Oí al Mensajero de Dios -la paz y las bendiciones de Dios sean con él-, diciendo:

«Quien de vosotros vea una mala acción, que la cambie con su mano, si no pudiera con su lengua, y si no pudiera, entonces en su corazón, y esto es lo más débil de la fe».

Lo transmitió Muslim.

Teléfono: 005068493-6876

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¿Qué piensas del Islam?


domingo, 27 de diciembre de 2009

Israel: chantaje, gangsterismo, colonialismo feroz .

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Jamal Juma, coordinador de la campaña "Stop the Wall" fue detenido por soldados israelíes e 16 de diciembre, en su casa. Los militares dijeron a su esposa que ella sólo volvería a ver a su marido cuando hubiere un intercambio de prisioneros. Desde entonces Jamal Juma permanece preso e incomunicado, sin ninguna comunicación oficial sobre su detención. Jamal ha dedicado su vida a la defensa de los derechos de los palestinos.

En la población de Israel crece no sólo el deseo de lograr la paz y la convivencia con los palestinos sino también la certidumbre de que esa es la única alternativa posible a la guerra permanente y terminará por imponerse. Pero una cosa es lo que piensa la mayoría de los ciudadanos israelíes y otra es la voluntad de un gobierno cínico y de mentalidad fascista que se apoya sobre alas extremas partidarias del apartheid que incluso reclaman expulsar de Israel a todos los árabes, ciudadanos o no, y aumentar la campaña anexionista en los territorios palestinos ocupados.
Las tibias exhortaciones que Barack Obama dirige a los gobernantes israelíes para que cesen la colonización por judíos fundamentalistas de los territorios palestinos, acaben con sus crímenes de guerra y con la tala de olivares, las destrucciones de edificios, escuelas y servicios de todo tipo o el robo del agua a sus víctimas, han tenido el mismo efecto que las constantes y reiteradas resoluciones de las Naciones Unidas contra la ocupación colonialista, contra la guerra anti palestina, contra la construcción del Muro de la Vergüenza que divide a Israel de los palestinos y que, incluso, para mayor división, avanza en los territorios diminutos y fragmentados que aún les corresponden a éstos.

El gobierno del ultraderechista Benjamín Netanyahu, en efecto, sigue construyendo casas para judíos en Jerusalén y en los territorios palestinos, sigue adelante con el Muro, sigue destruyendo casas y huertos de palestinos, prosigue con sus políticas de agresión y de gangsterismo, de asesinatos selectivos y de secuestros de personas cuyas únicas armas son las ideas. Para colmo, a diferencia de lo que pasó con la Sudáfrica del apartheid, no hay sanciones contra Israel ni de Estados Unidos ni de la comunidad internacional.

El gobierno de Netanyahu aprovecha y sigue con sus planes de convertir a los territorios palestinos en otros tantos bantustanes, como los sudafricanos, separándolos por carreteras, muros, colonos judíos extremistas. Y, además, busca meter cizaña entre la Autoridad Nacional Palestina, corrupta y conciliadora, que se apoya en Al Fatah, y los sectores más pobres de Gaza y de Cisjordania, que ven a Hamas en una posición más combativa y firme.

Ahora, ante la amenaza (para esa política divisionista de los palestinos) de un acuerdo aunque sea transitorio entre la ANP y Hamas, Tel Aviv utiliza sus políticas gangsteriles para tratar de aumentar las divisiones al aceptar la idea de un intercambio de prisioneros que espera manipular dosificando la composición política del grupo de palestinos ilegalmente presos desde hace tiempo que serían eventualmente liberados, para así agravar las tensiones entre los grupos palestinos. Y, al mismo tiempo, aumenta el número y la importancia de sus prisioneros políticos golpeando a la sociedad civil, escogiendo para ello a quienes tienen prestigio internacional y han dirigido la resistencia pacífica contra la ocupación y el Muro.

El 16 de diciembre, por ejemplo, acaba de ser secuestrado Jamal Juma', de 47 años, militante palestino mundialmente conocido coordinador de la Campaña Antiapartheid y contra el Muro desde 2002. Los soldados que ocuparon su casa durante horas y se lo llevaron le dijeron a su mujer que sólo lo volvería a ver mediante un intercambio de prisioneros, que probablemente se realizaría en los próximos días. Es claramente un rehén.
Pocos días antes fue igualmente secuestrado y encerrado en las mazmorras israelíes Mohammed Osman, dirigente de la organización Stop the Wall (Paremos el Muro) que acababa de volver de unas conferencias en Noruega y, poco antes, Abdallah Abu Rahmeh, dirigente del Comité Popular contra el Muro de Bili' in. Todos los presos son dirigentes de la sociedad civil y de la resistencia pacífica palestina contra el Muro, el cual es repudiado y condenado por las Naciones Unidas y la opinión pública internacional pues es tan odioso como lo era el Muro de Berlín pero, además, es la representación salvaje y oprobiosa del colonialismo y del apartheid.

¿Qué hacer ante este cinismo y esta brutalidad del gobierno israelí? Los dirigentes del mismo no pueden entrar en el Reino Unido porque los podrían juzgar por crímenes de guerra pero, a pesar de eso, siguen violando sistemáticamente todos los derechos humanos en Palestina, a la vista de todo el mundo. Las condenas de la Asamblea General de las Naciones Unidas y de la opinión pública internacional les tienen sin cuidado. Por eso, aunque hay que mandar protestas a las embajadas de Israel por estas detenciones de activistas como Jamal Juma' que se oponen al Muro del apartheid, no hay que esperar demasiado de la conciencia de representantes de un gobierno compuesto por racistas, fundamentalistas religiosos y fascistas. Israel sólo entenderá el lenguaje de la presión internacional cuando ésta afecte los intereses económicos y políticos del Estado judío.

Como en el caso de Sudáfrica, cuando la brutal represión contra la población negra y mestiza, es necesario un boicot a Israel de los gobiernos y de las poblaciones de todo el mundo. Ni inversiones, ni mercancías, ni acuerdos técnicos provenientes de Israel ni exportaciones hacia Israel de mercancías y materias primas son éticamente aceptables cuando una banda de fascistas se apoya en el dinero de Estados Unidos y en la actitud pasiva de la mayoría de los gobiernos para seguir practicando una política colonialista feroz y métodos de exterminio en los territorios palestinos ocupados. ¡Hay que romper con esa complicidad con los gangsters de Netanyahu!

Guillermo Almeyra es miembro del Consejo Editorial de SinPermiso.

http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=2995

Pocos países con plena libertad de culto.

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Autor: Eli Clifton - Fuente: IPS Noticias

Casi 70 por ciento de los 6.800 millones de habitantes del planeta viven en países con severas restricciones estatales y hostilidades sociales a la libertad religiosa, reveló un estudio.

El Pew Research Center, centro de investigación con sede en Washington, analizó las restricciones a la religión en políticas de Estado de 198 países y territorios, así como las hostilidades hacia individuos, organizaciones y grupos sociales.

Arabia Saudita, Pakistán e Irán encabezan la lista de naciones con la peor situación en general, mientras Medio Oriente y África del Norte son las regiones con las mayores restricciones gubernamentales y sociales, según el informe, que abarca a 99,5 por ciento de la población mundial.

América del Norte y América del Sur se encuentran entre las zonas con menores niveles de restricciones gubernamentales y sociales, según el estudio del Pew, publicado el 17 de este mes.

De los 25 países más habitados del mundo, las mayores limitaciones se encuentran en Irán, Egipto, Indonesia, Pakistán e India, mientras los menores obstáculos los tienen Brasil, Japón, Estados Unidos, Italia, Sudáfrica y Gran Bretaña.

A veces, las dos variables no van de la mano.

"Vietnam y China, por ejemplo, muestran elevadas restricciones gubernamentales a la religión, pero en cuanto a las hostilidades sociales se encuentran en el rango de moderadas o bajas", señala el informe.

"En Nigeria y Bangladesh se cumple el patrón contrario. Las hostilidades sociales son altas pero moderadas en cuanto a las acciones del gobierno", agrega.

El estudio utiliza datos reunidos de 16 organizaciones estatales y no gubernamentales, incluyendo a la Organización de las Naciones Unidas, el Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos y la defensora de derechos humanos Human Rights Watch.

Entre las restricciones estatales que examinó el Pew se encuentran las limitaciones constitucionales u otras prohibiciones contra la libertad de expresión.

La hostilidad social fue medida por el terrorismo con motivos religiosos y la violencia entre confesiones de fe.

Las restricciones gubernamentales son relativamente bajas en Estados Unidos, pero la hostilidad religiosa es mayor que en otras democracias grandes, como Brasil y Japón.

La mayoría de los países protegen la libertad religiosa en sus constituciones o leyes, pero sólo uno de cada cuatro cumple plenamente con esas protecciones legales.

En 75 países, los gobiernos limitan los esfuerzos proselitistas de las organizaciones religiosas, y en 178 naciones – el 90 por ciento del total – los grupos religiosos deben registrarse ante el Estado.

China e India, los países con mayor población del mundo, también exhibieron restricciones extremas, pero con diferencias entre sí.

Las restricciones gubernamentales son muy elevadas en China y entre moderadas a altas en India, mientras la hostilidad social es baja a moderada en la primera, y muy alta en la segunda.

"También hay países muy pequeños (con altos niveles de limitaciones), como Maldivas. Pero habiendo dicho eso, cuanto mayor el país, se multiplica la cantidad de problemas con los que debe lidiar en su población", señaló Brian Grim, investigador del Pew Reserach Center, en entrevista con IPS.

Los primeros lugares en la lista de restricciones gubernamentales correspondieron a Arabia Saudita, Irán, Uzbekistán, China, Egipto, Birmania, Maldivas, Eritrea, Malasia y Brunei.

Las hostilidades sociales son peores en Iraq, India, Pakistán, Afganistán, Indonesia, Bangladesh, Somalia, Israel, Sri Lanka, Sudán y Arabia Saudita.

Israel tiene una puntuación alta en el índice de hostilidad social.

"Las hostilidades sociales de Israel incluyen actos de terrorismo relacionado con la religión y guerra y hostilidades… con los palestinos", explicó Grim.

La mayoría de los países que exhiben niveles muy altos de restricciones a la religión comparten una particularidad, indicó el investigador.

"Una característica común es un movimiento para definir a los países religiosamente. Las consecuencias de la invasión de Estados Unidos en Iraq fueron la lucha entre (las facciones islámicas) sunitas y chiitas" para determinar la identidad religiosa del país, dijo Grim.

La tendencia general es que los niveles más altos de restricciones gubernamentales se producen en Medio Oriente y África del Norte, seguidos por Asia y el Pacífico.

En general, las limitaciones gubernamentales parecen ser menores en África subsahariana que en Europa.

El vínculo entre religión y los temores que genera la inmigración, como revela el referendo de noviembre en Suiza que prohibió la construcción de minaretes, podría ser el factor principal de los niveles más altos de restricciones estatales en el continente europeo.

http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=94298

sábado, 26 de diciembre de 2009

El Imperio de la guerra tuvo su noche de paz: la excepción que confirma la regla.

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Esta navidad como cualquier otra, viene a corroborarnos la vaciedad sórdida y crónica de la sociedad de consumo en que vivimos.

Viene a recordarnos todo lo que perdimos con la televisión, esa ventana que entró en nuestras casas con la promesa de darnos todo gratis sin pedir nada a cambio y acabó llevándose y prostituyendo todo aquello que somos y en lo que creemos. Atrás quedaron esos tiempos en que nuestras abuelas usaban polleras y nos tejían a mano un pulóver para el invierno; ahora nuestras madres solteras modernas fuman en minifaldas y se niegan a amamantar a sus hijos para que no se les estiren los pechos.

Lejos están los tiempos en que en una casa había sólo una tijera de acero durable como el tiempo y comprada con mucho esfuerzo. Ahora, mientras buena parte de la humanidad no tiene agua ni electricidad, compramos una cámara digital por año. Y debemos hacerlo, porque este progreso económico no vino solo, hemos pagado por ello el precio de quien vende su alma al diablo: la implementación a sangre y fuego de un modelo económico que destruyó nuestros lazos sociales y prostituyó nuestra cultura comunitaria.

