Oí al Mensajero de Dios -la paz y las bendiciones de Dios sean con él-, diciendo:

«Quien de vosotros vea una mala acción, que la cambie con su mano, si no pudiera con su lengua, y si no pudiera, entonces en su corazón, y esto es lo más débil de la fe».

Lo transmitió Muslim.

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jueves, 25 de marzo de 2010

Cómo puedo ayudar a alguien que se hizo adicto al facebook y ha descuidado su trabajo y necesidades básicas?

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Por Néstor Pedraza

Todas las adicciones, en su base, son iguales, cambia sólo el objeto de la adicción. Tabaco, sexo ilícito, alcohol, drogas, chat, facebook, pornografía, teléfono celular, videojuegos, incluso la adicción al trabajo. Todo adicto te dirá lo mismo: Yo lo controlo, estás exagerando, déjame hacer mi vida, no te metas, déjame en paz, así soy yo, es mi vida y hago con ella lo que quiero, estás envidiosa, es mi forma de socializar y quieres aislarme del mundo, me gusta y ya, uno tiene derecho a disfrutar lo que le gusta, no le hago mal a nadie, yo veré lo que hago, es parte de mi personalidad...

Son palabras totalmente opuestas a las de un creyente. Veamos:

"Yo lo controlo" -> No existe fuerza ni poder salvo en Dios.

"Estás exagerando, no te metas, déjame en paz, etc." -> El creyente agradece que otros se preocupen por su estado y escucha a quien le amonesta por una falla que debilita su religión o peor aún, lo lleva fuera de ella.

"Es mi vida." -> La vida le pertenece a Dios. A él responderemos por lo que hagamos con ella.

"Me gusta, hago lo que quiero, déjame disfrutar, etc." -> No vinimos al mundo a hacer lo que queremos sino lo que Dios quiere que hagamos. Podemos disfrutar de las cosas que Dios nos brinda, pero no es esa nuestra razón de ser en el mundo. Podemos disfrutar de la felicidad, pero no vinimos a dedicarnos a buscar la felicidad. Vinimos a adorar a Dios, y la forma de adorarlo es cumplir Su ley en cada cosa que hacemos. Y sólo en Él encontramos la tranquilidad y el verdadero disfrute de las cosas.

"No le hago mal a nadie" -> Se hace daño a sí mismo, y como no somos seres aislados en el mundo, al hacernos daño a nosotros mismos, lastimamos a quienes tenemos cerca, a quienes se preocupan por nosotros. Y Dios ha ordenado que no nos dañemos ni dañemos a otros. Además, no sólo debemos no hacer el mal, debemos hacer el bien y prohibir el mal.

"Así soy yo, es parte de mi personalidad" -> Este es el centro del asunto. El adicto se relaciona y se identifica con su adicción. La persona cree que su vicio es parte de su ser, que está en su mente, en sus genes, que eso lo identifica como persona. Ya todos lo conocen como el tomatrago, o como el fumador, o como el que siempre está conectado en Facebook. Es algo que lo distingue, como el color de sus ojos o su acento, y si lo deja, va a dejar de ser él, va a perder una parte de sí, la gente dirá "a este lo perdimos, ahora es otro, ya no es como antes", va a perder sus amistades, va a quedar solo y aislado. Romper esa creencia retorcida es lo más difícil, es romper un esquema muy íntimo y profundo, y eso sólo se logra con la ayuda de Dios, pero también con esfuerzo y determinación. A este respecto, la lectura "Romper Esquemas" (http://www.facebook.com/note.php?note_id=133602354820) puede serte útil, allí hay el testimonio de un psicólogo que habla sobre la identificación del adicto con su adicción.

Por otra parte, las adicciones siempre son una manifestación de una carencia interior. La persona está llamando la atención, aunque sea algo inconsciente. Su actitud autodestructiva es la respuesta a un mal del corazón, y sólo podemos curar y purificar nuestro corazón en el constante ejercicio de buscar a Dios y vivir como Él manda.

