Oí al Mensajero de Dios -la paz y las bendiciones de Dios sean con él-, diciendo:

«Quien de vosotros vea una mala acción, que la cambie con su mano, si no pudiera con su lengua, y si no pudiera, entonces en su corazón, y esto es lo más débil de la fe».

Lo transmitió Muslim.

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jueves, 8 de abril de 2010

Comportamiento (adab) del musulmán.

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Por: Mo'ámmer al-Muháyir.

Dijo el Profeta Muhámmed (P y B): "El mejor de todos vosotros, es el mejor de carácter"

El comportamiento del musulmán debe ser amable, honesto y justo con toda criatura viviente. Ésto es lo que convierte al musulmán en un creyente, y en un hombre santo. Lo contrario, evidencia una pérdida de la fe.

Los creyentes no somos perfectos, el perfecto es Allah. Él nos ha revelado la guía, el "libro al que no llega la duda", y siguiendo este código perfecto, internalizándolo y reflexionando en sus preceptos alcanzaremos un estado de paz y sabiduría, de comunión con el universo y toda criatura viviente conocido como "ihsan": el estado de excelencia del ser humano, el mejor de los estados de conciencia. Este estado se evidencia claramente en una persona por su comportamiento ('adab), donde sobresalen la entrega, el servicio y la humildad.

Sin embargo, todos sabemos que la mayoría de la gente cree tener la última interpretación correcta del Sagrado Corán, incluso los no musulmanes. La mayoría de las falencias de comportamiento entre musulmanes tienen orígen en una interpretación aislada e incorrecta de las aleyas del Corán o los hadices, y no en que el Corán contenga "errores", o sea un código "antiguo y desactualizado", como pretenden muchos de sus detractores en occidente. Los preceptos del Sagrado Corán han sido extensivamente practicados por millones de personas a lo largo del planeta durante más de mil años de historia, con resultados excelentes para el espíritu humano y la civilización.

Pero hoy en día muchos musulmanes citan fuentes coránicas o proféticas con un motivo o intención personal velado, a veces inconscientemente, de la que no hay garantía que Dios apruebe esas intenciones, en especial cuando se trata de una opinión que no está consensuada más allá de toda sombra de duda por la Iyma'ah, o consejo de sabios del Islam a lo largo de todas las eras, ya que el Profeta Muhámmed (P y B) dijo: "Mi comunidad nunca se pondrá de acuerdo en el error".

Esto no quiere decir en forma alguna que la opinión general de todos los musulmanes a lo largo del mundo sobre temas mundanos, incluso a veces religiosos, sea necesariamente correcta o de más valor que las del resto de las comunidades religiosas del planeta. Lo que el Profeta Muhámmed (P y B) nos está diciendo, es que los sabios y eruditos del Islam de todos los tiempos, no estarán de acuerdo jamás en opiniones erróneas. Por lo tanto, estudiar a los grandes sabios del Islam es una excelente forma de hacer un esfuerzo por comprender el sentido general de las enseñanzas del Sagrado Corán y de todos sus profetas y enviados (la paz sea con todos ellos).

Cuando un musulmán hace algo que contradice el sentido general del mensaje islámico (Islam = paz, mansedumbre) o procede de mala manera, aún creyendo tener una buena intención, seguramente estará en el error, por más que cite de memoria el Sagrado Corán entero y lo fundamente con abundantes hadices.

Lo más prudente cuando uno cree estar frente a un caso así es mantener reserva y reflexionar en silencio.

Hay una aleya por ejemplo, que dice: "¡Oh, creyentes! No toméis como amigos a los judíos y cristianos, ya que estos son amigos entre sí, y los peores enemigos de los musulmanes".

Más de uno ha interpretado en esta aleya el permiso para cometer toda clase de acciones contra ahlil kitab, las "gentes de las escrituras", y la prohibición para hacer amistad o tener buenos tratos con judíos y cristianos. Sin embargo, no se han puesto a revisar que Alláh ha hecho lícito el matrimonio con judías y cristianas, que estas mujeres tienen el derecho a conservar su religión y culto con todos sus ritos, y que el marido no tiene derecho alguno a coaccionarla luego para que abandone su religión y se convierta al Islam. ¿Sería entonces ilícito, que el musulmán hiciese amistad con su esposa? ¿No es acaso el matrimonio, un lazo mucho mayor y más profundo que la amistad?