Como en una aldea perdida de la polinesia, donde los nativos se pelean entre hermanos por apropiarse de las pocas baratijas traídas por el hombre blanco, todas esas cámaras digitales, mp4 y computadoras, han venido a efectivizar la pérdida de las chiquilladas que jugaban en las calles con una pelota de trapo, las reuniones diarias en casas de amigos tocando la guitarra, los domingos de pesca con tíos lejanos o las conversaciones con un vecino.

Ni siquiera es necesario ahora reunirnos en familia a ver un programa de televisión; ahora ya hay una televisión para cada uno, o el egoísmo es tan grande que nos turnamos. La televisión, más que regalarnos nada, entró a nuestras casas a tasar y ponerle precio a nuestras vidas.

Parte de esa subasta es la tendencia occidental de ponerle una fecha a nuestras relaciones humanas o a nuestra fe. Ahora ya no hace falta cuidar a nuestros padres como ellos nos cuidaron a nosotros, dándoles de comer en la boca y cambiándoles los pañales cuando se ponen viejos y vuelven a ser niños: alcanza con abandonarlos en un geriátrico y pagarle a una enfermera para que lo haga de mala gana y llevarles un regalo para el día de la madre o el padre.

Ahora tenemos un día para todo: el día del padre, de la madre, del niño, de los enamorados, del maestro, del trabajador, de la mujer, etc. En cada uno de ellos se hace siempre lo mismo: suplir con dinero y regalos lo que faltó en amor y calidad humana.

Cada uno de estos días es la excepción que confirma la regla, es la aceptación subrepticia de que hemos abandonado al padre, a la madre, al niño, a la mujer, al trabajador; y por eso, sólo una vez al año y no más, nos acordamos de ello y lavamos nuestras culpas con un regalo.

Esta tendencia a ponerle una fecha a todo y convertir nuestras relaciones humanas y valores y todo lo que nos importa en algo sólido y concreto que se pueda ver, tocar y vender, es la esencia misma del paganismo y la idolatría que hombres como Jesús vinieron a combatir, porque es la confirmación de que se puede olvidar a Dios o a la madre durante todo el año pero seguir venerándolos porque se les hace un regalo en un fecha determinada.

Es en lo que el Imperio quiere convertir a todas las religiones y culturas: algo que va “por dentro”, que debe “amoldarse a los tiempos”, para que de este modo el profesante moderno acepte sin quejarse las inmoralidades de la sociedad de consumo, como la pornografía publicitaria necesaria para vender lo que nadie necesita, el embrutecimiento y la infantilización de la población crítica a través de la cultura de la diversión y el alcohol; la usura bancaria, la contaminación descarada de la atmósfera con la industria del automóvil personal; la insensibilidad hacia el dolor ajeno y la indiferencia hacia los débiles, necesaria para consagrarse a esta vida materialista y productiva, que es contraria a la vida contemplativa y piadosa que exigen las religiones genuinamente monoteístas, basadas en convicciones populares, en la vocación de servicio a los demás, y libres de clero. Porque claro: no se puede ser parte de semejante mierda si uno tiene principios o si se es solidario con las víctimas de los atropellos necesarios para que semejante sociedad funcione.

Es el mismo esquema con el que los sionistas de Israel, el nuevo ‘Matón del Imperio’, pretenden redefinir al judaísmo: no como una religión basada en un pacto solemne bajo convicciones concretas, sino como un conjunto difuso de valores culturales que pueden acomodarse a gusto y placer de aquellos que, naturalmente, no tienen el valor ni para comprometerse con su práctica ni para hacer pública su falta de adhesión. Por eso ahora en Israel los preceptos de la Toráh son ‘optativos’; se puede comprar cerdo en cualquier carnicería, la tortura es legal, y todavía pueden arrogarse la representación del Judaísmo ante el mundo.

Lo que más nos repugna del capitalismo, esa tendencia a convertir los valores y los ideales espirituales en merchandising para la venta, no fue en absoluto inventado por Adam Smith ni es una novedad de los imperios anglosajones. La idea es muchísimo más vieja, y data de los tiempos en que el ser humano abandonó la batalla de lo abstracto, el reino de las verdades invisibles y los derechos intangibles para instalarse en el reino de lo inmediato, de lo material y de lo aparente. Es la histórica batalla de los profetas monoteístas como Abrahán contra esa tendencia siniestra de reemplazar a Dios, fuente y garante de todas las virtudes humanas, por un muñequito de barro pintado, de madera o de oro, al que se le puede ver y tocar y al que podemos simular más fácilmente que tememos y respetamos, porque sabemos que no es más que un objeto inerte que no puede ni beneficiarnos ni perjudicarnos ni inspirarnos, y más aún; que está bajo nuestro control, y no nosotros bajo el Suyo.

En la modernidad los actores se han transformado y cambiado de nombre, y sus técnicas y herramientas se han vuelto más complejas. Ahora los defensores de la invisible, incorroborable, pero a la vez innegable consciencia humana, ese misterio que somos momento a momento, que anima nuestros cuerpos y que es precisamente lo único que no podemos fabricar ni corroborar en un laboratorio, no son los profetas de antaño, pero todavía vienen con albricias y advertencias de catástrofes; son los movimientos populares, las corrientes ideológicas que defienden esos valores abstractos indirectamente para evitar ser asidos por el tirano en un molde, orbitando alrededor de estos valores como un satélite en torno a un planeta; el socialismo, una ideología de cristianos libertarios decapitada de credo religioso para evadir el control del clero; y las comunidades nativas de los pueblos que aún viven en contacto con la naturaleza, que si bien antaño profesaron formas primitivas de paganismo, ven amenazada la autenticidad de su cultura por algo mucho peor que eso: el aluvión fetichista de la cultura del dios dinero, que todo lo compra y todo lo vende, que todo lo prostituye y lo vacía de sentido; que en nombre del oro convierte en barro todo lo que toca.

Otra de las formas modernas que ha tomado la lucha contra la idolatría es el anarquismo utópico, que profesa una estricta y escrupulosa igualdad entre todos los seres humanos y la abolición de toda jerarquía opresora; la organización asamblearia de la sociedad para su gobierno y toma de decisiones; la vuelta al trueque y las formas primitivas de economía regional que le daban al comercio el valor de relacionar a los seres humanos a través de la cooperación y el mutuo beneficio en vez de la competencia y la intermediación parasitaria; la vuelta a las formas primigenias de producción y de relación con la tierra, que se aseguraban de que nadie amasara una riqueza sin trabajar, y que nadie padeciera de obesidad, vicios y depresión crónica, que han hecho de la vida adulta del burgués moderno una colección de fármacos, preservantes de laboratorio y lo han convertido en un languideciente hospital ambulante.

Los defensores de ídolos modernos también han cambiado y variado sus técnicas. En definitiva sus objetivos ulteriores siguen siendo los mismos: la detentación por la fuerza de una posición social y su poder irrestricto para influenciar al resto de la sociedad. En contraste, uno puede encontrar en la organización social del capitalismo moderno y en su garante religiosa, la Iglesia Romana, una descripción exacta de todos los valores opuestos a los mencionados y defendidos por sus fundadores: organizaciones jerárquicas violentamente verticales; la transmisión hereditaria del poder sin consideración al mérito, la encarnación irracional de La Divinidad en seres humanos “especiales e inmaculados”, la primacía de la arbitrariedad propia sobre la razón ajena, y la mega destrucción del entorno natural para satisfacer y anestesiar a ese ciego e indolente rebaño que los alimenta y los mantiene gorditos, que es la sociedad de consumo.

¿Qué ha cambiado? ¿Qué ha cambiado desde que los revolucionarios echaban a los comerciantes de los templos en nombre de Dios y el Imperio Romano exhibía sus cadáveres clavados en una cruz de palo como trofeo, para amedrentar al pueblo y disuadir a los rebeldes; y esta época en que los revolucionarios siguen llevando una vida de sacrificio junto a los humildes, luchando contra los tiranos, defendiendo al Gran Invisible y los derechos intangibles del ser humano, portando largas barbas y siendo acusados de terroristas subversivos?

Nada ha cambiado aún, y sin embargo todo está a punto de cambiar; los genuinos herederos de la tradición de los profetas y su teología monoteísta, los musulmanes, se están despertando y avistando su propio reflejo allende los mares en el espejo de sus hermanos de Occidente: las izquierdas latinoamericanas. Lo mismo sucede con los grandes intelectuales y luchadores sociales de América Latina: comienzan a ver que sin compartir en absoluto la misma iconografía ni el mismo lenguaje, los musulmanes profesan en su tradición religiosa los mismos valores humanos intangibles que ellos defienden por convicción política. O cuanto menos, se empiezan a preguntar por qué el Imperio se ensaña con ellos: algo bueno deben tener.

Lo que une a estos dos grupos que hace décadas parecían tan disímiles es una historia común de tragedias y luchas contra el Imperio, de dictadores puestos a dedo, de colonización y de destrucción de su cultura social; de persecución y tortura bajo la acusación de terroristas subversivos: nada menos. Lo que los separa, es precisamente lo que todavía hay en ellos que pertenece al César: la iconografía del lenguaje al que atribuimos nuestra identidad, que no es la esencia de lo que se quiere transmitir sino un vehículo ocasional y un recurso del intelecto humano que ha llegado también a nuestras vidas como huésped, se ha convertido en el adorno de nuestra idiosincrasia, y se ha transformado a lo largo del tiempo en un tirano domador que así como antaño nos permitió llegar al corazón de nuestros semejantes, desnudar nuestras almas y entendernos como un solo ser, hoy en día nos separa a través de diferencias irreconciliables y amenaza con dejarnos solos frente a la violencia y la voracidad del Imperio. Esa identidad que ya no es la defensa de un ideal abstracto, sino la defensa chauvinista de una bandera.

El humanista judío Erich Fromm escribió en su libro “¿Tener o ser?”: “la teología monoteísta, con su prohibición iconoclasta de toda idolatría y superstición, forzó a nuestros ancestros a conformarse con imaginar a una divinidad que no podían ver, y dio así nacimiento al pensamiento abstracto moderno del que surgió el imperio de la ciencia y la razón”.

Plugiese a Dios el advenimiento de un tiempo en que los revolucionarios dejen de profesar la religión del Imperio y abracen esta religión revolucionaria, y en que los fieles de esta religión revolucionaria dejen de profesar la ideología política del Imperio y abracen la ideología de los pueblos.


Mo’ámmer Darman al-Muháyir. elojah@gmail.com

Se permite la reproducción total o parcial de este artículo citando al autor y su fuente.

Estas navidades siniestras.

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Ya nadie se acuerda de Dios en Navidad. Hay tanto estruendo de cornetas y fuegos de artificio, tantas guirnaldas de focos de colores, tantos pavos inocentes degollados y tantas angustias de dinero para quedar bien por encima de nuestros recursos reales que uno se pregunta si a alguien le queda un instante para darse cuenta de que semejante despelote es para celebrar el cumpleaños de un niño que nació hace 2.000 años en una caballeriza de miseria, a poca distancia de donde había nacido, unos mil años antes, el rey David. 954 millones de cristianos creen que ese niño era Dios encarnado, pero muchos lo celebran como si en realidad no lo creyeran. Lo celebran además muchos millones que no lo han creído nunca, pero le gusta la parranda, y muchos otros que estarían dispuestos a voltear el mundo al revés para que nadie lo siguiera creyendo. Sería interesante averiguar cuántos de ellos creen también en el fondo de su alma que la Navidad de ahora es una fiesta abominable, y no se atreven a decirlo por un prejuicio que ya no es religioso sino social.

Lo más grave de todo es el desastre cultural que estas Navidades pervertidas están causando en América Latina. Antes, cuando solo teníamos costumbres heredadas de España, los pesebres domésticos eran prodigios de imaginación familiar. El niño Dios era más grande que el buey, las casitas encaramadas en las colinas eran más grande que la virgen, y nadie se fijaba en anacronismos: el paisaje de Belén era completado con un tren de cuerda, con un pato de peluche más grande que un león que nadaba en el espejo de la sala, o con un agente de tránsito que dirigía un rebaño de corderos en una esquina de Jerusalén. Encima de todo se ponía una estrella de papel dorado con una bombilla en el centro, y un rayo de seda amarilla que habría de indicar a los Reyes Magos el camino de la salvación. El resultado era más bien feo, pero se parecía a nosotros, y desde luego era mejor que tantos cuadros mal copiados del aduanero Rousseau.

