Oí al Mensajero de Dios -la paz y las bendiciones de Dios sean con él-, diciendo:

«Quien de vosotros vea una mala acción, que la cambie con su mano, si no pudiera con su lengua, y si no pudiera, entonces en su corazón, y esto es lo más débil de la fe».

Lo transmitió Muslim.

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jueves, 26 de junio de 2014

¡Feliz Ramadán musulmanes hipócritas!

Se aproxima el sagrado mes de Ramadán y tal y como es costumbre, seremos testigos de cómo comenzaremos a salir de nuestros cómodos lugares, como una gran plaga, los millones de musulmanes que solamente por este mes nos acercamos a las mezquitas, luciendo trajes de gala, pintando nuestras casas y adornando pueblos y ciudades con farolitos, lunas y estrellas en la más aparente devoción. Cada noche, después de romper el ayuno y llenar nuestros estómagos hasta el hartazgo, lloraremos emocionados al escuchar la recitación del sagrado Corán exhortándonos a ser mejores cada día. Muchos imames y sheikhs, inmediatamente después de celebrar el salat atarahuí, regresarán a sus casas a golpear y gritar palabras soeces a sus esposas, muchas de las cuales, se encontrarán en estado de gestación, mientras que algunas directivas de mezquitas, las acusarán a ellas de ser las provocadoras de la furia del pilar de la comunidad y las echarán a la calle, pero solamente actuarán después de que termine el mes de ayuno, para poder cumplir tranquilamente con el cuarto pilar de nuestra fe. Otros sheikhs, no enviarán el aporte económico para los hijos de sus divorcios, los obligarán a mendigar y vivir en la miseria, pero harán llorar de emoción a su público de cada viernes, cuando los escuchen ofreciendo su discurso durante el jumoa. Una gran mayoría de piadosos musulmanes, continuaremos culpando y achacando de todos nuestros males, perversidades, omisiones y descaro a los judíos, a los sionistas y a los infieles por venir a corrompernos a nosotros, víctimas inocentes y justas con los que no son como nosotros. Destinaremos la caridad obligatoria para ayudar a cualquier musulmán, aunque sea un degenerado, delincuente e irresponsable y seguiremos ignorando a los más pobres de entre los pobres que tengamos más cerca, aunque sean las mejores personas sobre este planeta, ya que al ostentar el indigno título de káfires corremos el grave peligro de que nos contaminen con sus innovaciones y extrañas maneras de adorar a Dios, aunque las mismas puedan ser mejores que las nuestras. Las mejores musulmanas, llenarán y compartirán en las redes sociales miles de fotografías de los festines, recetas y manjares que preparán durante el sagrado mes, olvidando cómo muchas personas pasan todo el año ayunando a la fuerza, violando de nuevo el mandato de evitar la ostentación para no herir los sentimientos ni la susceptibilidad de los que menos tienen. Los árabes, palestinos y cualquier musulmán adinerado que haya emigrado a tierras extrañas, criticaremos a los sucios, ignorantes y pecadores cristianos de países subdesarrollados, en donde nos hemos arraigado, humildes personas a quienes esclavizamos y pagamos salarios de hambre para aumentar nuestras fortunas, entonces, solamente después de ello, daremos llenos de júbilo el 2.5% de las ganancias obtenidas en casinos, ventas de carne de cerdo y licores. Otros, los más afortunados, tendrán hasta cuatro esposas a las que puedan mantener para jactarse ante la comunidad de su elevado estatus social y su potencia masculina, en vez de ayudarle a algún buen hermano pero de escasos recursos económicos para que al menos pueda tener una sola y crear un mundo más justo y equitativo. Algunos más les propondrán a sus esposas que realicen una especie de relación cooperativa en las que ellas sean las que los mantengan a ellos para superar así el ejemplo y devoción de las esposas del profeta. Muchas musulmanas seguiremos sosteniendo que el hijab es nuestra vida y lo convertiremos en un fetiche, algunas continuaremos asegurando que el niqab y la burka es la ropa más cómoda para no ser molestadas y que preferimos morir antes que quitarlo, algunas otras afirmaremos inclusive, que podemos dejar a nuestra familia morir de hambre tranquilamente y esperar el Paraíso alegremente, con tal de no desempeñar funciones en las que haya que mezclarse con varones extraños a nuestra familia. Luego en casa, tendremos sexo virtual con cualquier musulmán que nos proponga matrimonio, porque, no podemos negarnos a realizar los deberes que como esposas musulmanas tenemos que cumplir y mucho menos arriesgarnos a abandonar a alguien que nos chantajea con publicar las fotografías y videos eróticos grabados en horas de intenso amor incondicional. La mayoría de nosotros, seguiremos afirmando que somos la mejor comunidad sobre el planeta y estaremos rebosantes de alegría al obsequiar las sobras del cus cus y del humus a algún harapiento. Nos olvidaremos de nuevo que mientras haya una sola persona con hambre o en condición de injusticia en el mundo, nos hemos convertido en lo que tanto criticábamos, en lo que más odiamos, en payasos indiferentes. Catalogaremos cualquier tipo de música como pecado, sea o no de adoración, prohibiremos las fotografías, el avance de la tecnología y las ciencias alegando que son costumbres ajenas a nuestra fe aunque Allah nos haya insistido en buscar el