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Oí al Mensajero de Dios -la paz y las bendiciones de Dios sean con él-, diciendo:
«Quien de vosotros vea una mala acción, que la cambie con su mano, si no pudiera con su lengua, y si no pudiera, entonces en su corazón, y esto es lo más débil de la fe».
Lo transmitió Muslim.
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jueves, 27 de mayo de 2010
Un boicot crítico de resistencia.
Arizona y el panorama global
Roberto Rodríguez
CounterPunch
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
La primera regla de todo boicot es mantener los ojos fijos en la meta; traducido, esto significa no perder nunca de vista el problema, los objetivos, las soluciones y el panorama global.
Arizona acelera hacia un Estado de apartheid. Parte de esta precipitación tiene que ver con leyes represivas (incluyendo la legalización del uso del perfil racial y la eliminación de estudios étnicos) aprobadas por la legislatura dominada por republicanos y recientemente firmadas por la gobernadora. En realidad, sin embargo, esta tendencia pre-existe a la actual legislación y gran parte de la represión contra la comunidad mexicana en este Estado también es de naturaleza histórica y en realidad existe a escala nacional.
Superficialmente tiene que ver con temas relacionados con la inmigración. Pero si investigamos un poco más, tiene que ver con el poder, y con la futura composición (registros electorales) del Estado. Traducción: El ‘Browning’ de Arizona. Si se indaga un poco más se ve que gran parte del odio tiene poco que ver con el estatus legal de la gente. Es donde la ley de Sólo Inglés y la nueva ley contra estudios étnicos entran en juego. No tiene que ver simplemente con nuestra presencia física (bronceada) sino con nuestra cultura –que tiene miles de años y es indígena en este continente. En este sentido, va más allá del alejamiento físico e incluso más allá del control del pensamiento; tiene que ver con nuestras almas.
Los mexicanos y centroamericanos en este país son los objetivos primordiales. También se apunta en general a pueblos que han estado en EE.UU. durante muchas generaciones (mexicano-estadounidenses), junto con otros pueblos indígenas de piel bronceada de Sudamérica y del Caribe. Trágicamente, a fin de cuentas, mientras los gobiernos estatales y federal se defienden contra acusaciones de elaboración de perfiles raciales, se mueven hacia una sociedad de puntos de control en la cual los funcionarios exigirán documentación de todos en el país, de todas las edades y en todo momento.
Algunos de los que están en el poder en Arizona, directamente responsables por esta acción hacia el apartheid son: El alguacil del condado Maricopa Joe Arpaio –responsable por la refinación del perfil racial [de pueblos indígenas] en una forma de arte; el representante Russell Pierce –arquitecto de la mayoría de las leyes contra migrantes; el superintendente de escuelas estatales Tom Horne –la fuerza tras las leyes contra estudios étnicos y oponente declarado de los Estudios de Raza; y la gobernadora no elegida Jan Brewer –que ha firmado muchas de las leyes draconianas en cuestión. No son más que los últimos en una larga lista de culpables.
En todo el país, cerca de una docena de Estados están listos para seguir los pasos de Arizona y cada uno de esos Estados tiene sus propios equivalentes de Arpaio-Pierce-Horne-Brewer. Sin embargo, a la raíz de esta crisis está el hecho de que el gobierno federal no ha encarado el problema de la inmigración –no sobre la base de temor, odio y la política de la culpa, sino más bien, como parte de una crisis económica y laboral global.
Los dementes en la legislatura del Estado han sido alentados a crear sus propias políticas de inmigración y exterior porque una media docena de presidentes y el Congreso no han encarado estos problemas desde 1986 (el último esfuerzo exhaustivo de reforma). En realidad los han encarado, pero sólo estrictamente desde un punto de vista de mantenimiento del orden militar y legal. Una ley de reforma exhaustiva de la inmigración podría anular teóricamente esas leyes estatales contra los migrantes, pero no hay una garantía de que el resultado sea realmente mejor. En el mejor de los casos, podría simplemente hacernos volver a leyes y prácticas represivas nacionales como las que resultan en el envío de miles y miles de seres humanos al desierto de Arizona/Sonora, que ha resultado en la recuperación de unos 5.000 cuerpos desde los años noventa… o las que crean el tribunal irregular y arbitrario conocido como Operation Streamline, ahora en 5 ciudades en todo el país (en esos tribunales, unos 70 migrantes son procesados cada día, en una hora). Leyes y prácticas uniformes obviarían la necesidad para boicots de Estados, pero entonces ¿qué sería boicoteado? ¿el gobierno federal?
El problema no será resuelto sobre una base de un Estado al otro. En realidad la raíz –la actual crisis– puede ser rastreada al NAFTA [Tratado de Libre Comercio de América del Norte]. Este acuerdo trilateral de 1994 entre EE.UU., Canadá y México ha sido un regalo para las corporaciones, pero desastroso para los trabajadores, especialmente para los pueblos indígenas de las regiones productoras de maíz del sur de México. Millones han sido desarraigados como resultado de la importación en México de maíz [genéticamente modificado] subvencionado por EE.UU. La promesa original del NAFTA era que solucionaría la crisis de la inmigración. Los acuerdos subsiguientes que cubren Centroamérica (CAFTA- Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y EE.UU.), las Américas (Área de Libre Comercio de las Américas-ALCA) y el mundo (GATT- Acuerdo general sobre comercio y aranceles) auguran todos resultados similares.