La mistificación empezó con la costumbre de que los juguetes no los trajeron los Reyes Magos -como sucede en España con toda razón-, sino el niño Dios. Los niños nos acostábamos más temprano para que los regalos llegaran pronto, y éramos felices oyendo las mentiras poéticas de los adultos. Sin embargo, yo no tenía más de cinco años cuando alguien en mi casa decidió que ya era tiempo de revelarme la verdad. Fue una desilusión no solo porque yo creía de veras que era el niño Dios quien traía los juguetes, sino también porque hubiera querido seguir creyéndolo. Además, por pura lógica de adulto, pensé entonces que también los otros misterios católicos eran inventados por los padres para entretener a los niños, y me quedé en el limbo. Aquel día -como decían los maestros jesuitas en la escuela primaria- perdía la inocencia, pues descubrí que tampoco a los niños los traían las cigüeñas de París, que es algo que todavía me gustaría seguir creyendo para pensar más en el amor y menos en la píldora.

Todo aquello cambió en los últimos treinta años, mediante una operación comercial de proporciones mundiales que es al mismo tiempo una devastadora agresión cultural. El niño Dios fue destronado por el Santa Claus de los gringos y los ingleses, que es el mismo Papá Noel de los franceses, y a quienes todos conocemos demasiado. Nos llegó con todo: el trineo tirado por un alce, y el abeto cargado de juguetes bajo una fantástica tempestad de nieve. En realidad, este usurpador con nariz de cervecero no es otro que el buen San Nicolás, un santo al que yo quiero mucho y porque es el de mi abuelo el coronel, pero que no tiene nada que ver con la Navidad, y mucho menos con la Nochebuena tropical de la América Latina. Según la leyenda nórdica, San Nicolás reconstruyó y revivió a varios escolares un oso que había descuartizado en la nieve, y por eso lo proclamaron el patrón de los niños. Pero su fiesta se celebra el 6 de diciembre y no el 25. La leyenda se volvió institucional en las provincias germánicas del Norte a fines del siglo XVIII, junto al árbol de los juguetes, y hace poco más de cien años pasó a Gran Bretaña y Francia. Luego pasó a Estados Unidos, y estos nos lo mandaron para América Latina, con toda una cultura de contrabando: la nieve artificial, las candilejas de colores, el pavo relleno y estos quince días de consumismo frenético al que muy pocos nos atrevemos a escapar. Con todo, tal vez lo más siniestro de estas Navidades de consumo sea la estética miserable que trajeron consigo: esas tarjetas postales indigentes, esas ristras de foquitos de colores, esas campanitas de vidrio, esas coronas de muérdago colgadas en el umbral, esas canciones de retrasados mentales que son los villancicos traducidos del inglés; y tantas otras estupideces gloriosas para las cuales ni siquiera valía la pena de haber inventado la electricidad.

Todo eso, en torno a la fiesta más espantosa del año. Una noche infernal en que los niños no pueden dormir con la casa llena de borrachos que se equivocan de puerta buscando donde desaguar, o persiguiendo a la esposa de otro que acaso tuvo la buena suerte de quedarse dormido en la sala. Mentira: no es una noche de paz y amor, sino todo lo contrario. Es la ocasión solemne de la gente que no se quiere. La oportunidad providencial de salir por fin de los compromisos aplazados por indeseables: la invitación al pobre ciego que nadie invita, a la prima Isabel que se quedó viuda hace quince años, a la abuela paralítica que nadie se atreve a mostrar. Es la alegría por decreto, el cariño por lástima, el momento de regalar porque nos regalan, y de llorar en público sin dar explicaciones. Es la hora feliz de que los invitados se beban todo lo que sobró de la Navidad anterior: la crema de menta, el licor de chocolate, el vino de plátano. No es raro, como sucede a menudo, que la fiesta termine a tiros. Ni es raro tampoco que los niños -viendo tantas cosas atroces- terminen por creer de veras que el niño Jesús no nació en Belén, sino en Estados Unidos.

Gabriel García Márquez. Colombiano. Escritor. Premio Nobel de Literatura en 1982.

http://cultural.argenpress.info/2009/12/estas-navidades-siniestras.html

Dios y el Mercado velan por nosotros.

Cronopiando

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Koldo Campos Sagaseta
Rebelión


Mientras, inclemente, la crisis asfixia nuestros sueños y corona de espantos nuestra extraviada paz, todavía hay quienes reconfortan nuestros desasosiegos y nos siguen aportando esa fe que aún no perdemos y esa razón que aún nos asiste.

No importa que el infortunio acose y nos acorrale la desgracia, no importa que el sol de cada día nos niegue sus favores, alivia saber que Dios y el Mercado velan por nosotros.

Lo he confirmado ahora en que me entero que una empresa de Barcelona acaba de sacar a la venta la primera pelota de golf ecológica y biodegradable. Tan extraordinaria innovación permitirá la práctica del golf en entornos marinos sin correr el riesgo de contaminarlos. Según leo, la capa externa de las “ecobioball”, una vez caen al agua, se biodegrada en menos de 48 horas y libera al medio la comida para peces que lleva en su núcleo. Gracias a ellas y a la empresa que las produce, muchas personas, además de seguir disfrutando el juego del golf en las cubiertas de los grandes cruceros, en los resorts y otros espacios semejantes, no volverán a padecer escrúpulos ecológicos de ninguna clase dado que, incluso, estarán contribuyendo a la salvación de los desnutridos peces en vías de extinción. A no dudar de que muy pronto, en alta mar y tras de cada crucero, miles de ballenas, sardinas y otras marinas especies acompañen a los golfistas disputándose los errores que se les vayan al agua.

Y me admira saber que por más curva que la vida doble las esquinas, por más amenazas que ciñan nuestros miedos, el Mercado, que no nos desampara, analiza conductas, investiga causas, corrige problemas, busca y aporta soluciones.

Tampoco es la primera vez que, emocionado, asisto a noticias tan consoladoras e investigaciones tan determinantes.

Ocho años atrás, la Federación Alemana de Golf (DGV) investigó si las pelotas de golf perjudicaban la salud de las vacas. La citada federación estaba convencida de que en las verdes praderas alemanas, además de su tradicional y sabroso pasto, las vacas balanceaban su alimentación con pelotas de golf. Al parecer, eran tantos los campos existentes y tantas las extraviadas pelotas, que la citada federación, temiendo estar en lo cierto, financió una investigación que calibrase las consecuencias. Hay que suponer los numerosos investigadores que fueron necesarios para interrogar a cada vaca sobre el número de pelotas engullidas, o para recoger, que no siempre esos rumiantes están dispuestos a confesar las culpas, sus característicos residuos en forma de rosco pastelero a la búsqueda de indicios. Hay que imaginar las investigaciones paralelas que otras federaciones deportivas fomentaron en relación a la ingesta de pelotas de béisbol, de fútbol, de baloncesto…y a la posibilidad de que otros campestres animales se hubieran interesado en el mismo menú.

Ahora que la naturaleza, harta de cumbres huecas y vacíos protocolos, se dispone a ponerle fecha al cambio y titular a la tragedia, equipos de técnicos, de expertos, de científicos provistos de la más avanzada tecnología, afinan su ingenio y su tesón para reconfortar nuestras angustias y descubrir a tiempo, por ejemplo, que la leche de las vacas alemanas no está llena de hoyos y que un niño alimentado con leche de vaca alemana que coma pelotas de golf hasta podría convertirse en un maestro consumado de ese deporte si aprovecha los cruceros por el Mediterráneo para practicar el golf con las nuevas pelotas “ecobioball”.

Los premios IgNobel, que desde hace algunos años venían siendo la parodia de los Nobel hasta que éstos han optado por parodiarse a sí mismos, destacan algunos de los recursos económicos y técnicos que universidades, compañías públicas y privadas o instituciones dedican a investigaciones tan imprescindibles como, por ejemplo, descubrir porqué las vacas a las que se les da un nombre propio, incluso, apellidos, dan más leche que las que sólo deben escuchar los gritos e insultos del ganadero; o cuales son los efectos colaterales por tragar sables; o cómo se arrugan las sábanas; o cómo extraer fragancia y sabor de vainilla de excrementos de vaca; o porqué los arenques se comunican por medio de pedos.

En el 2005, el Ignobel de Biología fue entregado a varias universidades australianas, estadounidenses y canadienses, así como a algunas compañías francesas y suizas, y hasta al Instituto Australiano de Investigación del Vino, por haberse dedicado durante años, gracias a los cuantiosos recursos económicos y humanos dispuestos, a oler y catalogar los peculiares olores producidos por 131 diversas especies de rana en situación de estrés.

Y por si no bastara con la tecnología y los recursos del Mercado por reconducir los ánimos de un mundo atribulado hacia mejores destinos, la Iglesia también asiste al general desvelo aportando su santa bendición, que el comunismo podrá ser “inmoral e inhumano”, como advertía en estos días el papa Ratzinger, pero Dios seguirá siendo nuestra más divina y posible referencia humana y moral, el único, además del Mercado, que vela nuestros sueños.

Una muy grata noticia para despertar al año nuevo.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=97662&titular=dios-y-el-mercado-velan-por-nosotros-

En contra de la igualdad.

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Santiago Alba Rico
La Calle del Medio (Cuba)

La tierra no es esférica sino rugosa, ondulada, abollada, bulbosa, irregular como un boniato. Vista de lejos -desde el espacio, desde un avión, en un mapa-, con los pies en el aire, se nos antoja tan geométrica que no la podemos sentir amenazada, nos parece tan próxima que no puede darnos miedo. Pero en lo alto de la montaña más alta seguimos tocando el suelo y por eso allí nos sentimos inseguros; lo que llamamos vértigo o acrofobia es en realidad un horizóntigo o geofobia; el miedo, no a las alturas, no, sino a la extensión irregular de la Tierra, a su “bajura” temblorosa e inclinada desplegada ante los ojos desde la raíz de los zapatos. Desde el cielo, el planeta parece un juguete; desde la colina, parece una patata. Todo en él son arrugas, pliegues, inclinaciones; todo en él son bultos y hendiduras. Hasta la línea del horizonte se baja, no por catetos, hipotenusas y cosenos, sino por quebraduras, sinuosidades, levantamientos, aproximaciones. La Tierra es un terremoto provisionalmente endurecido, un oleaje momentáneamente sólido.

Como ya sólo imaginamos la Tierra -con sus mares, continentes y países- desde el aire y en los mapas, hemos acabado por considerarla un producto nuestro, artificial y controlado. Nos tranquiliza concebirla así, como un producto industrial y no como un azar natural, porque cada vez nos da más miedo aceptar la fragilidad, la inexactitud, la irregularidad, la irrepetibilidad de nuestra existencia. La oposición entre la industria y la naturaleza, y la superioridad de la primera, tiene que ver con el hecho de que, mientras que la naturaleza sólo produce gemelos como excepción y anomalía, la industria puede producir en serie y de manera potencialmente ilimitada objetos idénticos. La naturaleza no sabe reproducirse sin producir diferencias: entre dos cuerpos, entre dos montañas, entre dos hierbas. La industria se reproduce, al contrario, produciendo identidades: la misma tuerca, la misma camisa, el mismo coche. Que la naturaleza produzca dos cosas iguales resulta inquietante; que una cadena de montaje produzca dos cosas distintas se considera un defecto. Los iguales naturales dan miedo; los distintos industriales van a parar al cubo de los desperdicios. Nos tranquiliza, sí, pensar en el planeta como salido de una fábrica, redondo, bien acabado, reproducible a voluntad. ¿No podremos hacer otro igual, otros iguales, cuando se nos acabe? ¿Llenar el universo de bolitas azules, ponerlas en fila, habitarlas eternamente?