conocimiento y la moderación. Alargaremos la lista de acciones que nos sacan del Islam, buscaremos a hermanos musulmanes de bajos recursos económicos o sin títulos universitarios para que traduzcan libros y textos, luego, les pagaremos salarios inferiores al mínimo y las obras aparecerán que fueron traducidas por nosotros, llevándonos todos los créditos, mientras que los verdaderos traductores se sentirán en deuda eterna con personas tan honestas y piadosas como nosotros, que pensamos en darle un trabajo digno a gente que no tiene posibilidad de triunfar por sí misma. Pasaremos largas horas ofreciendo charlas de motivación sacando y repitiendo frases del sagrado Corán, explicando lo que es el verdadero Islam y ¡cobraremos por ello! Usaremos la mano izquierda para lavarnos cuando vamos al baño, negándonos a usar papel higiénico, comeremos con la mano derecha y lameremos nuestros tres dedos para no usar cucharas o tenedores, evitando así imitar a los incrédulos, pero usaremos todo nuestro cuerpo para utilizar los medios de comunicación inventados por ellos, lo descalificaremos todo y olvidaremos que Allah nos sentenció que el Islam vino para facilitar las cosas y no para complicarlas. Bañaremos de oro, piedras preciosas, mármoles y plata extraídos por medio de trabajadores esclavos musulmanes todas nuestras mezquitas, las fabricaremos tan grandes que nunca se verán llenas, nunca serán suficientes. Convertiremos en hoteles nuestras mezquitas, solamente cuando el huésped sea algún adinerado árabe, para que al aportar una generosa donación, nos permita ampliar las instalaciones y a los indigentes les negaremos la entrada porque es prohibido dañar las alfombras con algún tipo de suciedad. Insistiremos en que las oraciones del día viernes deben ser llevadas a cabo solamente en idioma árabe aunque nadie lo entienda porque el país en el que vivimos habla otro idioma y ¡nos haremos entonces millonarios cobrando por enseñar el bendito idioma en el que Allah nos obsequió Su Revelación! Seguiremos burlándonos, descalificando y menospreciando a cualquiera que no practique nuestra fe, pero diremos que los fanáticos son ellos. Los hombres que memorizaron el sagrado Corán, se abstendrán de complacer a sus esposas mientras tienen relaciones sexuales, para evitar así el terror que implica ensuciarse la misma boca con las que recitan el Corán completo, negándoles el derecho de que ellas conozcan el verdadero placer sexual, pero viajarán a países en los que se liberarán pagando por prostitutas, consumiendo pornografía y regodeándose con la zoofilia. Muchos de ellos, se convertirán al Islam con la idea de sexo desenfrenado con 4 mujeres al mismo tiempo o con la obsesión de romper hímenes de jovencitas sin estrenar, mujeres a las que podrán moldear a su imagen y semejanza. Los varones más religiosos usarán la recitación del sagrado Corán y los hadices de nuestro amado profeta, como arma de seducción masiva para atrapar a las nuevas e incautas musulmanas que deslumbradas por el recuerdo de los cuentos de Las Mil y Una Noches o la Telenovela El Clon, esperan encontrar a un guapísimo jeque árabe que la llene de joyas, oro y muchísimo amor. Nos casaremos sin conocer a nuestros prometidos por temor a fornicar y a tener algún encuentro indebido, lo cual nos hará caer en matrimonios con parejas psicópatas y agresoras y muchas de nosotras, moriremos felices porque pensamos que así lo quiso Allah. Esconderemos los relatos del profeta en los que nos recalcó que le hiciéramos caso solamente en asuntos de fe porque en los demás aspectos de la vida era un humano como cualquier otro y por lo tanto, estaba sujeto a error. Llegaremos a decir que toda la creación fue hecha única y exclusivamente esperando la llegada de Muhámmad, lo pondremos siempre en el primer lugar en el que él nos advirtió que no le colocáramos nunca. Evitaremos a toda costa ocupar puestos políticos por mera desidia y evitar cualquier tipo de responsabilidad, pero luego nos quejaremos de las leyes que nos imponen alegando injusticia total de quienes nos gobiernan. Inventaremos la pena de muerte para nuevos crímenes, tales como la homosexualidad, no rezar o apostatar a pesar de que en el Corán no están castigados de esa manera. Nos adjudicaremos el honor y derecho para juzgar y condenar severamente a los que no pequen como nosotros. La comunidad islámica que asegura tener como líder y califa al Mahdi, lo mantendrá en los mejores hoteles del mundo, limusinas y gran cantidad de guardaespaldas, le pedirá a sus miembros realizar grandes esfuerzos económicos más altos que el porcentaje para el zakat por amor a Allah y a la religión, para mantenerle su lujosísimo estilo de vida, los sacrificios en nombre de la fe serán única y exclusivamente para los fieles de menor rango. Alejaremos a los mejores y más sensatos elementos que han acogido nuestra fe, cuando logren comprobar aterrados, que el Islam se encuentra en decadencia y en la era del peor de los oscurantismos. Y así continuaremos manipulando las escrituras a nuestro antojo, orgullosos de cómo profesamos nuestra fe. Que Allah nos ilumine para evitar que el Islam siga convirtiéndose en el mejor caldo de cultivo para psicópatas, fanáticos y enfermos mentales. ¡Feliz Ramadán a todos los musulmanes que al igual que yo, somos solamente sepulcros blanqueados!