Oí al Mensajero de Dios -la paz y las bendiciones de Dios sean con él-, diciendo:

«Quien de vosotros vea una mala acción, que la cambie con su mano, si no pudiera con su lengua, y si no pudiera, entonces en su corazón, y esto es lo más débil de la fe».

Lo transmitió Muslim.

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martes, 10 de enero de 2012

La voz de la mujer en el Islam.


Autor: Yusuf al Qaradawi

Muchos musulmanes han adoptado la ética judeo-cristiana que ve a las mujeres como la fuente de la tragedia humana debido a su alegado papel bíblico como las tentadoras que sedujeron a Adán en desobediencia a su Señor. Tentando a su marido a comer la fruta prohibida, ella no solamente desafió a Al.lah, sino que causó la expulsión de la humanidad del Paraíso, instigando así todo el sufrimiento humano temporal. Esos misóginos que sostienen este mito bíblico, rastrean en archivos de las literaturas pseudo-islámicas tales como hadices falsos y débiles.

Este viejo mito del testamento es una creencia extensamente difundida en la comunidad islámica a pesar del hecho de que Al.lah en el Corán testimonia que era Adán solamente responsable de su error. En 20: 115 se indica:

"ya hicimos antes un pacto con Adam, pero olvidó; y no encontramos de por su parte resolución firme."


El verso 20:121-122 continúa

"como resultado, ambos comieron del árbol...Adam desobedeció a su Señor y cayó en error. Luego su Señor lo escogió (por su gracia), se volvió sobre él y le dio guía."


Por lo tanto, no hay nada en la doctrina islámica o en el Corán que sostenga que las mujeres son responsables de la expulsión de Adán del Paraíso o de la consiguiente miseria de la humanidad. Sin embargo, la misoginia abunda en las declaraciones de muchos "eruditos" islámicos y de "imames".

El resultado de tal interpretación de hadices y de la negatividad esparcida es que sociedades enteras han maltratado a sus miembros femeninos a pesar del hecho de que el Islam ha honrado y ha autorizado a la mujer en todas las esferas de la vida. La mujer en ley islámica es igual a sus contrapartes masculinas. Ella es tan responsable por sus acciones como es responsable un varón. Su testimonio es exigido y válido ante un tribunal. Sus opiniones se buscan y se actúa basándose en ellas. Contrariamente al pseudo hadiz: "consulta a mujeres y haz lo contrario", el Profeta (S.A.S.) consultó a su esposa, Um Salama en una de las decisiones más importantes para la comunidad musulmana. Tales referencias a las actitudes positivas del Profeta (S.A.S.) hacia las mujeres, refutan el único hadiz falsamente atribuído a Ali bin Abu Talib: "la mujer es todo mal y el mal más grande sobre ella es el que el hombre no puede hacer por ella."

La propaganda de tal negatividad contra las mujeres ha conducido a muchos "eruditos" e "imames" a hacer normas irreales sobre el discurso femenino. Demandan que las mujeres deben bajar su voz a los susurros o aún al silencio, excepto cuando hablan a su marido, a su guarda o a otras mujeres. El acto femenino de la comunicación se ha convertido para algunos en una fuente de la tentación y de la seducción al varón.

El Corán, sin embargo, menciona específicamente que ésas búsquedas de información de las esposas del Profeta debían dirigirse a ellas detrás de una cortina (33:53). Puesto que las preguntas requieren respuestas, las madres de los creyentes ofrecieron fatwas a los que las pidieron y narraron hadices a quienquiera que quisiese transmitirlos. Además, las mujeres estuvieron acostumbras a preguntar al Profeta (S.A.S.) mientras los hombres estaban presentes. Ni se avergonzaban de hacer oir sus voces ni el Profeta (S.A.S.) impidió sus preguntas. Incluso en el caso de Omar cuando una mujer lo desafió durante su jutba en el mimbar, él no la rechazó. Más bien, él admitió que ella tenía razón y él estaba equivocado y dijo: "todos son más eruditos que Omar."