El capitalismo, a través del mercado, ha impuesto una medida industrial para valorar la calidad no sólo de las tuercas y los accesorios eléctricos -necesariamente sometidos a estandarización o normalización- sino también de los alimentos y los conocimientos. Así lo explica con ironía el veterinario y músico Antonio Calvache en un excelente artículo: “No hay comida de más calidad que la que puedes encontrar en un Macdonald's. En efecto, pide una Macpollo en cualquier lugar del planeta, cualquier día del año y a cualquier hora y recibirás exactamente la misma masa, consistencia, sabor, olor de carne, la misma esponjosidad y diámetro del pan, el mismo color, grosor, textura de los trocitos de lechuga, idénticos granitos de sésamo, etc. Para conseguir esto, la multinacional se jacta de tener proveedores en los cinco continentes. Así, si plantamos la misma variedad de tomate en una tierra con similar composición y utilizamos los mismos abonos, se conseguirá que un tomate chileno en febrero sea igual que uno marroquí en abril o uno de Almería en junio”. Curiosamente, la asociación mental entre calidad e igualdad, inducida por las grandes multinacionales de la alimentación, ha acabado por acelerar la trágica pérdida de biodiversidad en el mundo. El planeta es una patata y las patatas son todas distintas entre sí, abolladas e irregulares; el planeta es un tomate y los tomates son todos distintos entre sí; el planeta es un cigarro habano y los cigarros habanos, si son buenos, son todos distintos entre sí. Pero el planeta es una canica y las canicas, reproducibles en serie, son todas lisas, brillantes, idénticas entre sí. También deben serlo las patatas, los tomates, las manzanas; y así acabamos desconfiando de todas las irregularidades que introduce la naturaleza, de todas las diferencias que introducen las manos. Queremos manejar siempre el mismo coche, lo que es bastante sensato; pero queremos comernos siempre la misma naranja y fumarnos siempre el mismo cigarro, lo que amenaza 10.000 años de enriquecimiento biológico y de placeres civilizados.

¿Resultado? La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estima que el 75% de la diversidad genética de los cultivos se ha perdido durante el último siglo. Históricamente, el ser humano ha utilizado para sus necesidades entre 7.000 y 10.000 especies; hoy, sólo se cultivan unas 150 y doce de ellas representan más del 70% del consumo humano. En Estados Unidos, por ejemplo, ha desaparecido de los campos el 93% de las variedades de frutas y productos hortícolas en los últimos cien años. En España, en los años setenta había 380 variedades de melón; en 2009 se encuentran en el mercado entre 10 y 12. En México en la actualidad sólo sobrevive el 20% de las variedades de maíz que se cultivaban en 1930. A mayor producción, pues, menor variedad y menor diversidad.

¿Resultado? El buen gusto, el refinamiento, el know-how , el cuidado, la atención, la destreza, la belleza de cientos de generaciones se pierden al mismo tiempo que el respeto por las cosas, el sentido de la supervivencia y la capacidad de resistencia. Vivimos en el aire, sin vértigo ni angustia. El planeta tierra es un producto industrial; las papas y los tomates también. El planeta tierra es una canica; las naranjas y los melones también. Lo mismo, por supuesto, que los hombres, las mujeres y los niños.

Imaginamos el mercado como una gran fiesta de la variedad, la multiplicación y la diferencia. Es, ya lo vemos, todo lo contrario. ¿Se puede decir al menos que, en una relación inversamente proporcional, el capitalismo sustituye la biodiversidad por logodiversidad y nos compensa de la riqueza natural de que nos priva, de los refinamientos que nos roba y de la vida que nos acorta multiplicando las marcas, ya que no los productos? Ni siquiera eso es cierto. De las miles de bebidas refrescantes registradas en todo el mundo, el 73% pertenecen a Coca-Cola o Pepsi-Cola. La cervecera Heineken, por su parte, es dueña de 130 marcas de cervezas en 65 países y la ominosa casa Nestlé es propietaria de 15 marcas de cafés, 12 de bebidas, 16 de productos no frescos, 30 de helados, 17 de comida infantil, 3 de alimentos para deportistas, 5 de condimentos, 5 de congelados, 4 de productos refrigerados, 51 de chocolates y galletas y 19 de alimentos para mascotas. Según la visión religiosa tradicional, un solo dios creó la pluralísima riqueza de la madre tierra; bajo el capitalismo, 4 o 5 dioses, al mismo tiempo que la destruyen, crean en su lugar, para ocultar la pérdida colectiva, para obtener beneficios privados, un alegre bullicio de nombres y logotipos.

Esto es malo. Pero peor aún es que nos sintamos tan contentos, tan civilizados, tan avanzados, tan ricos, con este empobrecimiento.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=97588

viernes, 25 de diciembre de 2009

Operación Plomo Impune.

Tomado del semanario Brecha de Montevideo. 16-ene-09

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Para justificarse, el terrorismo de Estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos.

Eduardo Galeano

Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo.. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones, en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen.

***

Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelita usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina.
Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.
Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa.
No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho.

***

Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros.
¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con eta, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar al ira. ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos?

***

El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quién mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica.
Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí.
Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.

***

La llamada comunidad internacional, ¿existe?

¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que Estados Unidos se pone cuando hace teatro?
Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas rinden tributo a la sagrada impunidad.

Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las manos.
La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima, mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas. Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Epílogo: el acuerdo de Copenhague.

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Alejandro Nadal
La Jornada


Qué sucedió en Copenhague? El consenso es que la conferencia de Naciones Unidas sobre cambio climático se saldó con un estrepitoso fracaso. Sin embargo ese descalabro es el de los gobiernos y sus cómplices en el mundo corporativo y financiero. Las organizaciones civiles, nacionales e internacionales, lograron quitarle el disfraz a la mentira diplomática y pusieron al desnudo la madeja de intereses que son el principal obstáculo para alcanzar un acuerdo serio, vinculante y con plazos adecuados. Por eso no es casualidad que se les haya reprimido e impedido el acceso a la conferencia, aún a aquéllas organizaciones debidamente acreditadas.

En las últimas horas de la conferencia se llegó a un acuerdo extraño. En él se reconoce la opinión de los científicos sobre la necesidad de mantener el incremento de la temperatura promedio global por debajo de los 2 grados centígrados y se reafirma un compromiso de mantener los esfuerzos de largo plazo para lograr este objetivo. Sin embargo, nada en este documento permite pensar que los aumentos de temperatura se van a limitar a ese rango.

También se establece un compromiso sobre financiamiento: 10 mil millones de dólares (mmdd) anuales entre 2010 y 2012 para asistir a los países menos desarrollados en sus esfuerzos para reducir emisiones y para adaptarse al cambio climático.

Esta suma deberá alcanzar los cien mil millones de dólares en 2020. Esas cifras son irrisorias frente a lo que se va a necesitar y no se dice nada sobre quién las va a administrar, ni con qué criterios.

Lo más grave es lo que se pierde en este acuerdo de Copenhague.

Primero: Las metas cuantitativas como compromiso obligatorio. Eso era lo más importante del protocolo de Kioto y por el momento, no queda nada de eso. Cierto, nada impide que en el futuro se definan metas cuantitativas vinculantes, pero si después de años de negociaciones sólo se llegó a este documento tan débil, no hay muchas razones para el optimismo. Por cierto, tampoco se definió una fecha para alcanzar acuerdos futuros. Simplemente se dice que hay que enfrentar el desafío del cambio climático lo antes posible, lo que no es muy alentador.

Segundo: Se abandona definitivamente la meta de 350 partes por millón (ppm) de bióxido de carbono equivalente (CO2e). Ese nivel es el recomendado por un número creciente de científicos para estabilizar el aumento de temperatura y consignarlo a niveles inofensivos. Por encima de este nivel, el cambio climático acarrearía daños gravísimos para una parte significativa de la población. No importa: el acuerdo recoge la meta de 2º C que los científicos asocian a niveles cercanos a las 450 ppm de CO2e. Los países africanos y muchas repúblicas isleñas se verán severamente afectados por este incremento.

Tercero:
A pesar de algunos pasajes, la negociación del acuerdo sacrificó la idea de equidad. Todas las delegaciones nacionales pensaban que estaban participando en una negociación sobre el calentamiento global. Pero el documento final resultó de un encuentro entre los jefes de Estado de un puñado de países (Estados Unidos, China, Brasil, India y Sudáfrica) al que se unió (un poco a regañadientes y al final) la Unión Europea.

Esto significa que los términos del debate sobre el cambio climático y la forma de enfrentarlo fueron secuestrados por un pequeño grupo de países. Es cierto que están entre los principales emisores de GEI, pero precisamente por eso no pueden quedarse ellos solos para definir los contornos de un nuevo acuerdo sobre cambio climático.

Los países cuya agricultura se verá más afectada, cuyos glaciares se derriten y las islas que corren el riesgo de desaparecer, simplemente no tuvieron acceso a la negociación del acuerdo. En los hechos, sin demasiado ruido, los autores del nuevo acuerdo consagraron la división entre países ricos y pobres, grandes y pequeños, débiles y poderosos.

El precedente es nefasto: en el futuro, los países que dominaron la conferencia serán también los que van a definir los mecanismos para alcanzar lo antes posible las reducciones de emisiones. Y en el centro de esos instrumentos se encontrará el mercado de carbono y los llamados mecanismos de compensación.

No cabe duda: eso de los países reunidos en Copenhague es una abstracción. Lo que se reunió en la capital danesa fueron los representantes de sociedades en las que existen corporaciones industriales y entidades financieras, y en las que los ricos tienen acceso al poder, mientras los pobres sólo tienen derecho a un ingreso deprimido, a la amenaza del desempleo y a la comida chatarra.

Al final de la conferencia, las delegaciones de 194 países estuvieron de acuerdo en tomar nota del acuerdo de Copenhague. Ese documento sin compromisos vinculantes, ni fue votado, ni fue firmado por nadie. Simplemente se tomó nota.

La decepción de Copenhague era esperada por muchos. Es una señal de alarma: no se puede continuar con un sistema de negociaciones diseñado para salvaguardar los intereses de los poderosos.

http://nadal.com.mx

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2009/12/23/index.php?section=opinion&article=018a1eco

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=97597

El traslado de Guantánamo.

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Paul Craig Roberts
CounterPunch


Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

La decreciente banda de verdaderos creyentes de Obama ha recuperado los ánimos porque su hombre ha terminado por cumplir una de sus muchas promesas – el cierre de la prisión de Guantánamo. Pero no está cerrando la prisión. La trasladará a Illinois, EE.UU., si los republicanos lo permiten.
A decir verdad, Obama ha vuelto a derrotar a sus partidarios. El cierre de Guantánamo significaba dejar de retener a personas en violación de nuestros principios legales de habeas corpus y proceso debido y dejar de torturarlas en violación de las leyes estadounidenses e internacionales.

Todo lo que se propone Obama es trasferir a 100 personas, contra las cuales el gobierno de EE.UU. no está en condiciones de presentar un caso, de la prisión en Guantánamo a otra en Thomson, Illinois.

¿Están consternados los residentes de Thomson porque el gobierno de EE.UU. ha elegido su ciudad para continuar su violación flagrante de los principios legales de EE.UU.? No, los residentes están felices. Significa puestos de trabajo.

Los desafortunados prisioneros tenían una mejor probabilidad de obtener su liberación de Guantánamo. Ahora se enfrentan a dos senadores de EE.UU., un representante de EE.UU., un alcalde, y un gobernador estatal que tienen un interés creado en la detención permanente de los prisioneros para proteger los nuevos puestos de trabajo en la prisión en una localidad devastada por el desempleo.

Ni el público ni los medios han mostrado el más mínimo interés en saber cómo llegaron los detenidos a la cárcel. La mayoría de los detenidos eran gentes sin protección que fueron capturados por señores de la guerra afganos y vendidos a los estadounidenses como “terroristas” para cobrar la recompensa ofrecida. Al público y a los medios les bastó que el secretario de defensa de la época, Donald Rumsfeld, declarara que los detenidos de Guantánamo eran las “780 personas más peligrosas del mundo.”

A la mayoría los liberaron después de años de abuso. Al parecer, los 100 que deben ser trasferidos a Illinois han sido tan terriblemente maltratados que el gobierno de EE.UU. teme liberarlos por el testimonio sobre su maltrato que podrían dar a organizaciones de derechos humanos y a los medios extranjeros.

Los aliados británicos de EE.UU. muestran más conciencia moral de la que pueden reunir los estadounidenses. El ex primer ministro Tony Blair, que dio cobertura a la invasión ilegal de Iraq del presidente Bush, está siendo condenado por sus crímenes por testimonios del oficialismo del Reino Unido ante la Investigación Chilcot.

El Times de Londres del 14 de diciembre resumió el caso contra Blair en un titular: “Intoxicado por el poder, Blair nos embarcó en la guerra.” Dos días después el First Post británico declaró: “El caso de crímenes de guerra contra Tony Blair es ahora sólido como una roca.” En un momento desprevenido a Blair se le escapó que estaba a favor de una conspiración para la guerra haciendo caso omiso de la validez de la excusa [armas de destrucción masiva] utilizada para justificar la invasión.

