Oí al Mensajero de Dios -la paz y las bendiciones de Dios sean con él-, diciendo:

«Quien de vosotros vea una mala acción, que la cambie con su mano, si no pudiera con su lengua, y si no pudiera, entonces en su corazón, y esto es lo más débil de la fe».

Lo transmitió Muslim.

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jueves, 8 de marzo de 2012

Entrevista a Abdennur Prado, director del Congreso Internacional de Feminismo Islámico

Abdennur Prado.


El islam es esencialmente anti-patriarcal, pues niega la misma base teológica del patriarcado: la equiparación de Dios al padre

Lucía El Asri: ¿Puede un hombre musulmán ser feminista? ¿Por qué?

— Abdennur Prado: El feminismo es la lucha contra toda discriminación de género, por la justicia en las relaciones entre los sexos y contra el patriarcado (el discurso que sostiene que las capacidades de la mujer son limitadas, y que deben establecerse roles diferenciados para el hombre y la mujer, ya que esta estaría más dotada para la maternidad y el cuidado del hogar). En este sentido, no veo ningún impedimento para que nadie (sea ateo o creyente, hombre o mujer de cualquier raza o nación) no pueda ser feminista.

Es más, considero que el islam es esencialmente anti-patriarcal, pues niega la misma base teológica del patriarcado: la equiparación de Dios al padre. Desde la perspectiva islámica, Al-lâh trasciende la dualidad masculino-femenino. El Corán establece el origen igualitario de hombres y mujeres a partir de una sola nafs o alma, y la plena autonomía moral de las mujeres, como califas de Al-lâh sobre la tierra. Así pues, el hombre musulmán no solo puede, sino que debería ser feminista.

Hay personas que consideran el Islam una religión machista que oprime a las mujeres, ¿qué opina sobre esto?

— Existen muchos motivos para que estas personas tengan esta creencia. Primero, el hecho de que la religión ha estado históricamente ligada al patriarcado. Segundo, las realidades sociológicas de muchos países de población musulmana, en los cuales existe un machismo recalcitrante, que se manifiesta tanto a nivel legal como en las costumbres. Tercero, la existencia de discursos fuertemente patriarcales en numerosas instituciones musulmanas. Por último, el bombardeo de imágenes negativas sobre las mujeres musulmanas realizado desde la academia y los medios de comunicación.

Así pues, no se lo reprocho. Lo que si es de lamentar es la pereza intelectual de aquellos que se niegan a tomar en cuenta el trabajo de las musulmanas que luchan por la igualdad de género, tanto como activistas como al nivel teológico. Si se tomaran la molestia de escucharlas, se darían cuenta de que el feminismo islámico tiene una base muy sólida, tanto en la cosmovisión como en la ética coránicas, y que constituye una respuesta desde dentro al machismo imperante. Por desgracia, existen intelectuales laicos occidentales que dan por buena la visión del islam patriarcal, como si fuera la única posible, una ortodoxia incuestionable. En este sentido, estos intelectuales se comportan exactamente igual que los fundamentalistas.

Desde su punto de vista masculino, ¿cómo ve la implicación de la mujer en el Islam? ¿Debe asumir esa implicación como una imposición? ¿Puede hacerlo con libertad?

— Un principio básico de la antropología coránica es el del califato: todo ser humano es un potencial califa de Dios sobre la tierra. La palabra califato alude a la responsabilidad individual ante Dios, la sociedad y la creación en su conjunto. Se refiere a hombres y mujeres, sin distinción. Y el califato presupone la libertad individual y la autonomía moral, y excluye el seguimiento ciego de una moral codificada. Dice el Corán: “no hay imposición en el islam”.

Por eso, no creo que haya una implicación en el islam distinta para hombres y mujeres. Lo que si hay es una implicación diferente para cada individuo, en función de sus circunstancias, prioridades y capacidades personales.

De todos modos, no estoy seguro de que mi punto de vista sea únicamente masculino. Más bien, trato de ver las cosas como un ser humano que ha integrado en sí tanto lo femenino como lo masculino, considerando las distinciones biológicas como secundarias.

Actualmente, ¿hay bastantes hombres musulmanes implicados en el feminismo musulmán?

— No, no los suficientes. El lograr la implicación de los hombres musulmanes en esta lucha es una tarea pendiente del feminismo islámico. Una dificultad enorme se da en el hecho de que el feminismo es presentado en el mundo musulmán como una ideología occidental que trata de minar su identidad cultural y religiosa. De ahí la necesidad imperiosa de mostrar las raíces coránicas de la lucha por la igualdad de género.

¿Qué opina del uso del hiyab?

— Lo considero un derecho, que atañe a aquellas que lo llevan. Pero, francamente, no logro entender porque se le da tanta importancia a este tema. La única explicación que encuentro es la existencia de una agenda política oculta, que pretende distraer la atención de los auténticos problemas que afectan a las mujeres musulmanas. Una agenda, por cierto, compartida por islamófobos y wahabíes, en su puritanismo y su obsesión por las manifestaciones más externas de la religiosidad. Todo esto distorsiona y sobredimensiona el tema, de modo que la libertad de las mujeres musulmanas queda en entredicho.

¿Qué opina de la intención restringir el uso del velo en lugares públicos en algunos países occidentales?

— Estoy en contra de toda prohibición o imposición que restrinjan las libertades individuales sin un motivo serio. Si dicha prohibición se produce con el argumento de que el hiyab es discriminatorio hacia las mujeres, esto debería ser demostrado en base a las fuentes del islam… lo cual es imposible. Además, implica tratar a las mujeres musulmanas con absoluto desprecio hacia su propia agencia moral y su capacidad de decisión, con una actitud paternalista. Salta a la vista que una parte importante del movimiento feminista ha renunciado a sus principios, tratando de imponerse desde el Estado represor, mediante leyes que restrinjan las libertades individuales e impongan su ortodoxia feminista. Una vez más, no hay mucha diferencia entre esta actitud y la de los fundamentalistas musulmanes, quienes tratan de imponer el hiyab por la fuerza.

Abdennur Prado es Presidente de la Junta Islámica Catalana y director del Congreso Internacional de Feminismo Islámico. Es autor de los libros ‘Los retos del islam en el siglo XXI’, ‘El islam como anarquismo místico’, ‘El lenguaje político del Corán’, ‘El retorn de l’islam a Catalunya’, ‘El islam anterior al Islam’ y ‘El islam en democracia’, y de numerosos artículos publicados en diarios y revistas. Comprometido con el diálogo interreligioso y con los derechos civiles de los musulmanes en España. Ha impartido más de un centenar de conferencias desde el año 2002.
Sitio Web: abdennurprado.wordpress.com/


http://www.webislam.com/articulos/69466-entrevista_a_abdennur_prado_director_del_congreso_internacional_de_feminismo_isl.html

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