Oí al Mensajero de Dios -la paz y las bendiciones de Dios sean con él-, diciendo:

«Quien de vosotros vea una mala acción, que la cambie con su mano, si no pudiera con su lengua, y si no pudiera, entonces en su corazón, y esto es lo más débil de la fe».

Lo transmitió Muslim.

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martes, 30 de octubre de 2012

Dicen que dejé de ser musulmana.


Dicen que dejé de ser musulmana porque tuve que abandonar el velo por ciertas circunstancias que estaban dificultando mi vida en esta parte del planeta. Dicen que dejé de ser musulmana porque me gusta hablar, preguntar e investigar sobre todo tipo de temas que muchos consideran tabú, inclusive el sexo, sí el sexo y yo los expongo sin tapujos, a plena luz del día y en público. Dicen que dejé de ser musulmana porque me codeo y trato de convivir en paz con otros que no son musulmanes, porque o son mis amigos o mi familia o simplemente mi entorno. Dicen que dejé de ser musulmana porque me da miedo la imagen que proyecta el niqab y la burka, porque aunque me encanta ver mujeres usando el velo, esa vestimenta fantasmagórica me parece indigna y fuera de lugar, fanática y perversa. Dicen que dejé de ser musulmana porque cuando estoy indignada puteo. Dicen que dejé de ser musulmana porque abarco muchos temas para sólo para llamar la atención y ser la más “popular”. Dicen que dejé de ser musulmana porque no juzgo a los demás ni me creo mejor solo por ser musulmana. Dicen que dejé de ser musulmana porque me niego a seguir la sunna o relatos débiles del profeta Muhámmad (pbsce) si contradicen al Sagrado Corán. Dicen que dejé de ser musulmana porque amo a mi país, canto su himno y realizo el saludo a su pabellón nacional con un gran orgullo y emoción. Dicen que dejé de ser musulmana porque critico a los musulmanes que son fanáticos. Dicen que dejé de ser musulmana porque no puedo callar la verdad que nos afecta ni tapar la mentira que nos enferma. Dicen que dejé de ser musulmana porque no le impongo la religión a mis hijos. Dicen que dejé de ser musulmana porque no asisto a mezquitas corruptas. Dicen que dejé de ser musulmana porque me encanta la ciencia, el arte, la cultura y la música. Dicen que dejé de ser musulmana porque me desespero por las injusticias cometidas contra no musulmanes. Dicen que dejé de ser musulmana porque no quiero gastar el poco dinero que tengo en ir a la Meca si tengo gente de mi familia y al prójimo que se encuentran en verdadera necesidad y a las cuales les puedo ofrendar ese dinero. Dicen que dejé de ser musulmana porque me encanta sonreír. Dicen que dejé de ser musulmana porque no me avergüenza el cuerpo humano. Dicen que dejé de ser musulmana porque si veo a un hombre guapo o a una mujer bella o algo bueno en alguien se los hago saber. Dicen que dejé de ser musulmana porque no le impongo el hijab a mi hija. Dicen que dejé de ser musulmana porque no he podido aprender el idioma árabe. Dicen que dejé de ser musulmana porque no paro de denunciar la corrupción venga de donde venga. Dicen que dejé de ser musulmana porque quiero participar en la política de mi país para dejar de hablar y crear soluciones en vez de pasar lamentándome por lo que otros no hacen. Dicen que dejé de ser musulmana porque preferiría casarme con un no musulmán que respete mi fe y a mí misma que con un musulmán que me haga indigna. Dicen que dejé de ser musulmana cuando la única verdad es que me siento más musulmana que nunca. Rashida Jenny Torres Musulmana costarricense.