Oí al Mensajero de Dios -la paz y las bendiciones de Dios sean con él-, diciendo:

«Quien de vosotros vea una mala acción, que la cambie con su mano, si no pudiera con su lengua, y si no pudiera, entonces en su corazón, y esto es lo más débil de la fe».

Lo transmitió Muslim.

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domingo, 17 de enero de 2010

“Hubo una época, en la que se solía llamar hombre a un inmigrante”‏.

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M.B. (L´Humanité)

En una petición escrita, el autor Atiq Rahimi, ganador del premio francés de literatura Goncourt, pide que las autoridades den a los inmigrantes un techo bajo el que cobijarse. Desde el sábado sesenta de ellos se encuentran alojados en un local privado. A otros o­nce se les amenaza con la expulsión.

“Hubo una época, en la que se solía llamar hombre a un inmigrante. Incluso si era un sin papeles.” Conmovido por la suerte que les ha tocado vivir a sus compatriotas afganos que duerm en en las calles de la capital francesa, el ganador del premio Goncourt 2008 ha esgrimido su pluma para lanzar una poderosa llamada a las autoridades. Todas las noches, rodeados de nieve y frío, de 150 a 200 inmigrantes, afganos en su mayoría, duermen a las orillas del canal de Saint-Martin. A menudo con lo único que cuentan, frente a las aguas cubiertas de hielo, es un miserable fuego con el que mantenerse calientes. Algunos de ellos son menores, otros demandantes de asilo. “Son jóvenes, algunos de apenas quince años, ninguno de más de treinta, escribe Atiq Rahimi. Francia, es decir nosotros, les persigue como si fueran criminales. Esposas, avión : se les entrega a los barbudos, porque son los integristas los únicos dispuestos a acogerles con los brazos abiertos.” Publicado el jueves en Internet, su llamamiento ya ha recogido más de 500 firmas, entre ellas las de Marjane Satrapi, Jane Birkin, Charlotte Rampling, Patrice Chéreau e incluso Charlotte Gainsbourg. Ayer a princi pios de tarde Atiq Rahimi organizaba una concentración con Jean-Claude Carrière y Jane Birkin entre otros, y con organizaciones caritativas como Emmaüs o el Colectivo de Exiliados del distrito 10 de París. En Calais hay previsto una concentración con el mismo tema para esta tarde, a las siete. En ambas concentraciones, la de Calais y la de París, las diferentes organizaciones reclaman que se ponga a disposición de los inmigrantes, con carácter urgente, lugares donde alojarse. A las orillas del canal de Saint-Martin, el propietario de un local privado, afectado por la imagen de los ciudadanos afganos durmiendo a la intemperie, tomó la decisión de ofrecerles pasar la noche en sus vastos locales. Así que hay sesenta que van a dormir en el Comptoir general, muelle de Jemmapes, ayudados por Emmaüs y los Hijos de Don Quijote (Les Enfants de Don Quichotte). Estas iniciativas tienen lugar a la vez que o­nce afganos son retenidos en el centro de Vincennes (Val-de-Marne), a la espera de su expulsión. Según el reglamento Dublín II, que obliga a la readmisión de los refugiados en el primer país europeo por el entraron, deberán ser enviados a Grecia. El primer vuelo desde el aeropuerto de Roissy está previsto para cuatro de ellos a las diez menos diez de la mañana.

CARTA ABIERTA

Atiq Rahimi

¡Añadid vuestra firma a pie de página !

Son jóvenes, algunos de apenas quince años, ninguno de más de treinta. Los más afortunados tienen una bufanda y un gorro. Casi ninguno de entre ellos tiene guantes. El termómetro apunta a los cero grados. ¿Y cuál es la diferencia ? De todos modos no va a ser un simple fuego, dos miserables tablones, y cuatro cajas de madera húmedas los que les van a hacer entrar en calor.

Son unos ciento cincuenta más o menos, quinientos en total en París, que van andando con sus zapatillas agujereadas, que se paran para volverse, sin poder encontrar un lugar en donde poder calentars e.

Son afganos.

Han dejado atrás su vida, su familia, sus amigos, su país. La mayoría provenientes de regiones controladas por los talibanes, otros no, ¡qué más da ! Las bombas caen por doquier en Kaboul, el país entero se abandona a la guerra.

Francia, es decir nosotros, les persigue como si fueran criminales. Esposas, avión : se les entrega a los barbudos, porque son los integristas los únicos dispuestos a acogerles con los brazos abiertos.

Acordaos de aquellos tiempos en los que a un menor todavía se le llamaba niño. Ningún ministro se hubiera permitido hacernos creer que es bueno dejar a un niño pasar el invierno en la calle. Incluso siendo extranjero.

Y hubo una época, en la que se solía llamar hombre a un inmigrante. Incluso si no tenía papeles.

Estos niños, estos hombres han venido a nuestro país impulsados por la esperanza de poder escapar a la violencia, de estudiar, de llevar una vida tranquila, de sentirse dignos. La verdad es que no es pedir mucho.

No vayamos a tirar a las aguas del canal el manto que San Martín compartió con un pobre.

traducida por L. Morejudo


www.humanite-en-espanol.com/

http://www.kaosenlared.net/noticia/hubo-epoca-solia-llamar-hombre-inmigrante

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