Otro ejemplo coránico de una mujer que habla en público, es la hija del Sheij mencionado en el Corán en 28:23. Además, el Corán narra la conversación entre Sulayman y la reina de Saba así como entre ella y sus súbditos. Todos estos ejemplos apoyan la fatwa de que se permite a las mujeres expresar su opinión en público, porque cualquier cosa que fue prescrita a los que nos precedieron antes, está prescrita para nosotros, a no ser que sea rechazado unánimemente por la doctrina islámica.

Así la única prohibición es que la mujer hable suavemente y flirteando de una manera que se en tienda para excitar y para tentar al hombre. Esto se expresa en el Corán como el habla complaciente que Al.lah menciona en 33:32:

"¡Mujeres del Profeta! No sois como cualquier otra mujer. Si teméis a Al.lah, no seáis demasiado complacientes al hablar, de manera de que aquel que tenga una enfermedad en su corazón pueda sentir deseo: sino que hablad como se debe".

Lo que está prohibido es el hablar coqueteando que tienta a los que tienen los corazones enfermos, que se pueden mover por deseo y eso no es decir que toda la conversación con las mujeres está prohibida, porque Al.lah termina así el verso:

"...sino que hablad como se debe."(33:32)


Encontrar excusas para silenciar a mujeres es solo una de las injusticias que ciertos eruditos e imames intentan inflingir sobre las mujeres. Señalan a aquellos hadices narrados por Bukhari sobre el Profeta (S.A.S.), que dicen: "no he dejado un mayor daño a los hombres que mujeres." Asumen que el daño implica que las mujeres son una maldición malvada que se soportará como se debe aguantar pobreza, hambre, enfermedad, muerte y miedo. Estos "eruditos" no hacen caso del hecho de que el ser humano es tentado más por sus bendiciones que por sus tragedias.

Y Al.lah dice:

"y os pondremos a prueba con lo bueno y con lo malo." (21:35).

Para apoyar este argumento Al.lah dice en el Corán que dos de las bendiciones más apreciadas de la vida, la riqueza y los niños, son pruebas. Al.lah dice:

"sabed que vuestra hacienda y vuestros hijos constituyen una tentación." (8 Anfal 28).


Una mujer, a pesar de las bendiciones que ella concede en sus relaciones, puede ser también una prueba, porque puede distraer a un hombre de su deber hacia Al.lah nota de la web: y viceversa. Así, Al.lah crea la conciencia de cómo las bendiciones pueden ser distracciones, de modo que se conviertan en maldiciones. Los hombres pueden utilizar a sus esposas como excusa para no realizar el jihad (esfuerzo), o para evitar el sacrificio y perseguir la abundancia. Al.lah en el Corán advierte:

"en verdad entre vuestras esposas e hijos hay enemigos para vosotros." (64:14).

La alerta es igual que para las bendiciones de la riqueza abundante y de la descendencia (63:9). Además, el hadiz sahih dice:

"por Al.lah que no temo por vosotros la pobreza, sino que temo que el mundo sea abundante para vosotros, como lo fue para los que os precedieron y compitáis por él como ellos han competido por él y que os destruya a vosotros como les destruyó a ellos." (Bukhary y Muslim).


Este hadiz no significa que el Profeta (S.A.S.) animó a la pobreza.

La pobreza es una maldición de la cual el Profeta (S.A.S.) buscó refugio en Al.lah. Él no quería decir que su Ummah debía privarse de la riqueza y abundancia porque él dijo:

"lo mejor de la buena abundancia es para la persona piadosa." (Narrado por Ahmed y Al Hakam).

El Corán menciona a los hombres (Muslim) y las mujeres musulmanas (Muslimat) como ayuda y bienestar el uno para el otro, aquí y en el más allá. El Profeta no condenó las bendiciones que Al.lah ha proporcionado para su Ummah. Más bien el Profeta (S.A.S.) deseaba guiar a los musulmanes y su Ummah lejos de la deslizante cuesta cuyo agujero sin fondo es un fango de crueldad y deseo.

http://www.webislam.com/articulos/26312-la_voz_de_la_mujer_en_el_islam.html

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