Oí al Mensajero de Dios -la paz y las bendiciones de Dios sean con él-, diciendo:

«Quien de vosotros vea una mala acción, que la cambie con su mano, si no pudiera con su lengua, y si no pudiera, entonces en su corazón, y esto es lo más débil de la fe».

Lo transmitió Muslim.

Teléfono: 005068493-6876

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Islam y Musulmanes de Costa Rica

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lunes, 26 de abril de 2010

Mi velo es parte de la misión que tengo en esta vida.

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Asalamo aleikum mi nombre es Rashida Jenny Torres, tengo 40 años y cuatro hijos, tres varones y una niña, soy ciudadana costarricense por nacimiento, oriunda de una ciudad que se llama Alajuela, aunque he vivido en San José (la capital), en el Salvador y actualmente residí en Puntarenas, una ciudad costera.

Comencé a usar el hijab en el año 2004, hacía dos años que había decidido que el Islam era el camino a seguir pero no había encontrado cómo o a quién acudir para ello en mi país, después de dos años, encontré una mezquita y comencé a asistir a clases de Islam y de árabe, al principio creí que solo debía usar el hijab dentro de la mezquita, así que lo llevaba puesto dentro de ella y en las oficinas de la misma. A los pocos días comencé a usarlo para salir con amigos musulmanes y a los tres meses, después de entender que si era musulmana debía serlo con todo lo que ello implica, sin agregar o quitar cosas por conveniencia o comodidad, lo adopté en todo momento y lugar necesarios, porque comprendí que como mandato de Dios, no sería sincera y fiel si no lo usaba tal y como nos fue estipulado en la sunna.

Para mí no hubo ningún obstáculo en mi trabajo respecto a usar el hijab, porque mis jefes habían seguido la transformación que tuve después de que me hice musulmana, les pedí permiso para usar el hijab y aunque yo era la secretaria recepcionista de una de las transnacionales más importantes de mi país no tuvieron ninguna objeción. Por supuesto que algunos compañeros de trabajo entraron en shock, al notar el cambio de vestimenta ya que pasé de vestir como una típica secretaria a una mujer con hijab, ropas holgadas y largas. En mi familia, nadie me tomó en serio y todavía hoy día, siete años después de practicar el Islam, creen que es una locura que algún día se me va a pasar. A mi madre fue a la que más trabajo le ha costado ya que como fanática católica que es, le averguenza el que alguien le pregunte por su hija musulmana (a pesar de que tiene su casa llena de imágenes de la Virgen María con su velo puesto).

Mi reacción ante la gente varía de acuerdo a cada situación en específico, por lo general las personas se sorprenden al ver a una mujer con hijab y tratan de disimular su asombro. Ante este tipo de reacción completamente natural no siento algún sentimiento en particular.

Mi actitud cambia si la gente me dice cosas desafiantes u ofensivas o hasta risibles.

Por lo general trato de no reaccionar, pero algunas veces es tanta la insistencia que sí he debido responder, talvez no de la manera correcta pero sí tratando de darme mi lugar para ser respetada por lo que creo y pienso ya que si yo respeto a todos, merezco el mismo trato.

Por ejemplo, me he reído cuando un ebrio me dijo que me parecía a Bin Laden…

Me he enfurecido cuando un tipo me preguntó si yo era la esposa de Saddam Hussein, a lo que le respondí: No, pero quiere terminar como él? Debo confesar que su asombro fue tal que luego me sentí avergonzada de haberle respondido de esa forma.

Había otro hombre que cada vez que pasaba por su negocio, se reía de mí frente a todos y decía: Ahí va la Virgen María. Con este señor lo único que hice, fue que un día de tantos, simplemente me le quedé viendo fijamente de pies a cabeza, grabándome cada detalle de su fisonomía y él solamente bajó la cabeza y nunca más me volvió a decir nada.

También he llorado, como la vez que estando embarazada un hombre me dijo alguna obscenidad, me sentí tan desnuda a pesar de mi vientre y mi hijab! O la vez que en mi trabajo un hombre al verme pasar se burló de mí frente a todos los presentes diciendo: Miren a ésa va más envuelta que un puro!

Ahora, la mayor parte del tiempo, hago que no entendí o escuché lo que me dijeron, pero estoy consciente de que usar el hijab implica una gran responsabilidad a la hora de actuar y debo dar un ejemplo de paciencia, virtud y sabiduría para no agregarle a nuestra fe más prejuicios de los que pesan sobre ella.

Cuando me convertí al Islam y comencé a usar el hijab, en mi documento de identidad aparecía sin el hijab puesto que era una foto antes de mi conversión y cada vez que debía presentarlo me sentía completamente desnudada ante quien lo veía, ya que a pesar de que yo llevara en ese momento el hijab, la otra persona al observar la fotografía sin él, me iba a ver tal y como soy para mi familia.

Entonces, fui a sacar un documento nuevo con el hijab. Al ir a retirarlo me dijeron que me lo habían retenido porque yo había adulterado mi identidad al ponerme un velo y que era el caso típico de los travestis que cuando cambiaban de sexo, querían aparecer disfrazados en la fotografía como un gran logro.

Mi enojo no tuvo límites y pedí hablar con la persona de más alta jerarquía que me pudiera atender.
Cuando llegó el funcionario, me mostró en el monitor de su computadora, casos “parecidos al mío” y porqué los habían rechazado: dos travestis y una señorita amish, me explicó que talvez si yo hubiera sacado mi primer documento con hijab, me aceptarían el que ahora lo usara, pero al adulterar mi imagen no podían permitirlo.