El movimiento para procesar a Blair como criminal de guerra gana fuerza. En el First Post Neil Clark informa: “Existe un desprecio generalizado hacia un hombre [Blair] que ha ganado millones [su recompensa del régimen de Bush] mientras cientos de miles de iraquíes mueren por el caos desatado por la invasión ilegal, y quien, con una arrogancia sobrecogedora, parece pensar que está por encima de las reglas del derecho internacional.” Clark señala que la práctica de Occidente de enviar a dirigentes serbios y africanos ante el Tribunal de Crímenes de Guerra, mientras se exime del mismo, está perdiendo fuerza.

En EE.UU., claro está, no hay un intento semejante de responsabilizar a Bush, Cheney, Condi Rice, Rumsfeld, Wolfowitz, y a la gran cantidad de criminales de guerra que formaron el régimen de Bush. Por cierto, Obama, al que gustan de odiar los republicanos, se ha excedido en su esfuerzo por evitar que la cohorte de seguidores de Bush tenga que rendir cuentas.

Aquí, en el Gran EE.UU. moral sólo responsabilizamos a celebridades y políticos por sus indiscreciones sexuales. Tiger Woods está pagando un mayor precio por sus amigas que el que Bush o Cheney tendrán que pagar un día por las muertes y vidas arruinadas de millones de personas. La consultora Accenture Plc, que basó su programa de mercadeo en Tiger Woods, ha eliminado a Woods de su sitio en Internet. Gillette anunció que está sacando a Woods de sus anuncios impresos y radiales. AT&T dice que reconsidera su relación con Woods.

Al parecer, los estadounidenses consideran que la infidelidad sexual es más grave que invadir países sobre la base de acusaciones falsas y engaños, invasiones que han causado las muertes y el desplazamiento de millones de personas inocentes. Hay que recordar que el Congreso no destituyó al presidente Clinton por sus crímenes de guerra en Serbia, sino por mentir sobre su affaire con Mónica Lewinsky.

Los estadounidenses están más molestos por las aventuras sexuales de Tiger Woods que por la destrucción de la libertad civil de EE.UU. por los gobiernos de Bush y de Obama. Parecería que a los estadounidenses no les importa que durante los últimos 8 años “su” gobierno haya recurrido a las prácticas de detención de hace 1.000 años – simplemente agarrar a una persona y arrojarla a un calabozo para siempre sin presentar una acusación y obtener una condena.

Según los sondeos, los estadounidenses apoyan la tortura, una violación del derecho estadounidense e internacional, y no les importa que su gobierno viole la Ley de Inteligencia Extranjera y los espíe sin obtener mandatos judiciales. Al parecer, los animosos ciudadanos de la “única superpotencia existente” tienen tanto miedo de los terroristas que están dispuestos a renunciar a la libertad por la seguridad, un logro imposible.

Con una complacencia sorprendente, los estadounidenses han renunciado al vigor de la ley que protegía su libertad. El silencio de las escuelas de derecho y de las asociaciones de abogados indica que la era de la libertad ha terminado. En resumen, el pueblo de EE.UU. apoya a la tiranía. Y es hacia donde vamos.

…………..

Paul Craig Roberts fue secretario adjunto del Tesoro en el gobierno de Reagan. Es coautor de “The Tyranny of Good Intentions.” Su nuevo libro “How the Economy was Lost,” será publicado el próximo mes por AK Press / CounterPunch. Para contactos, escriba a: PaulCraigRoberts@yahoo.com

Fuente: http://www.counterpunch.org/roberts12222009.html


http://www.rebelion.org/noticia.php?id=97569

Hay que reconstruir Gaza ahora.

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Jimmy Carter
The Guardian/ICH


Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Generalmente se reconoce que el proceso de paz de Oriente Próximo está de capa caída, casi moribundo. La expansión de los asentamientos israelíes dentro de Palestina continúa, y los dirigentes de la OLP se niegan a participar en nuevas conversaciones de paz sin una congelación de los asentamientos, a sabiendas de que ninguna nación árabe o islámica aceptará un acuerdo general mientras Israel retenga el control de Jerusalén Este.
Objeciones de EE.UU. han impedido los esfuerzos egipcios por resolver diferencias entre Hamás y Fatah que podrían llevar a elecciones en 2010. Ante este impasse, los dirigentes de la OLP han decidido que el presidente Mahmud Abbas continúe en el poder hasta que se puedan realizar elecciones, una decisión condenada por muchos palestinos.

Incluso a pesar de que Siria e Israel, bajo el gobierno de Olmert, casi habían llegado a un acuerdo con la ayuda de Turquía, el actual primer ministro, Benjamin Netanyahu, rechaza a Turquía como mediador respecto a las Alturas del Golán. No hay una alternativa aparente a la vista.

La asamblea general de la ONU aprobó un informe emitido por su consejo de derechos humanos que pedía que Israel y los palestinos investigaran acusaciones de crímenes de guerra, pero parece poco probable que haya reacciones positivas.

En resumen: las resoluciones de la ONU, las convenciones de Ginebra, los acuerdos previos entre israelíes y palestinos, la iniciativa de paz árabe y las políticas oficiales de EE.UU. y de otras naciones, todo está siendo ignorado. Mientras tanto la demolición de casas árabes, la expansión de asentamientos israelíes en Jerusalén Este y Cisjordania, y la obstinación palestina amenazan toda perspectiva real de paz.

Una preocupación más inmediata es que los que están sitiados en Gaza enfrentan otro invierno de intenso sufrimiento personal. Visité Gaza después de la devastadora guerra de enero y observé a gente sin vivienda acurrucada en carpas improvisadas, bajo planchas de plástico, o en cuevas excavadas en los escombros de sus antiguas casas. A pesar de la oferta de garantías de dirigentes palestinos y agencias internacionales de que no se utilizarían materiales importados aunque fuera para propósitos militares defensivos, no se permite que pasen cemento, madera y vidrio por los puntos de ingreso hacia Gaza. EE.UU. y otras naciones han aceptado esta situación abominable sin una vigorosa acción correctiva.

He discutido maneras de ayudar a los ciudadanos de Gaza con una serie de dirigentes árabes y europeos y su reacción común es que el bloqueo israelí imposibilita toda ayuda. Los donantes señalan que han suministrado enormes fondos de ayuda para construir escuelas, hospitales y fábricas, sólo para verlas destruidas en unas pocas horas por bombas de precisión y misiles. Sin garantías internacionales, ¿quién arriesgará pérdidas semejantes en el futuro?

Es hora de enfrentar el hecho de que, durante los últimos 30 años, ninguna nación ha sido capaz o ha estado dispuesta a romper el impasse y a inducir a las partes en disputa a cumplir con el derecho internacional. Ya no podemos esperar más. Israel ha argumentado hace tiempo que no puede negociar con terroristas, y sin embargo ha vivido un año sin terrorismo y todavía no puede negociar. El presidente Obama ha prometido una participación activa del gobierno de EE.UU., pero no se han iniciado conversaciones de paz formales y no se ha propuesto un marco exhaustivo para la paz. Las potencias mundiales deben actuar individual y colectivamente.

Un reciente rayo de esperanza ha sido la decisión del 8 de diciembre de los ministros de exteriores de la UE de reafirmar los antiguos requerimientos básicos para la paz comúnmente aceptados dentro de la comunidad internacional, incluyendo que las fronteras de Israel previas a 1967 prevalezcan a menos que sean modificadas por un acuerdo negociado con los palestinos. Una semana después, la nueva jefa de la política exterior de la UE, la baronesa Catherine Ashton, reiteró esa declaración en términos aún más contundente y pidió que el Cuarteto internacional sea “revigorizado”. Es una perspectiva prometedora.

El presidente Obama tuvo razón al insistir en una solución de dos Estados y una congelación total de los asentamientos como base para las negociaciones. Ya que Israel ha rechazado la congelación y los palestinos no negociarán sin ella, un paso lógico sería que todos los miembros del Cuarteto (EE.UU., la UE, Rusia y la ONU) apoyaran la propuesta de Obama, declarando la ilegalidad de toda expansión ulterior de los asentamientos y negándose a vetar decisiones del consejo de seguridad de la ONU para condenar semejantes asentamientos. Eso podría refrenar a Israel y también llevar a los palestinos a la mesa de negociación.

Al mismo tiempo, el Cuarteto debiera unirse a Turquía e invitar a Siria e Israel a negociar una solución a la disputa por las Alturas del Golán.

Sin achacar culpa a ninguna de las partes en disputa, el Cuarteto también debería comenzar a reconstruir Gaza organizando esfuerzos de ayuda bajo el control de un enviado especial activo, supervisando un cese al fuego entre Israel y Hamás, y mediando en una apertura de los cruces. Los gritos de gente sin vivienda y que pasa frío exigen una ayuda inmediata.

Es hora para una acción audaz, y la época para el perdón, la reconciliación y la paz.

© Guardian News and Media Limited 2009

Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article24231.htm

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=97567

Consume para que seas feliz.

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Contrapublicidad


Ernesto Carmona
Rebelión


La ausencia de noticias reales recrudece en los medios comerciales en vísperas de Navidad, mientras intensifican la propaganda sobre un supuesto “fin de la crisis” fundado en el afán de compras banales inculcado en los pueblos. Los “contenidos informativos” están saturados de ofertas navideñas disfrazadas de noticias chatarra, por ejemplo las últimas “novedades” tecnológicas que deberían regalarse a los seres queridos o dónde se pueden comprar gangas para los regalones.

La parafernalia comercial contrasta con la historia legendaria del nacimiento del Niño Jesús alumbrado por María en un modesto pesebre. El patrimonio familiar sólo era el burrito de José, pero hoy la meta universal es regalarse un sofisticado “burrito” japonés cero kilómetro, no importa que contamine el ambiente.

En todos los países resuena la misma consigna mediática: “salgan a comprar y sean felices (antes que se acabe la mercancía)”. Las chimeneas echan humo y gases fabricando juguetes, pinturas tóxicas y toda clase de objetos ornamentales sintéticos que pronto se convertirán en basura. Esto ocurre “aquí y en la quebrada del ají”. Es una pandemia mundial.

Pero en los noticiarios de TV no hay espacio para explicar cómo y por qué fracasó tristemente la cumbre de Copenhague sobre cambio climático, ni la manipulación de sus acuerdos hecha por los países industrializados, los mismos que destruyen el planeta liderados por EEUU. El fin del mundo ya no es una amenaza de Nostradamus o una profecía más. Es un hecho real, no del futuro sino del presente. Una prueba flagrante es esta Navidad fría en EEUU y Europa, con 20 grados bajo cero. Allí también hay pobres que son los primeros en morir congelados.

La TV logró que todos conozcan los nombres de los Simpson y sepan dónde y qué comprar para estas navidades. Y pocos saben de qué tratan los acuerdos de Kyoto de 1997 que el gran capitalismo sepultó en Copenhague 2009. La TV infla “la propuesta” del guerrero Obama, un saludo a la bandera para “congelar” en dos grados el aumento de la temperatura global (que probablemente tampoco se cumplirá), pero oculta que no se permitió hablar a los líderes de 170 países no industrializados, relegados al rol de meros “oyentes” pobres, con la excepción de Evo Morales y Hugo Chávez, que dijeron sus verdades.

Los grandes medios no informan sobre problemas reales, sino que saturan con propaganda y noticias basura o banales. Por tanto, la gente no debería comprar tantas tonterías, atender menos la pantalla chica e informarse mejor apoyando los nuevos medios independientes, no comerciales o públicos.

Fuente original: http://www.argenpress.info/2009/12/consume-y-seras-feliz.html

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=97584

¿Se practica la planificación familiar en el Islam?

Lo más habitual en el Islam es que la pareja decida cómo actuar en una cuestión, de la cual, los dos son responsables
Pensamiento - 24/12/2009 9:09 - Autor: Yaratullah Monturiol - Fuente: Webislam


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Históricamente, nos encontramos en diferentes códigos legislativos según los intereses colectivos y políticos del momento.“

El padre no hará sufrir a la madre por causa del hijo,
ni la madre hará sufrir al padre por causa del hijo”1


Históricamente, nos encontramos en diferentes códigos legislativos según los intereses colectivos y politicos del momento: en tiempos de Moisés, el Faraón ordenó la muerte de los varones nacidos de la poblacion judía. En el Código de Hammurabi, rey de Babilonia, el incesto, el adulterio y el aborto eran castigados con la muerte. El Imperio Asirio –como todos los estados militares- animaba al aumento de los nacimientos, y el aborto era un crimen capital. Una mujer que se provocaba el aborto –incluso si moría en el intento- era emparedada. Los espartanos reunían un consejo de ancianos que decidían entre los recién nacidos los que no vivirían, si nacían con deficiencias y deformidades. Romanos, chinos, árabes, practicaban el infanticidio. En la Arabia preislámica, esta práctica se daba en numerosas tribus y afectaba sobre todo a las niñas. El Corán pone fin a esta costumbre:

“Y cuando se interrogue a la niña enterrada viva por qué crimen fue matada” 2.

