En Costa Rica se consumen 400 millones de litros de licor al año
Rashida Jenny Torres
Musulmana costarricense
Asalamo aleikum.
Después de leer y observar las noticias de todos los días en mi amado país Costa Rica, siento una verdadera ira e impotencia ante la poca o nula e inefectiva reacción que toman las personas encargadas de combatir el terrorismo en esta pequeña porción del mundo.
El diccionario de la RAE define terrorismo como: 1. Dominación por el terror. 2. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror.
¿Acaso no es eso lo que vivimos a diario en nuestras calles con los conductores ebrios e irresponsables?
¿Qué esfuerzo real hace la Asamblea Legislativa para poner freno a esta matanza desenfrenada?
En realidad nada significativo.
¿A qué se debe esa falta de interés? Motivos y causas sobran, pero yo me voy a enfocar en una que he notado desde hace tiempo y que al parecer ha pasado desapercibida para algunos o les ha resultado del todo indiferente a otros.
Es de amplio conocimiento del pueblo costarricense, cómo año con año se destinan de forma creciente millones y millones de colones al presupuesto que tiene tanto la Asamblea Legislativa como los otros Poderes del Estado al consumo de licor y no precisamente del popular Guaro “Cacique” que es el que fabrica y promociona el Gobierno de turno, sino a los otros más refinados, a los de los “bebedores sociales”, a los que dan cierto “caché” dependiendo del color, marca o nombre de la etiqueta. Ya que resulta imprescindible para estos honorables funcionarios el mezclar sus importantes charlas para el buen desarrollo de nuestro país con el licor, es en realidad para ellos, indispensable conservar ese toque de decoro.
¿Cómo podemos pretender entonces que sean las autoridades pertinentes las que comiencen a "hacer algo" ante esta masacre si son ellos los primeros en dar el mal ejemplo? ¿Cómo pueden ser juez y parte?
Esta misma sociedad MI sociedad, es la que se mofa de los musulmanes porque en nuestra fe, estilo y forma de vida esta prohibido tajantemente el uso del alcohol, tachandonos de extremistas, exagerados y puritanos, como decimos en Costa Rica: "Las pavas tirandole a las escopetas"...
Y mientras tanto, ¿qué sucede en nuestras calles? Las muertes que se dan día a día ya sea por violencia doméstica (envalentonados con unos cuantos tragos) o por conductores borrachos se incrementa con el paso del tiempo. Pero curiosamente a estos asesinos aislados o en serie, nadie les llama por lo que son: Neo-Terroristas.
A los que tratan de buscar una ayuda se les endilga el mote de enfermos, que aunque no terminaré de compartir nunca en realidad porque no conozco ninguna enfermedad que venga embotellada, al menos les reconozco y celebro su esfuerzo por tratar de salir adelante y vencer este cruel flagelo ya que en Costa Rica se consumen 400 millones de litros de licor al año!!! Un record tristemente célebre para un país tan pequeño, sobretodo cuando sabemos que los comedores escolares siempre están faltos de dinero y tienen que hacer “malabares” para alimentar a nuestros niños; sus proezas van desde rifas, bingos y ferias para que nuestras futuras generaciones al menos cuenten con un gallo pinto día con día ya que es bien sabido que muchos de esos niños sólo contarán con ESA comida durante el día.
¿Quién no se ha sentido dominado por el terror cuando tanto como peatón, conductor o pasajero tiene que pasar siempre a la defensiva ante el inminente e imprevisto ataque de los Neo-Terroristas? Se encuentran al acecho, atacan todos los días, de todas las formas posibles e inimaginables.
¿No son acaso (apegándome a la definición de la RAE) una sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror los que llevan a cabo estos especímenes de toda raza, credo religioso o cultura?
¿Alguna vez, al cruzar la calle con el semáforo en rojo, no has tenido que apurar el paso ante la insistente pitoreta o aceleración de los que se sienten “todopoderosos” detrás del volante?
Los cómplices somos todos, nadie está exento de la responsabilidad de estas muertes porque somos los que elegimos a nuestros gobernantes, quienes a su vez, lo primero que hacen para celebrar su triunfo es dar un cóctel o brindis de agradecimiento en nuestro honor y a su nombre.
¿Cuántos inocentes más tendrán que morir, cuántas personas directa e indirectamente verán de una u otra forma truncados sus anhelos porque nos hacemos de la vista gorda o simplemente como son tantos, no hemos terminado de ver una tragedia cuando ya viene la otra y por lo tanto nos hemos acostumbrado?
Aunque nos cueste reconocerlo, ya nos hemos transformado en seres indiferentes a este penosa situación.
Termino hermanos y amigos haciendo una última pregunta: ¿Qué pasaría si el día de mañana viene un fanático cualquier credo religioso o ideología política y asesina a una sola persona? ¿Se activarían todas las alarmas? ¿Tomará el Gobierno las acciones pertinentes para evitar o prever una nueva desgracia?
Entonces, ¿cuál es la diferencia entre las muertes que ya se están dando entre la situación hipotética que expongo?.
Algún día si todos queremos y nos esforzamos, tomaremos conciencia y se podrá despertar al fin de este largo e irresponsable sopor que se ha convertido en una pesadilla de la vida real.
Que Dios nos bendiga, ilumine y guíe para poder actuar ya!.
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