Carencias afectivas, vacíos emocionales, sentimientos de culpa, falta de autoestima, etc. Vivimos en un mundo que se alimenta de la escasez: si hay escasez de alimentos, estos son más costosos y el negocio es rentable, si tienes todo en tu casa pero te convencen de que debes cambiar de teléfono celular cada año, de computador cada 6 meses, de muebles de sala cada dos años, de ropero cada 3 meses, pues siempre te sentirás incompleta, siempre necesitarás algo, siempre estarás comprando. Igualmente, si tu familia ha sido destruida, tu educación es una mera preparación laboral, tu espíritu y tu intelecto no han sido debidamente alimentados, siempre vas a estar buscando la forma de llenar esos vacíos. Y la publicidad y los centros comerciales se la pasan todos los días diciéndote "nosotros te llenaremos, compra". ¿Consumimos alcohol, droga, tabaco, Facebook, música? En realidad, no. Facebook nos consume, al igual que la droga, el alcohol, el tabaco, la pronografía, el sexo ilícito... Pero como esta sociedad se alimenta de la escasez, es apenas comprensible por qué todos los "esfuerzos" para acabar con la pobreza, el hambre, la ignorancia y la ausencia de valores, son inútiles: porque son una falacia, un montaje. Aunque haya personas que luchan sinceramente (e ingenuamente) por ello, nunca tienen el presupuesto, la autoridad y el alcance para alcanzar logros medianamente significativos, sólo sirven para aparecer en las noticias junto al político de turno, especialmente justo antes del circo electoral.

Mientras busquemos llenarnos con las cosas mundanas, incluso con las que resultan positivas (el amor del esposo o esposa, de los padres, de los hijos), siempre nos sentiremos vacíos, pues nada ni nadie puede llenarnos más que Dios. Muchas mujeres de hoy día, abandonadas por el padre de sus hijos, se aferran a éstos y les chupan la vida, tratando de llenarse ellas de su amor y así solventar sus vacíos. Pero pareciera lo contrario, pareciera que se entregan por completo, y lo hacen, pero de una forma que es enfermiza, aunque en el actual estado de cosas, se ha hecho común, normal, prácticamente única y sin opción. Entonces tenemos seres sobreprotegidos, malcriados, y aún más vacíos que sus padres, que serán los que construirán el mundo del mañana. Esto no pinta nada bien, está claro.

Entonces, estimada hermana, tu pregunta tiene una respuesta simplísima, pero a la vez, un curso de acción que yo no podría siquiera sugerir. La respuesta es Dios, sólo cuando esa persona vuelva al hogar, a su naturaleza primigenia, es decir a la sumisión total a Dios, sólo entonces estará libre de todo vicio, su vida será plena, y podrá aspirar a ser de los exitosos en esta vida y en la última. Pero sólo Dios decide a quién da Su guía y a quien no.

De modo que lo que se debe hacer con esa persona, depende de la persona, de su entorno y de tu relación con ella. Hay que manejar el asunto con inteligencia, buscar la forma de llegarle a la persona sin que se ponga a la defensiva. Quizá buscar que otras personas hablen con él, un profesional podría ser algo muy positivo.

Pero hay una gran ventaja: eres musulmana. Lo mejor que puedes hacer por esa persona es, precisamente, ser musulmana. ¿Por qu ... Ver másé? Porque como musulmana, llevas una vida recta, entonces te constituyes en un ejemplo para esa persona. Porque como musulmana, permanentemente nombras a Dios y hablas de Él y de Su misericordia, e inevitablemente esa persona escuchará. Porque como musulmana, haces tus cinco oraciones obligatorias diarias y puedes hacer varias voluntarias, y esa persona te verá o sabrá que todos los días adoras a Dios, y tu podrás pedirle a Dios en tus oraciones que guíe a esa persona. Porque como musulmana, eres autocrítica, siempre estás buscando mejorar para agradar a Dios, y esa persona seguramente ha de notar tu fuerza, tu ímpetu, emanados de Dios y dirigidos hacia Él. Y porque como musulmana eres responsable y te exiges siempre, para cumplir con todos tus deberes, para defender tu Din y tu familia, y para mantenerte en la vía recta.

Fortalece tu religión y tu creencia, esfuérzate en el camino de Dios, y ofrécele a esa persona tu ayuda, tu afecto, tu fortaleza y tu conocimiento, al tiempo que ruegas a Dios por esa persona. Si Dios quiere, Él te hará Su instrumento para llevar a esa persona hacia la Verdad. Si no, acepta Su voluntad con paciencia. Recuerda que no se puede ayudar a quien no quiere aceptar la ayuda, y que nadie puede brindarnos ayuda real y efectiva más que Dios.

Que Dios te guíe y te de sabiduría.

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