Hay numerosos hadices, además, que hablan de la bendición que supone tener hijas:

Relató Abu Huraira que “quien tiene tres hijas y ha tenido la generosidad de darles cobijo, educarlas y cubrir todas sus necesidades, Al-lâh le entrega un paraíso por su cariño hacia ellas”. Preguntó uno de los compañeros: “¿Y si son dos?” Y el Profeta respondió: “Y dos también”. Y preguntó otro: “¿Y una?” Y respondió: “Y una” 3.

Ibn Abbas relató otro hadiz en el que el Profeta dijo: “Quien tiene una hija y no pensó nunca en enterrarla ni humillarla, ni prefirió a los varones sobre ella, entrará directamente al Paraíso”4.

En nombre de la religion, los dirigentes de la revolucion iraní condenaron el control de la natalidad a principios de los años 80. Unos años más tarde, ante la explosion demografica y los problemas que surgieron de esa propuesta, se impuso una política totalmente opuesta, siempre en nombre de la religion.

Los antiguos fuqahâ5 eran tolerantes en el tema del aborto, en comparacion a algunos de hoy que ocultan la permisividad que se daba en este asunto. Al menos, no se crearon polémicas ni se emitieron juicios morales ni sentencias al respecto. Los propios hadices hablan de metodologías utilizadas en la época. Actualmente, existen muchos más formas de evitar el embarazo y la forma de interpretación y uso es muy diversa. Lo que no se hace nunca desde el Islam es utilizar la abstinencia como método anticonceptivo. Pero, en general, la gente tiene su propia visión y lo más habitual en el Islam es que la pareja decida cómo actuar en una cuestión, de la cual, los dos son responsables.

El Islam no prohibe la anticoncepción. El Profeta era consciente de las grandes dificultades económicas provocadas por el exceso de hijos en una situación de pobreza, por lo que consideró lícita la prevención pero en ningún caso el infanticidio. Los árabes preislámicos utilizaban el ´azl (literalmente “separación”, llamado también coitus interruptus) como método y cuando le preguntaron a Muhammad si podían seguir prácticándolo, el Profeta no encontró inconveniente en ello, sólo puso, como condición para su licitud, que la esposa estuviera de acuerdo. Otra tradición dice que “la peor calamidad es tener muchos hijos y poco sustento”, este lema se menciona mucho en las campañas de planificación familiar en los países musulmanes. La medicina árabe medieval menciona un buen muestrario de métodos anticonceptivos y los recomendaba para el control de la natalidad.

En el Islam hay sobrados argumentos para considerar lícito el control de la natalidad, pero aun así, la aceptación o no por parte de los ulemas (oficiales) no está en función de la letra y el espíritu del hadiz o de la realidad social, sino más frecuentemente en lo que ordenen los gobernantes. Conocida es la anécdota de un famoso predicador egipcio contemporáneo, que fue llamado recientemente a un programa de televisión, en el que se debatía sobre el control de la natalidad y antes de empezar el debate preguntó: “¿Debo hablar a favor o en contra?”. El gran “ulema” no era más que la voz de su amo y su ciencia religiosa estaba totalmente al servicio de lo que le ordenaran defender las altas instancias del poder terrenal.

Sin embargo, en el floreciente Al-Andalus del S.XIV (E.C) -que gozaba de eminentes médicos y sabios-, este tema se trataba sin reparos y las mujeres sabían utilizar remedios y hierbas para evitar el embarazo, así como para muchos otros usos. Tenemos en la Urÿuza fi Tibb de Ibn Al-Jatîb un poema sobre medicina, que relata cantidad de recetas populares. Entre ellas, encontramos:

“La hinchazón y el aborto pueden sobrevenir
causando ambos enfermedad:
Extrae del útero el excedente no maduro
con hierra picra por ser lo más efectivo conocido;
Óleo de bálsamo frito también
como tópico duro y con ruda unta;
Baños de asiento sobre aguas
de los medicamentos que curan ¡Permítalo Dios!
Ruda, granos de cuscuta,
comino, y el tratamiento sigue.
Píldoras fétidas en el aborto prescribe
cada diez horas
Y mile y rosas o píldoras de alóe,
porque resultan beneficiosas (…)

Si retención de placenta acontece
o de feto por el tamaño
o porque está muerto,
no te preocupes,
insufla saponaria
y la práctica del ejercicio destaca:
Caminar o saltar prescribe lo que quieras
y del cordial6 haz uso (…)

La concepción se impide sin disputa
con jugo de menta antes del coito
y menta como sea que su aplicación sea
y pimienta para el coito mejorar.

Para abortar sin consideración:
mirra, asafétida y ruda,
altramuces en coción con mirra
y ruda abortivos fuertes son7.


El tema del aborto tiene ciertamente unas limitaciones, aunque se considera justificado en muchas situaciones: la salud de la madre es principal y en eso no se hacen concesiones. Sin embargo, el propio aborto tiene consecuencias en la salud -física-psicologica- de la mujer, y a veces muy graves. Por este motivo es recomendable la contracepción para no tener que plantear la necesidad del aborto que, evidentemente, cuanto más avanzado esté el embarazo más perjudica la salud materna y más conflicto moral provoca respecto a la criatura. A pesar de todo, hay otras razones para pensar en el aborto, como por ejemplo la pobreza extrema, las malformaciones en el feto y la violación8 que también puede hacer tomar esta decisión, aunque a veces se continue el embarazo incluso en condiciones tan duras. Sobre la pobreza, el Corán recomienda no tener miedo:

“No matéis a vuestros hijos por temor a la pobreza. Nosotros los proveemos a ellos y a vosotros. Matarlos es un grave error” 9

Pero también se acepta una mentalidad menos atrevida en este sentido. La escuela islámica que va más lejos en el tema del aborto es la hanifí. En el Islam se considera que el embrión no es un ser humano hasta que no le llega el hálito que le da su nafs. La cuestión es cuándo exactamente le llega “este soplo”, y en esto es donde surge la más amplia discusión. Esta escuela dice que se puede autorizar la interrupción del embarazo hasta el cuarto mes (a los 120 días después de la concepción).

“A partir de un extracto de un líquido insignificante, después le dio el equilibrio y le dio su rûh” 10

“Creó al ser humano de un coágulo” 11

El Profeta dijo12:

“Ciertamente, cada uno de vosotros, cuando ha sido creado en el vientre de su madre era primero una gota13, después durante un tiempo sangre coagulada14, después un trozo de carne15, y después se insufla el alma”.

El proceso es claro dentro del contexto coránico sobre la creación humana:

“Lo hemos puesto en forma de gota de esperma en un lugar seguro. Luego convertimos el esperma en un coágulo. Después convertimos el coágulo en un trozo informe. Luego formamos los huesos de esa masa embrionaria. Más adelante recubrimos los huesos con carne y por último lo transformamos en otra creación”16.

Según la sutileza de esta percepción, la persona formada completamente es ya “otra creación”; pero no tenemos realmente en este dato ningún elemento para determinar la edad exacta del feto. Aún así, actualmente la ciencia puede responder sobre las etapas embrionarias sin contradecir en absoluto las fases que describe explícitamente el Corán.

El feto es producto de la concepción de una hembra vivípeda antes de nacer. La tradición judía, así como la islámica, definen la persona viva como tal cuando respira. Hay un concepto importante en árabe que hay que estudiar para hablar de esta cuestión: nafs es el yo, el ego, el alma, el sí mismo. Nafs se traduce a menudo como “alma” pero si le damos este sentido salimos de las lenguas semíticas.

Dentro de su propio universo, si la nafs es “respiración” quiere decir que es “vida”. Dice el Libro: “No dejes a tu nafs irse con el suspiro”17. La relación “muerte-expulsión del aire” queda patente en la antigua expresión “ha estortunado” (‘atasa ar-raÿul) cuando quiere decir “ha muerto”. Hay otro término muy importante que es el rûh (viento, aliento, respiración). Se interpreta a menudo que el rûh es de Al-lâh y que entonces “habita” dentro de ti. Pero si tú eres gracias al rûh eso no significa que sea parte de ti; te mueve y desarrolla, pero desde el Islam no puedes decir “mi rûh”, y sin embargo sí puedes decir “mi nafs”. Precisamente porque el Corán dice que el rûh pertenece al ámbito de Al-lâh. Nos referimos a toda esta escatología porque la clave del significado e interpretación, desde el punto de vista del que se denomina creyente depende de cuándo se supone que se introduce este hálito divino (rûh) en el feto.

“Se puede considerar el acto de respirar la primera vez del recién nacido como el período permitido de interrupción voluntaria del embarazo, es decir, hasta el nacimiento de la criatura (con la primera bocanada de aire). La otra opción es concentrarse en la capacidad de respiración y su desarrollo. Pero entonces, ¿puede una opinión médica determinar a partir de qué edad el sistema respiratorio del niño –intrauterino- es funcional? Es interesante notar que, de hecho, la posibilidad de salir adelante de un recién nacido prematuro depende sobre todo de su capacidad de respirar”18 .

Hay diversos factores y criterios para evaluar esta cuestión. El Islam defiende la vida del ser humano y esto tiene un peso contundente en todo tipo de argumentación:

“Quien mate a un ser humano –no siendo por compensar un asesinato o porque ha sembrado la corrupción en la tierra- sería como si hubiera matado a toda la humanidad, y quien salvara una vida sería como si hubiera salvado las vidas de toda la humanidad”19.

A pesar de esta predisposición por la vida, por su defensa y conservación, el Islam permite decidir en esta cuestión según las condiciones y circunstancias de los padres, pero sobre todo de la madre, pues su salud y bienestar es prioritaria. El juicio sobre el aborto siempre se sitúa en una posición incómoda entre la moralidad o los principios éticos, la conveniencia personal y el contexto histórico y cultural de cada momento en cada lugar.

Notas
1. Corán, 2:231
2. Corán, 81:8-9.
3. Al-Hakim, Al-Dhabi.
4. Sunnan Abu Daud.
5. Las personas que se dedican al derecho y a la Jurisprudencia. El sentido de fiqh en el Corán es “conocimiento profundo”, pero con el tiempo cambió su significado por “conocimiento normativo del Islam”.
6. El “cordial” se refiere al sexo (la vagina).
7. Vázquez de Benito, Concepción, Ciencias de la Naturaleza de Al-Andalus V. Capítulo “Sobre las vulvas: cómo humectar y calentar, cómo hacer placentero el coito, cómo secar, cómo perfumar, cómo agrandar el pene, cómo procurar la concepción, cómo impedirla y cómo abortar. Urÿuza fi Tibb del médico granadino, Muhammad b. AbdAl-lâh b. Al-Jatib. Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
8. En caso de violación tiene que ser la mujer quien decida si quiere continuar con el embarazo o no.
9. Corán, 17:31.
10. Corán, 32:10.
11. Corán, 96:3.
12. Hadiz transmitido por Abû Abderrahman AbdAl-lâh ibn Mas’ud.
13. nufla: partícula germinal.
14. ‘alaq: fase en la que el embrión se agarra a la matriz.
15. mugda: forma de “mordisco” sin forma humana en fase de desarrollo de órganos y miembros.
16. Corán, 23:13-14.
17. Corán, 35:8.
18. Dr. Abdallâh con la colaboración del Dr. Kuhn del Servicio de Neonatos del Hospital de Hautepierre en Strasbourg (www.oumma.com).
19. Corán, 5:32.

Capítulo 9 del libro "Islam y derechos humanos"
Autora: Yaratullah Monturiol
Numero de páginas: 402
Edición: Junta Islámica, 2009. Centro de Documentación y Publicaciones.
ISBN: 978-84-935469-6-0


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¿Cómo eran mis festividades, Navidad y fin de año antes de ser musulmana?