Le pedí su nombre y le expliqué que inmediatamente iba a ir a poner un recurso de amparo ante la Sala Constitucional por coartar mi derecho a la libertad de culto, ya que en Costa Rica, las monjas católicas, no tienen que quitarse el velo para salir en fotografías y si él hacía esa discriminación conmigo estaba violando flagrantemente ese derecho.

Acto seguido se fue un momento a consultarle a alguien y al rato llegó con un papel que resultó ser una declaración jurada que yo debía firmar, haciendo constar porqué de ahora en adelante iba a usar el hijab en mi documento de identidad.

El firmar ese documento fue como la reafirmación de mi fe islámica, me sentí tan feliz y orgullosa por poder ganar esa pequeña batalla!

Me dio el documento y desde ese día no lo he cambiado esperando a que se venza. Cuando lo renueve voy a pedir que agreguen en el mismo mi nombre islámico, ya que existe un espacio dentro del documento: “CC” (conocida como), para que se sepa que el nombre con el que fui registrada ya no lo uso, solamente para trámites formales.

Por otro lado, estoy consciente de que usar el hijab me va a restringir el acceso a oportunidades de trabajo puesto que todavía muchas personas se sienten intimidadas ante un signo tan evidente como el hijab.

Las bromas comunes tampoco son agradables, el escuchar que alguien te grita a lo lejos: Todos abajo, ahí vienen los terroristas! Es difícil de asimilar pero cuando se tiene la convicción de que son ellos los equivocados por su ignorancia, es cuando podemos consolarnos con la idea de que algún día puedan tener el conocimiento necesario del que carecen para entendernos y respetarnos.

Yo personalmente no juzgo a las mujeres musulmanas que todavía no quieren o no pueden usar el hijab, creo que es una decisión muy personal. La mayoría de las mujeres conversas lo hacen muy a pesar de los deseos de su familia y no todas tienen la voluntad, fuerza o coraje para enfrentarse a ellos o a la sociedad en general.

Aún así, el haberse convertido al Islam demuestra el compromiso que tienen consigo mismas y con Dios, por lo que no es mi deber analizarlas o juzgarlas.

Lo que sí les puedo decir es que la gente siempre va a reaccionar a cualquier cosa que desconozcan y le teman sean islámicas o no y si no están acostumbradas a observar mujeres con hijab es fácil entender su desconcierto e incomodidad, pero si lo usamos, les vamos a demostrar cuán normales somos y lo bien que nos sentimos al llevarlo.

Personalmente a mí el velo me da una sensación de seguridad y de confort que me llena en muchos aspectos y me hace sentir en paz conmigo misma.

La mayoría de las veces olvido que lo llevo puesto y lo recuerdo solo ante alguna reacción o comentario exagerado de alguien.

Para mí es tan normal como llevar calzado o salir vestida a la calle, es parte de mi atuendo y ya, no lo cuestiono ni me hago ningún lío con el hijab, por el contrario me gusta usarlo por lo bien que me hace sentir.

También considero que es una misión en mi vida ya que es una forma automática de hacer dawa’h o difusión del Islam, ya que si no usara mi hijab nadie podría saber que soy musulmana. Aunado a eso, siento que con una hija pequeña que también es musulmana tengo como deber demostrar con mi ejemplo lo que predico y trato de hacer en mi vida.

Muchas veces he encontrado a gente que me respeta más porque me ve usando el velo, que si no lo llevara, otros me han deseado bendiciones.

Por eso, les recomiendo a las hermanas que no usan el hijab, que se tomen su tiempo y les recuerdo que Allah no le impone a la gente cargas que no puede soportar. Si ellas lo sienten como una carga terrible, que les imposibilita seguir con su vida normal, talvez el hijab no es para ellas, pero jamás podrán corroborarlo si nunca lo usaron. Entonces, sería bueno que se atrevan y comprueben que el hijab no es un obstáculo sino una bendición y un signo hermoso de nuestra fe.

Yo siento que el abrigo que me da el hijab, es la señal que me envía Allah de que me encuentro bajo su amparo y protección.

Rashida Jenny Torres
Musulmana costarricense

2 comentarios:

Sr.Masis dijo...

Interesante lo que dices acerca de tu vida con respecto a Costa Rica que se supone que este país es libre y igualitario. Hace unos meses cuando estudiaba sobre la religión islamica y me pasaba escuchando seminarios que se encuentran en islamhouse.com con un hombre llamado Muhammad Isa Garcia, ademas de investigando sobre sufismo y escuhando recitaciones del corán al principio mis compañeros de trabajo me hacian bromas como: "y cuando vas a ir a volar plomo" o "me decis donde vas a explotar para no estar..." incluso me dijieron que porque andaba en esas que por mi edad era mejor salir a tomar alcohol y buscar "guilas". Obviamente me dejo un mal sabor de boca este tipo de comentarios, solo demostraba que la ignorancia aun es parte del costarricense promedio quien en realidad no tiene un objetivo o meta mas que un terreno para la casa, una esposa y alguien más, un fin de semana enfiestado y otras cosas que al final solo se mantienen dormidos. Asi no hay progreso.

Rashida Jenny Torres dijo...

Asalamo aleikum Hitman.
Como costarricense claro que puedes entenderme en varios aspectos.
El costarricense se caracteriza por el "choteo" y la verdad es que sólo a nosotros nos resulta simpático y cuando no está dirigido hacia alguien que estimamos.
No es fácil, pero tampoco es insoportable.
Todo depende de cómo esté nuestro humos en ese momento.
Yo te felicito por esa búsqueda de conocimiento que tienes.El conocimiento es poder.
Bendiciones