Por el momento, la mirada nacional se concentra en Arizona. Y la pregunta es: ¿cómo se boicotea a un Estado? A primera vista parece bastante fácil, pero en realidad existen pocos precedentes de un boicot exitoso de un Estado. El congresista Raúl Grijalva ha llamado a un boicot limitado, llamando a las organizaciones a no programar futuras convenciones y conferencias en el Estado. En el caso de organizaciones que han escogido a Arizona antes de este llamado, espera que tomen sus propias decisiones sobre si cancelar o no, etc.
Los que estamos en las trincheras llamamos a un boicot más amplio –del turismo, y especialmente contra corporaciones que apoyan o han apoyado a la cábala de políticos extremistas en nuestro Estado. Aunque (todavía) no existe un organismo estatal o nacional que coordine o sancione para realizar una campaña semejante, hay muchas organizaciones que han estado luchando contra la represión en Arizona durante muchos años, incluyendo a Derechos Humanos de Tucson. Contactadlos para obtener orientación sobre el boicot, aunque todos, incluyendo a todas las organizaciones, tienen que tomar sus propias decisiones sobre el boicot. A través de todo esto, existe consenso actualmente con la excepción de una cosa: mientras se alienta a los turistas a que se mantengan lejos, se alienta a los organizadores a inundar el Estados. Los que vengan –como en el caso de los freedom riders de los años sesenta– pueden ser albergados y alimentados en hogares o negocios que se han aliado contra esas leyes y condiciones represivas.
La gente siempre debiera concentrarse en el panorama global. El objetivo actual es afectar la economía de Arizona hasta el punto que el gobernador y los legisladores extremistas terminen por entrar en razón. Ese objetivo tiene que ser ayudarnos en nuestras batallas contra fuerzas extremistas, no volvernos los unos contra los otros. Lo último que necesitamos es fanatismo. Como señalamos, los organizadores siguen siendo bienvenidos, y en Arizona hay que seguirse concentrando en Arpaio-Pierce-Horne-Brewer y sus aliados corporativos, etc. Una cosa sobre Arizona es que también es País Indio –un factor al considerar quién y qué es boicoteado, etc.
A fin de cuentas, la solución a la crisis de la inmigración tiene que ser de alcance nacional e internacional. Estas políticas no pueden ser, o no serán, solucionadas en el ámbito estatal o incluso nacional. El gobierno tiene la responsabilidad de crear una solución, pero cualquier solución –incluyendo los acuerdos con otras naciones– tiene que centrarse en los seres humanos. Cualquiera solución que no reconozca a los migrantes como seres humanos plenos con los correspondientes derechos humanos plenos no es más que una receta para el contrabando humano legalizado, un nuevo programa de braceros, máxima explotación y deshumanización y la ulterior militarización tanto de la frontera como de la nación.
Si esas leyes fueran reproducidas por los otros 12 Estados, sería difícil realizar un boicot sólo de Arizona, y en una economía global probablemente sería difícil limitar el boicot a 13 Estados, particularmente si el presidente termina por firmar una ley que se concentre primordialmente en fronteras y muros, y más militarización. ¿Es posible o incluso factible un boicot de EE.UU.? Las dos leyes en cuestión ya fueron denunciadas la semana pasada por expertos en derechos humanos de las Naciones Unidas en Ginebra. Arizona no es una hipérbole, sino más bien, un laboratorio o una punta de lanza para el odio y el racismo. Estas leyes y otras similares violan claramente las leyes internacionales –son leyes que eligen a la gente por su color, raza y cultura. Y actualmente, a los que eligen no son simplemente mexicanos/centroamericanos –sino generalmente a los que tienen características indígenas (y sus/nuestras formas de pensar). Por eso muchos de nosotros decimos que es la culminación de 518 años –centrada en temas de legalidades e ilegalidades. Por eso dirigentes indígenas de todo el continente proclamaron unánimemente el año pasado que los pueblos de este continente no pueden ser ilegales en este continente. Y todo boicot tiene que reafirmar este principio.
El robo de un continente no es un capítulo cerrado en la historia de la humanidad (Ni se ha convertido en legal simplemente por el paso del tiempo). Y a pesar de ello, ningún ser humano puede ser ilegal en ningún continente. Se trata verdaderamente de un choque de civilizaciones –entre los que creen, contra los que no creen, que todos los pueblos merecen ser tratados como seres humanos plenos –no importa dónde ellos/nosotros vivan.
Para muchos de nosotros, éste es el contexto del boicot, y sin embargo, va más allá de un boicot.
Roberto Rodríguez, es profesor ayudante en la Universidad de Arizona. Se le puede escribir a XColumn@gmail.com
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=106648
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