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Asalamo aleikum hermanos y amigos, antes de ser musulmana el 24 - 25 de diciembre y el 31 de diciembre -01 de enero, eran fechas: ¡tan especiales!.
¡Cuando era niña me cuestionaba tantas cosas! Jamás pude tragarme el cuento de que papá Noel nos traía lo que quisiéramos si nos portábamos bien.

Siempre fui la hija de mejor conducta en mi familia y la nochebuena tan esperada, me deparaba algún presente, pero nunca los juguetes que tanto anhelaba, ni por los que había tenido buen comportamiento durante todo el año; motivo por el cual creaba cierto recelo entre mis hermanos ya que mi madre siempre me ponía como ejemplo de buena conducta, yo era algo así como la “santulona” de la familia, nadie esperaba de mí un mal gesto o cualquier tipo de travesura, por el contrario, ante cualquier fechoría podía ser señalado como culpable cualquiera, excepto yo. Gastaba horas enteras observando en los grandes ventanales de las jugueterías de mi país, imaginando cómo sería tener tal o cual juguete.

Mi amado padre solía entonces, llevarnos a “ver ventanas”, nos poníamos nuestras mejores ropas, que siempre fueron muy modestas y salir a ver lo que nunca podríamos tener no era motivo de tristeza, al contrario, brincábamos y gritábamos de algarabía viendo y deseando tal o cual cosa, pero de una u otra forma jamás se la pedíamos a mi padre, instintivamente sabíamos que él aunque nos amaba muchísimo no tenía el dinero para comprarlas, entonces, el paseo por sí mismo ya era como un regalo. La salida terminaba si teníamos un poco de suerte, con un helado para cada uno y regresábamos a casa emocionados.

La noche de navidad los presentes que recibíamos era sencillos, pero de una u otra forma yo sabía que eran obsequios hechos con mucho sacrificio por “alguien” ya que, si bien es cierto no resultaban ser los de las propagandas comerciales que estaban de moda, al menos, nos llegaba algo porque, ¡habían tantos vecinos más pobres que nosotros que jamás tenían nada! Por lo cual me sentía afortunada y esperábamos impacientes a que los demás amigos comenzaran a despertar para ir a comparar y compartir con los que habían sido más afortunados. Eso sí, jamás sentí rencor o envidia porque alguien tuviera lo que yo no había recibido. En mi pequeño cerebro, inconscientemente sabía que alguna explicación lógica debía existir, solo que yo de momento no la podía comprender.

Me resultaba muy extraño el que un hombre obeso de ropa tan asfixiante y color rojo entrara por las chimeneas de cada casa para dejarle a cada uno en su calcetín al lado del calor del hogar su anhelo más querido…

En nuestro país durante la época de navidad es cuando el calor es más sofocante, NADIE tiene chimeneas ya que sería una locura porque nuestro clima es tropical. Y, ¿vestirse con ropa de “peluche”?, ¿quién en su sano juicio lo haría? Jamás hemos visto la nieve, excepto en fotografías o por televisión, entonces, ¿porqué todos en todos los programas de navidad estaba nevando y Santa Claus estaba en el Polo Norte?, ¿qué había de América Central? ¿Por qué jamás ninguna película o cuento de navidad trataba de nuestra realidad? ¿Por qué aunque todo era tan lejano, a la fuerza nos querían inculcar que la navidad era también “nuestra”?

Debe de ser ese el motivo por el cual en Costa Rica, no suele decírsele a los niños que es el hombre de traje rojo (invento de la Coca Cola para que usara los colores de su marca)el que trae los regalos, se les dice que es “el niño Dios o niñito Jesús”.

Idea que tampoco me cuadraba, puesto que si en la Biblia y todas las películas nos demostraban que era un niño tan pobre que había nacido en un pesebre, ¿cómo hacía para regalar a todas las personas del planeta cosas materiales? Claro, ese niño era especial, también era “Dios”, entonces, desde ese punto de vista, podía hacer lo que quisiera sin que nadie le cuestionara nada.

Hasta que una noche, sin poder dormir por la excitación que me producía el esperar mi añorada “barbie”, pude observar a mi amado padre colocando debajo de la almohada de mi hermana una muñequita de imitación, las “barbies de las pobres” les decíamos, ya que estas eran o muy tiesas o demasiado suaves, sin el característico movimiento que tenían en las rodillas y cintura las de verdad. Mi padre, me hizo una señal de silencio con el dedo en su boca, estaba sonriendo con un poco de vergüenza al encontrarse sorprendido por mí, entonces lo comprendí todo…y le amé aún más porque ya desde ese entonces tenía noción de lo difícil que era para él con su humilde oficio de sastre, mantener a seis bocas hambrientas e hiperactivas todo el santo día.

No obstante, cualquier cosa que me llegara la atesoraba y la compartía con todos mis hermanos y amiguitos y jamás pedimos nada entonces, nos conformábamos con cualquier cosa que nos obsequiaran.

Cuando me hice adulta y tuve a mis propios hijos, siempre fui enfática con ellos, les advertí desde que tuvieron uso de razón en que el famoso Papá Noel, San Nicolás, Colacho, Santa Claus o como sea que le digan en cualquier lugar del mundo, no existía y también debían conformarse con mis humildes obsequios. Pero los alentaba a que escribieran una carta y le pidieran a Dios qué era lo que querían para navidad, les compraba un globo con helio y lo soltábamos al cielo, para que sus deseos llegaran más pronto de esa forma.

Algunas veces hice grandes sacrificios por darles lo que tanto soñaban o alguna de mis hermanas que era más adinerada me ayuda a conseguirles al menos una de las cosas que le pedían al “niñito Dios”.

A mis hijos tuve que mentirles cientos de veces, cada vez que me pedían tal o cual cosa inalcanzable para mí, les decía: Si mi amor, después se las compro y con la inocencia característica de los niños entonces, se hacían ilusiones y esperaban a que alguna vez llegara ese ansiado día.

Me torturaba todo esto de tal manera que comencé a deprimirme. Tuve la certeza que con lo que yo obtenía de salario jamás iba a poder darles nada de lo que me pidieran ni a ellos, ni a mi madre, ni a mis amados hermanos, sobrinos o amigos.

Muchas veces llegué a comprar más de lo que podía pagar o llegué incluso a preferir comprar un obsequio que suplir una necesidad básica.

De esta forma aunque en nuestra casita el único piso que teníamos era de tierra, no contábamos con servicio sanitario normal, o un baño; llegué alguna vez a conseguirle a alguno de mis hijos un carro “Tonka”, el autolavado de autos “Hot wheels” o un “Max Steel”.

Claro, después comenzábamos el año con lo que en Costa Rica se le conoce como la “famosa cuesta de enero”, término popular que entendemos todos los ticos, el cual no es otra cosa que la desesperación por pagar las deudas que nos dejaron las fiestas navideñas.

Muchas veces inclusive, no tenía dinero para suplir a mis hijos de los útiles escolares porque las clases comienzan en febrero y apenas me estaba reponiendo de saldar cuentas y ya era otra tortura entonces, el que mis retoños no tuvieran un uniforme decente ni lo básico para sus estudios.

Venía después la cuaresma y “Semana Santa”, en la que había que atiborrarse de sardinas, encurtidos, miel de chiverre y bacalao para “no pecar” comiendo carne durante esos sagrados días.

¡Qué extraño pensaba esta vez!, ¿porqué no podíamos comer carne en esos días, si habíamos tantos que solo la probábamos cuando nos mordíamos la lengua?

Pero no, la Santa Madre Iglesia, nos mandaba este otro sacrificio y cambio de costumbre para nuestra purificación.

Llegaba el día del padre y ahí mi desconsuelo se convertía en otra tortura.

¿Cómo era posible que no le pudiera obsequiar nada al ser que más he amado en este mundo?

Entonces, volvía a hacer esfuerzos sobrehumanos y alguna vez pude regalarle un reloj Orient que conservó hasta el final de sus días.

Llegaba mi cumpleaños y como cae precisamente durante las vacaciones de mediados de año, jamás ningún compañero de clase se enteró, ni me cantaron el “cumpleaños feliz” como a la mayoría.

Algunos años, ya más espabilada, cambié mi fecha y les comencé a decir a mis amigos que mi natalicio era el día justo en que regresábamos de vacaciones, al menos, uno o dos “japi berdei tu yu” me cantaron.

Y venía entonces el día de la madre…¡Ay Dios mío!, todos los empresarios felices haciendo su agosto y yo torturada otra vez por no poder representar con un obsequio el amor que le tengo a mi madre.

Ella jamás estuvo conforme con ninguna cosa que le obsequiara y a pesar de que yo casi no tenía dinero aunque trabajaba en siete casas diferentes por semana (iba a una por día, los sábados a dos) realizando labores domésticas. Siempre me decía lo mismo: Mira a las vecinas, esas sí tienen hijos de verdad, les obsequiaron una refrigeradora o una lavadora, ustedes solo me obsequian baratijas, ninguno de ustedes sirve para nada, me salieron “gueros”.

Durante muchos años insistí, me desvivía por ahorrar lo poco que tenía y lo que no, para darle algo decente, pero jamás bastó. Las navidades se convirtieron en una nueva tortura, porque como no le llegaba el regalo que esperaba se enojaba largas temporadas con nosotros y teníamos que huir como perros con el rabo entre las patas, regañados y sintiéndonos de verdad miserables por no poder complacerla.

Entonces, después de varios años, desistí de darle algún obsequio, preferí que me maldijera por ser tan “mala hija” a desperdiciar lo que tanto trabajo me costaba en alguien que jamás estaba conforme con nada.

Hace pocos años se instauró en nuestras tierras el “Jalowín” y resulta que para no ser ridículo ni pasado de moda hay que hacer otro gasto extra para que todos tengan disfraces con los personajes que están en auge, comprar dulces y decorar con calabazas, calaveras y telarañas...

Todavía por ese tiempo, los maquillé alguna vez y participamos en algún concurso, que por cierto, mi hijo mediano ganó, no por su disfraz sino porque debía contar un chiste, en media narración tuvo que aclararse la garganta tres veces y a la gente le hizo tanta gracia ¡que votaron por él y regresamos a casa felices con una canasta de frutas!

Ahora también se les está inculcando el “día de acción de gracias” y los “huevos de pascua”, que la mayoría de las personas no tiene idea de sus orígenes o motivos, pero bueno, lo importante es no ser anticuado y repetir como monos lo que las grandes potencias nos inculcan como sus más grandes valores.

Siempre quise participar de estas festividades, ser parte del “sistema y la modernidad” y sin embargo, lo único que logré al fin fue sentirme absolutamente miserable.

Alhamdulillah, ahora que soy musulmana, juro por Allah que hoy que es 24 de diciembre y estoy escribiendo estas líneas, no me había dado cuenta de que estábamos en la famosa festividad a no ser porque invité a mi hermana a visitarnos a casa y me dijo que no podía porque es navidad y tenía que compartir con su familia. Entonces recordé todo...

¡Qué lejos quedaron las presiones por aparentar y gastar más de lo que tengo y por quedarles bien a todos excepto a mí misma!

Ahora, alabado sea Allah, continúo siendo pobre, alguna vez no tuve en dónde vivir ni qué comer, pero ¡estoy tan feliz!, ¡se acabaron por fin las mentiras, los gastos superfluos, las apariencias!El: ¿qué dirán?

El hecho de saber que nuestra única festividad como musulmanes es durante el ayuno del sagrado mes de Ramadhán, en el que nos abstenemos de comer, beber y tener relaciones sexuales durante un mes desde el alba hasta el ocaso, para recordar a los que menos tienen y sensibilizarnos con ellos, para terminar con el zakat al fitr, repartiendo de lo que tenemos si es que tuvimos ganancias entre los más pobres. Me hace recordar que la humildad y poca ostentación son regalos invaluables y que debieran estar omnipresentes en todo momento y lugar.

Al fin me siento realizada y realmente privilegiada por haber sido guiada por Allah hacia este camino que es el Islam.

Es hasta ahora que puedo entender porqué antes me sentía tan vacía e incompleta.

El Islam me sació todo sentido y con creces los apetitos, necesidades e intereses creados por los comercios terrenales al hacerme creer que todas esas festividades y costumbres me eran indispensables para ser feliz.
Allah, mi familia, mi fe, la ummah, no tiene precio…

Rashida Jenny Torres
Musulmana Costarricense

miércoles, 23 de diciembre de 2009

El Islam no permite el maltrato o abuso hacia la mujer.