El testamento del Profeta Muhámmed detalla claramente ciertas condiciones que un musulman debe seguir para tener pactos con ahlil kitab, y que los debe proteger y respetar con una deferencia mayor que al resto de las naciones, lo cual tampoco significa que sea lícito tener un comportamiento injusto, ni siquiera con los asociadores e idólatras.

"Y no discutas con la gente del Libro sino de la mejor manera, a excepción de los que hayan sido injustos. Y decid: Creemos en lo que se os ha hecho descender a vosotros, nuestro Dios y vuestro Dios es Uno y estamos sometidos a El" (Sagrado Corán).

Por eso, al igual que el Imam Al Bujari (radhi Al-láhu 'an) no aceptaba transmitir un hadiz como correcto de una persona cuyas cualidades morales, 'adab y memorias no fuera inobjetables, no es aconsejable tomar el ejemplo de ningun musulmán cuya humildad y su compromiso con la verdad no sea perceptible.

Esto quiere decir que si un profesor de Corán o hadices enseña según las fuentes más fidedignas, es nuestro deber como creyentes aprender todo eso de él y memorizarlo con paciencia, incluso es el deber de los ulamas (sabios) aprender unos de otros y no perder jamás la actitud de aprendiz y discípulo.

Pero si su comportamiento no está a la altura de lo que enseña en algún punto en particular, es nuestro deber reservarnos el derecho de entender lo aprendido de manera diferente, o según las enseñanzas de otros sabios, ya que quien enseña debe hacerlo por Allah exclusivamente. El Islam carece de clero, y no es recomendable que un musulmán aprenda de un sólo maestro despreciando las enseñanzas de otros maestros, ya que esto puede constituír con el tiempo en una forma velada de idolatría hacia el shéij o imam. Lo ideal es que el musulmán busque, para todas su ideas, actos y opiniones, el consenso de los sabios más sensatos.

Éste es el modo correcto de proceder de un musulmán creyente, porque no se nos mandó adorar a los eruditos, sino a Alláh. De lo contrario, nos hacemos herederos y transimsores de todos los errores humanos de nuestros maestros, que nos enseñan con la amor y voluntad y la esperanza en cumplir con una buena obra ante Allah.

La mejor manera de honrarlos es hacer caso omiso de sus faltas como creyentes y no reproducirlas en nuestra persona, para que en el día del juicio la balanza se incline más a favor de ellos y la sinceridad de sus discípulos hacia Alláh y su conocimiento atestigue a favor de ellos en el día final, y sean habitantes del paraíso.

El mejor musulmán de la historia del Islam falleció a sus 63 años de edad (P y B): el último de los mensajeros, Muhámmed (P y B).

El musulmán perfecto no existe ni existirá jamás, porque Allah ha atestiguado que no hay perfección fuera de él, y que ha creado al hombre débil y proclive a los errores. Pero también es cierto que aún en los hábitos y la vida del más errado de los musulmanes, hay algo de santidad.

El Profeta Muhámmed (P y B) dijo: "Todas los seres humanos pecan y cometen errores, pero entre ellos, hay los que se arrepienten. Y es a éstos a los que Dios más ama"

¿Es inevitable que el musulmán, en su amor a Dios y su celo por las buenas obras y la justicia cometa faltas, errores, excesos contra los demás, incluso contra otros musulmanes?. En todo caso, lo mejor sin duda será que el musulmán cometa sus propias faltas y no repita las faltas de sus maestros y hermanos sólo porque estas están más aceptadas en la sociedad islámica, o buscando la comodidad de no ser juzgado por los demás, para no cargar una piedra más en la mochila de los demás musulmanes, que son de alguna manera responsables al igual que lo es cada uno de nosotros de los errores que hayan cometido para con los demás.

Los musulmanes somos responsables de la imagen que damos al mundo y a los demás. Tenemos sobre nuestros hombros la enorme responsabilidad de mostrar al mundo el Islam. Y aunque el Islam tenga enemigos y detractores, que hacen propaganda para desprestigiarlo o presentarlo como algo inútil o negativo, la mejor responsabilidad es la nuestra. Si nuestro comportamiento es ejemplar, nadie creerá en propagandas.

Somos los musulmanes los que debemos dar, a través de un comportamiento ejemplar, una idea al mundo de lo que es el Islam. La humanidad nos observa....y Dios también.

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