Dedicatoria:
Salamo 'aleicum mi amor.
Quisiera, si no lo hice ya, regalarte y dedicarte este poema a vos,
porque de las personas que he conocido en mi vida, sos vos quizás
quien más lo merece.
Cuidate mucho, te quiero, mi Brenda.
Bruno.
EN LA BRUMA.
Brenda, hembra cobriza del Brasil,
abrumada por el hambre y la bronca,
brinda sus brazos a Bruno,
híbrido de hombre y brujo.
Bruno, bravo hombre de palabra breve, brama:
“¡Brinca, brisa salubre del Brasil!
Quebranta con tu brío esta lúgubre penumbra,
sabré recobrar para ti el equilibrio
entre el brillo y las sombras.
Abre una brecha en mi cerebro,
donde brille tu lumbre,
y de mí brotará la bruma:
Librará a las cabras de los alambrados,
a las liebres de las cimbras de alambre;
No será más brasa, el brezo que da sombra a las culebras.
Al hombre sobrio que siembra en tu nombre,
brizna de enebro y brotes de legumbres,
dará sombra mientras siembra.
Al obrero pobre que labra en las fábricas,
le librará de brea sus bronquios,
y de calambres sus miembros.
Dará un nombre a las broncas del hombre de cobre,
que cobra mimbre de entre las hierbas;
le abrigará y librará del hambre.
Y sobre su hombro brillará el sol como bronce bruñido,
que alumbrará sobre el libro del que se abreva el asombro,
y descubrirá el umbral de la cumbre”.
Bruscamente, se abren las sombras y obra la bruma.
Bruno embriaga a Brenda con un enjambre de hebras brillantes,
como colibríes, y embrujados, en la bruma, se abrazan.
FIN.
Elhijai Zígurat. 1990 - 1992.
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