Oí al Mensajero de Dios -la paz y las bendiciones de Dios sean con él-, diciendo:

«Quien de vosotros vea una mala acción, que la cambie con su mano, si no pudiera con su lengua, y si no pudiera, entonces en su corazón, y esto es lo más débil de la fe».

Lo transmitió Muslim.

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domingo, 19 de junio de 2011

El día de la bestia.

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ANTONIO BAR CENDÓN | CATEDRÁTICO DE DERECHO CONSTITUCIONAL. UNIVERSIDAD DE VALENCIA. INSTITUTO DE ESTUDIOS EUROPEOS UNIVERSIDAD LIBRE DE BRUSELAS

Para los musulmanes, el viernes es el día sagrado, de descanso y oración. Es el día en el que los creyentes van a la mezquita y realizan sus rezos. Pero, esta asistencia a la mezquita tiene para los musulmanes un significado especial, pues más allá de la realización de los rezos ritualizados y de la prédica del imán, la asistencia a la mezquita tiene también, por un lado, una dimensión espiritual, de introspección personal, y, por otro, una dimensión social, de interrelación con los demás miembros de la comunidad.

Es éste el momento en el que las personas comparten sus experiencias, sus preocupaciones, sus opiniones, y establecen los lazos de comunicación y de solidaridad que mantienen unida a la comunidad, a pesar de que ésta se encuentre dispersa e incomunicada el resto de la semana (sobre todo en las comunidades de emigrantes que viven fuera de los Estados árabes). Esto es lo que hace que sea principalmente en las mezquitas y en los viernes cuando se organizan las actividades comunitarias del mundo musulmán, sean éstas de tipo religioso, cultural o político. Y esto es también lo que hace que las ideas políticas de una gran parte de los musulmanes vayan muy unidas a la concepción religiosa del mundo -más allá de las enseñanzas mismas del Corán y de las frecuentes interpretaciones estrictas del mismo- y que sea precisamente en este ámbito en el que se organicen grupos políticos y actividades políticas de todo tipo.

Así, si analizamos las revueltas que están teniendo lugar en el mundo árabe -en lo que unos denominan revolución y otros primavera árabe- vemos que ésta se inició en Túnez el viernes 17 de diciembre de 2010 y se continuó en Egipto el viernes 28 de enero de 2011; día en el que las protestas se extendieron también a Yemen y día en el que la primera protesta tuvo lugar en Siria, en una pequeña aldea del norte, Ar Raqqah, hoy casi olvidada. El viernes fue declarado así 'día de la ira' por los movimientos de protesta en buena parte de los países árabes de la cuenca del Mediterráneo y del Medio Oriente, desde Marruecos a Bahrein, pasando por Argelia, Libia, Túnez, Egipto, Palestina y Siria.

El viernes se ha convertido así, en una gran parte del mundo árabe, no sólo en un día de movilización y protesta frente a los regímenes despóticos que gobiernan esos Estados desde el momento mismo de su independencia, tras la segunda guerra mundial, sino también, de manera dolorosa, en el día del terror. Pues, efectivamente, el viernes es el día en el que esos mismos regímenes han lanzado todo su aparato represivo para ahogar en sangre las protestas, pero es también el día en el que los terroristas islamistas, asociados principalmente a Al Qaeda, pero también a otras concepciones político-radicales del Islam, han realizado sus atentados terroristas más sangrientos, en mezquitas, iglesias y plazas públicas a todo lo largo del Oriente Medio, pero también en Pakistán, India y otros lugares. Se produce así la gran paradoja de que quienes más musulmanes han asesinado a lo largo de todos estos años que siguen a la segunda guerra mundial -y son cientos de miles los muertos- no han sido precisamente las bombas o las acciones militares de la potencias coloniales, en el momento inicial de la lucha por la independencia, ni siquiera las intervenciones militares -¡con participación o apoyo árabe!- en Irak o en Libia, sino los aparatos de las dictaduras de esos países y los terroristas islamistas. Así, por ejemplo, de los 110 mil muertos ocasionados desde el comienzo de la última guerra en Irak, el 74% fueron causados por las acciones terroristas, en plazas, mercados y mezquitas, el 12% por las acciones de las fuerzas militares de la coalición, y el 11% por las acciones militares de resistencia a las fuerzas de la coalición (datos de la organización independiente Iraq Body Count).

Pero ¿cuál es el futuro de la revolución árabe? La perspectiva actual no es muy halagüeña: las circunstancias sociales, políticas y económicas son muy diferentes en esos Estados, y las expectativas también lo son. Así, en primer lugar, debe subrayarse que el mundo árabe no es hoy una unidad, como lo era en los años veinte del siglo pasado, cuando, con toda ceguera y desprecio de la realidad sociológica, las potencias occidentales -principalmente el Reino Unido y Francia- se repartieron el territorio, estableciendo sus respectivos mandatos que luego darían lugar a los Estados artificiales hoy existentes, formados por minorías tribales y religiosas divididas y enfrentadas entre sí. Hoy, al lado de Estados muy desarrollados y con enormes recursos, hay también Estados muy pobres con índices de analfabetismo que supera el 50% de la población; al lado de Estados republicanos y laicizados, hay también monarquías autoritarias y teocracias de corte medieval; al lado de regímenes moderados con cierto pluralismo y participación política, hay dictaduras férreas y sanguinarias; y, desde luego, al lado de Estados formados por una población más o menos homogénea -en términos de identificación tribal, cultural y religiosa-, hay Estados con población muy diversa, en los que, además, se produce la paradoja de que es la minoría más reducida la que gobierna y que, por eso precisamente, lo hace con puño de hierro, oprimiendo a las demás.

Y, en segundo lugar, sin embargo, parece que una nueva agenda común se extiende a todos estos movimientos revolucionarios, y que no es ya la agenda islamista antioccidental que en su momento diseñaron los ayatolas iraníes. Hoy la demanda es de mayor libertad y participación, de lucha contra la corrupción y el enriquecimiento indebido de las élites gobernantes, y en algunos casos se pide también la igualdad hombre/mujer e, incluso, un cierto secularismo. Pero la cuestión religiosa sigue siendo un factor dominante y de enorme influencia social. Así, frente a toda secularización en las reformas constitucionales que se avecinan, se han manifestado ya diversos grupos islamistas, por ejemplo, en Egipto y en Marruecos.

Queda, pues, un enorme camino por recorrer para que los Estados árabes salgan de la pesadilla medieval en la que les han encerrado sus dirigentes políticos y religiosos -con la ayuda, o con a excusa del colonialismo occidental- y puedan caminar con toda dignidad por la senda de la libertad y de los derechos humanos, que no son parte del imperialismo cultural del occidente, como algunos aún hoy sostienen, sino una exigencia básica para que el Hombre tenga la plena condición de tal.

Y la Unión Europea y cada uno de sus Estados miembros deben colaborar estrechamente para que esta revolución sea verdaderamente una primavera y que el viernes sea en esos países, de verdad, el día de la oración, de los amigos y de las actividades comunitarias, y deje de ser, como es hoy en Siria, el día de la bestia.


http://www.lasprovincias.es/v/20110619/opinion/bestia-20110619.html

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