Oí al Mensajero de Dios -la paz y las bendiciones de Dios sean con él-, diciendo:

«Quien de vosotros vea una mala acción, que la cambie con su mano, si no pudiera con su lengua, y si no pudiera, entonces en su corazón, y esto es lo más débil de la fe».

Lo transmitió Muslim.

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lunes, 27 de diciembre de 2010

Necesito una sobredosis de respeto.

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El sábado podría haber sido un día normal, estaba en casa, limpiando y tratando de hacer todas las tareas que no puedo entre semana porque llego muy cansada del trabajo y tengo que juntarlas todas para los dos días que tengo libres (sábado y domingo).

Escuché que alguien llamaba a la puerta, y después de ponerme el hijab atendí. Era un vecino que siempre ha sido muy respetuoso conmigo. Me preguntó si era cierto que ahora estoy ¨solita¨ y que me tenía una propuesta.

Como la más estúpida e inocente del mundo, tuve según yo, la educación de responderle y le pregunté cuál era la propuesta.

Inmediatamente me dijo: ¨quiero hacer el amor con usted¨...


Ipsofacto noté que estaba embriagado, no era el mismo vecino amable y respetuoso que yo conozco, el que yo conozco jamás me habría dicho eso en su sano juicio y cinco sentidos...

Se me subió la sangre a la cara, quería romperle la cara, gritarle que me respetara, que no tenía derecho a decirme semejante estupidez, que todavía estoy de duelo por todo lo que me ha sucedido, que soy una señora, que creía que por usar el velo y ropas holgadas jamás un hombre me iba a decir eso, que soy musulmana, que yo no provoco a nadie, que guardo mi risa, que sigo los modales islámicos, que no hablo con doble sentido,que soy mujer, que soy madre, que estoy tan cansada de pelear...

En vez de eso lo único que pude hacer fue soltar una carcajada histérica, luego, traté de calmarme y le dije que jamás podría aceptar la propuesta porque él no es mi esposo, porque está casado y porque yo me respeto a mí misma...

Me siento decepcionada de no haber podido reaccionar como lo habrían hecho mis hermanas, con fuerza, con gritos, con furia.

Hoy, he estado llorando de impotencia y verguenza por no poder expresarme de la forma correcta en el momento justo, porque no actué como quería, como debía.

Hoy, estimados hermanos y amigos, necesito que si alguien sabe en dónde puedo encontrar píldoras de respeto, que me den unos cuantos frascos, voy a tomar una sobredosis, para tratar de consolarme y saber que yo no hice nada que provocara esta acción de mi vecino, y sacarme esta verguenza que siento, porque entiendo claramente porqué se nos pide a los musulmanes estar casados, tener familia.

Y es precisamente en estos momentos en los que anhelo vivir en un país islámico, porque sé que ahí a ningún vecino se le ocurriría faltarle de esta forma el respeto a una mujer sola.

El matrimonio islámico proteje tanto a hombres como a mujeres de todas estas situaciones previsibles, inshallah, podamos ser premiados un día no tanto con lo que más queremos, sino con lo que más necesitamos.

Sin embargo como vivo en un país en el que los musulmanes somos minoría, deberé continuar aquí con esta lucha de todos los días, tratando de saber cómo actuar la próxima vez que Dios quiera no se vuelva a dar una situación como esta y repartir al mismo tiempo, dosis de respeto entre mis vecinos para que entiendan que aunque estas cosas que para ellos talvez no son importantes, para alguien como nosotros, los musulmanes, son muy vergonzosas, sumamente dolorosas e innecesarias y no quisiéramos tener que revivirlas con nosotras mismas, nuestras hermanas, hijas y vecinas sean musulmanas o no.

Que Allah les bendiga.

Rashida Jenny Torres
Musulmana Costarricense

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