otros buscadores de la libertad y de un orden justo asesinados en nombre de la libertad y el orden falsificados.

Curiosamente que ese fuera siempre el destino de muchos místicos en todas las religiones jerarquizadas, y de tantos artistas, poetas y científicos .Y es que el muro de la intolerancia hasta la muerte va mucho más allá de las ideologías y se extiende hasta el campo de la conciencia intolerante de los fanáticos que rigen siempre la vida colectiva.

Cayó el de Berlín, pero cuidado: el capitalismo siempre tiene muros de repuesto. Gracias a su concienzuda labor de evangelización los que quedan siempre al otro lado aspiran a saltarlos para acceder al paraíso aún a riesgo de sus vidas. Pacíficamente, claro. Esquilmados en la época colonial, arruinados metódicamente en la época neocolonial del intercambio desigual, sumidos en guerras montadas para ellos y entre ellos en primer lugar para sacar beneficios en el negocio de la muerte y en el de la reconstrucción posterior con la aviesa intención de arruinar países y mantenerlos luego endeudados, (no perder de vista los préstamos del FMI a la rota Haití de los pobres del mundo) los muros se construyen a toda prisa para evitar las consecuencias de la desbandada que sucede inevitablemente. Pero los desesperados por el fuego y el hambre no reconocen esos muros y los saltan como solo hacen los pobres: con lo puesto. Y de mismo modo mueren tantos en el muro entre Méjico y EEUU; entre España y Marruecos, entre palestinos y judíos: con lo puesto. Y para los otros, para quienes consiguen pasar por encima de los espinos, el hormigón y el miedo quedan muros todavía; los muros de las leyes de extranjería, las deportaciones, los encierros en centros de reclusión esperando esa deportación, las humillaciones de los funcionarios, la segregación social, la vida de ghetto, el racismo, la xenofobia, la desconfianza, el miedo o el desprecio de los vecinos, y tantas cosas más.

Y no se agotan aquí los muros de separación. El “paraíso” capitalista tiene más todavía. También para “los de casa” .¿O es que no existen los muros de las cuentas corrientes, los muros sociales, los que separan de los centros urbanos a los habitantes del suburbio chabolista, los que establecen la división entre obrero con trabajo y obrero en paro, los que separan a los dirigentes de los dirigidos?

Supongo que no pensarían los alemanes del lado de allá del muro, al menos los alemanes inteligentes, que venían al encuentro de unos grandes almacenes donde se habían suprimido las diferencias sociales. Supongo que sabían que les aguardaban otros muros todavía más difíciles de franquear que los custodiados por los temibles voppos, más sutiles a veces-sólo a veces-pero no menos efectivos y difíciles de cruzar como los de piedra. Y lo que es peor: con la fecha de caducidad mucho más lejana.

http://www.kaosenlared.net/noticia/muros-derribados-muros-derribar

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