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As-alaamu a´laikum estimados lectores de LA PRENSA LIBRE, una vez más, los musulmanes nos encontramos agredidos y despreciados por alguien a quien le publican sus conceptos basados en la ignorancia, el prejuicio y el fanatismo sin considerar el daño que se realiza con esto a la verdad, la justicia y los derechos humanos.

Me refiero al artículo de opinión que publicó en este periódico la señora Yadira Calvo el 16 de abril del año en curso y que tituló “Con la vara al hombro”:

http://www.prensalibre.co.cr/2009/abril/16/opinion07.php

Con la vara en el hombro

Yadira Calvo

En el año 610, cuando Mahoma tenía 40 años de edad, se le apareció el arcángel Gabriel (o al menos eso se dice) para trasmitirle “la palabra de Dios”. Él la repitió a sus seguidores, quienes la conservaron de memoria hasta después de su muerte, cuando la recopilaron por escrito en el Corán. El texto definitivo se fijó entre el 640 y el 650. Luego, a partir del siglo IX, otros correligionarios, con más memoria todavía, anotaron las palabras y hechos del fundador, estableciendo así la tradición. Ambos textos constituyen las fuentes del Islam, que ocupa el segundo lugar en número de fieles después del cristianismo.

Alá, el dios de Mahoma, era muy benévolo con él, y en general con todo ser humano portador de barba y turbante. Por ejemplo, cuando ya el Profeta contaba con un harén de nueve esposas y numerosas concubinas, le otorgó un “permiso especial” para tener todas las mujeres que deseara, incluidas las “procedentes del botín de guerra”, las hijas de sus tías y tíos por ambas líneas, y cualquier otra que “libremente” se le ofreciera. Este permiso era sólo para él. A los demás seguidores sólo les autorizó cuatro esposas. Eso sí, con derechos “soberanos” sobre ellas.

Alá, tan generoso, les advirtió a los hombres: “¡Vuestras mujeres son campo labrado para vosotros! ¡Venid, pues, a vuestro campo como queráis!”. Los intérpretes dicen que el adverbio “como”, del versículo, es la traducción imperfecta de la partícula “annâ” que puede traducirse por: “como, donde y cuando”. Por eso la tradición establece que la mujer debe acudir “corriendo” cuando el hombre la llama para satisfacer su deseo, “aunque esté con las manos en la artesa”, o sea en la cocina. En 2005, el jeque Muhammad Al-Munajid explicó la validez de este mensaje en la televisión de Arabia Saudita, indicando que “Dios sabe las necesidades del hombre”. Evidentemente, lo que Dios no sabe son las necesidades de la mujer.

Al menos dos de las esposas de Mahoma eran niñas: una de ellas tenía doce años y otra ocho. Como las acciones del Profeta “a partir de la Revelación, estaban preservadas por Alá de todo error”, su vida es fuente de virtud y ejemplo para todos los varones musulmanes. Por lo tanto, algunos de ellos interpretan que casarse con chiquitas cuenta con el aval divino. No hace muchos meses, un líder religioso marroquí incluso declaró en público que “las niñas de nueve años son a menudo más eficientes en la cama que las jóvenes de veinte”.

Ahora bien, Alá es justo, y por lo tanto, aunque es el padre quien arregla el matrimonio, las “novias” deben dar su consentimiento”. El consentimiento, explicó un maestro espiritual, se da “callando”. Otros dicen que se expresa mediante “el silencio, el rubor o las lágrimas”. Una vez que alguna “consintió”, puede estar segura de que se entregó a un amo, porque, como dice el imán Al-Fakhr Al-Razi, la superioridad del hombre sobre las mujeres “es un hecho reconocido”. Lo que le da reconocimiento es un texto del Corán según el cual, “los hombres están un grado por encima de ellas”. Ese grado de “autoridad” se basa en “la preferencia que Alá les dio” a los unos sobre las otras. Por lo tanto, “los hombres se comportan con las mujeres del mismo modo que el soberano con sus súbditos: ¡con autoridad! mandando y prohibiendo”. Esta “autoridad soberana” constituye un “atributo intrínseco a su naturaleza” y una “gracia divina”. Por eso, El Profeta advirtió: “Cuelga el látigo allí donde tu mujer pueda verlo”; y “¡amonestad a aquéllas de quienes temáis que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles!”.

Recientemente, un clérigo musulmán ha calificado este verso de “maravilloso”. En 2004, en la televisión de Qatar, otro explicó que el “derecho” al látigo se lo dio Alá a los hombres porque ellos “tienen mejor juicio”, y las mujeres nacieron “de una costilla torcida”. Con razón, según cita una de las víctimas de esta ideología, para el Islam, “el paraíso de una mujer está bajo los pies de su marido”.

En el presente podemos ver videos en los que un religioso islámico explica cuáles son los tipos de mujeres que “obligan” al hombre a traer “una vara al hombro”: la que fue educada a golpes, “la que se hace digna con su esposo y lo ignora”, y “la mujer mala” que no le “obedece” a menos que él “la oprima, la golpee o use la fuerza en contra de ella y la controle con su voz”. Gritos y varazos. Por si alguien frunciera el ceño, uno de los jeques aclara que los golpes no son “ataque” sino “terapia” y “disciplina”. ¡Qué alivio!
Los eruditos islámicos se han tomado buen tiempo para precisar la forma de las “terapias” a las súbditas de un marido. En la Edad Media, Ibn Maja, indicó que no se les ha de pegar en la cara ni desfigurarlas; algunos adoctrinan sobre el tipo de golpes según la contextura de la mujer: “con un bastón, con el puño o con la mano bien abierta, de modo que el hombre no se haga daño a sí mismo”. Y aun para otros, de plena actualidad, no hay que dejar cicatrices, hematomas, marcas ni huesos rotos; ni producir hemorragia o muerte. Las musulmanas pueden estar felices y agradecidas de que Alá sea “indulgente y misericordioso”. ¿Qué tal si no lo fuera?


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Me decepcionó porque, aunque jamás había escuchado hablar de ella ni su nombre en ningún lado, me puse a buscarla en la red y aunque tenemos gustos muy diferentes, encontré que es una escritora costarricense feminista “felizmente casada”, que tiene por libro favorito el importantísimo “Cumbres borrascosas” de Emily Brontë -el mío es el Sagrado Corán-; pero hemos sido partidarias de lucha contra el TLC.

Lo cual me lleva a pensar que es una señora equivocada -como tantos- con respecto al Islam, se ha dejado llevar por los artículos negativos que lee sobre el mismo y como cualquier otra persona ignorante y llena de prejuicios hacia nuestra realidad, se escandaliza, menosprecia y teme lo que no conoce. No la culpo, yo era igual o peor que ella, hasta que investigué por mí misma, libre de prejuicios, qué es el Islam y en qué creen los musulmanes.

Lo primero que debemos decir es que el Corán le ordena al hombre tratar a la mujer con respeto, justicia, consideración. En la aleia 4:19 dice claramente:
“...Comportaos con ellas como es debido. Y si os resultan antipáticas, puede que Dios haya puesto un abundante bien en aquello que os desagrada”. (4:19)
Vemos que el Corán remarca que el hombre debe tratar correctamente a las mujeres y tenerles paciencia, aún si el carácter de ambos no compatibiliza. No se menciona que se les puedan pegar, gritar o maltratar de ninguna manera. Deben tratarlas como nos ha enseñado nuestro Profeta Muhammad (BPD): con amor, respeto y consideración. El Profeta (BPD) nunca golpeó a una mujer ni le levantó la voz siquiera. Y si el musulmán sigue el ejemplo del Profeta (BPD) tal como ordena el Corán, nunca puede ni debe maltratar a su esposa, golpearle, ni siquiera gritarle.

Veamos ahora lo que dice la famosa aleia 4:34 de la cual se habla mucho sin conocerse a fondo:
“Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres en virtud de la preferencia que Dios ha dado (desde el punto de vista del sistema social) a unos sobre otros y por los bienes que gastan (en la manutención de ellas)…”
Quizás alguno alegue que es un pensamiento retrógrado y misógino, pero se trata de un asunto generalizado mundialmente. Y al respecto hay mucho que se puede analizar y debatir. Pero no se puede cuestionar que, históricamente, en todo el mundo se da esta situación, más allá de que existan innegables casos puntuales que no sean así.

El segundo asunto por el cual el Islam le otorga al marido la autoridad sobre el matrimonio es porque el marido debe mantener el hogar. El hombre tiene sobre el matrimonio una obligación puntual e ineludible: debe mantener el
hogar. Luego, cuando cumple esto, surge para él un derecho como compensación por la carga de la obligación anterior y ese derecho es la autoridad que se le concede. Autoridad que tiene límites, por supuesto.

Por su parte, la mujer goza de un beneficio: está exenta de la obligación de trabajar y mantener el hogar. Todos los gastos de la casa y sus gastos personales deben ser cubiertos por el marido. Tal beneficio implica que ella tenga hacia el marido una obligación de respetarlo en sus decisiones. Además de esto, la mujer tiene dos responsabilidades puntuales en el matrimonio: aceptar al marido cuando quiera tener relaciones sexuales y cuidar de los hijos. No tiene otra obligación.

No tiene responsabilidad sobre los quehaceres domésticos, por ejemplo. No tiene la obligación de cocinar ni lavar nada en la casa. Incluso puede pedirle al marido un sueldo por realizar las tareas domésticas. Esto se ha ejemplificado en algunas narraciones diciendo que si el marido solicita a la esposa, ella debe acudir aunque se encuentre cocinando. ¿Por qué? Porque no es obligación de la mujer cocinar, pero sí es aceptar al marido y ella no puede negarse a esto, aunque sí puede negarse a realizar tareas domésticas.

¿Es el hombre musulmán libre de golpear a una mujer cuanto desee? No, aunque sí existen indicaciones muy precisas y el hombre no es libre para golpear a la mujer en absoluto.

Los mayores sabios de Islam claramente precisaron que este golpe mencionado en la aleya 4:34 es el equivalente a un golpe con un cepillo de dientes (un “siuak”: los palillos usados en el mundo árabe para la higiene dental) y el hombre bajo ningún concepto debe dañar la piel de la mujer ni dejar marcas, heridas, hemorragias o hematomas, pues en tal caso está obligado a indemnizarla.

De ninguna manera el Corán permite el maltrato o el abuso hacia la mujer.


Como podemos ver claramente en lo expuesto, el Islam no legaliza en absoluto el maltrato a la mujer.

Quien pretenda argumentar otra cosa, está distorsionando los hechos. En consecuencia, los musulmanes que golpean a sus mujeres no siguen ningún mandato ni autorización del Corán ni del Profeta (BPD) ni de los grandes sabios del Islam.

La problemática de la mujer en el mundo es un asunto complejo y muy serio que las sociedades todas deben abocarse a tratar. Esto puede hacerse en el marco de la integración, el entendimiento intercultural e interreligioso, el mutuo respeto, el diálogo, etc. Nada de esto es posible cuando se realiza un análisis simplista y denigrador como ha hecho esta señora Yadira Calvo, insultando la figura de nuestro Profeta (BPD) y la misma concepción de Dios de los musulmanes. Ella debería plantearse si el Islam es tan malo y negativo, tan perverso y opresivo, ¿por qué es la religión con más cantidad de seguidores en todo el mundo y la de mayor índice de crecimiento? ¿Cómo es que cada año miles de personas en el mundo occidental se convierten al Islam, abrazan esta religión para regir sus vidas con ella? ¿Y cómo es que la mayor parte de quienes se convierten al Islam son precisamente mujeres?
Los musulmanes decimos: aquí estamos. Si quieren hablar con nosotros, con gusto lo haremos. Si quieren conocernos, estamos muy cerca de ustedes. Cuando tomen contacto directo con nosotros, verán que no somos de temer sino todo lo contrario. Si pretenden cambiarnos, su esfuerzo será en vano. El Islam ha sobrevivido 14 siglos creciendo y no desaparecerá nunca. Pues es la verdad revelada por Dios Altísimo. Y la verdad no se extingue ni desaparece.

Continúe con sus luchas señora Yadira, pero diríjalas en la dirección correcta, nunca está de más y duerma tranquila, nosotras las musulmanas sabemos defendernos y sabemos perfectamente quién es nuestro amigo y quién nuestro enemigo.

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